COLUMNA DE:
Angel Manero

Angel Manero

Ministro de Desarrollo Agrario y Riego. Ingeniero Agroindustrial con Maestría en Administración de Agronegocios. Consultor senior en Desarrollo Productivo y Negocios Agrarios.
05 julio 2022 | 09:40 am Por: Angel Manero

MALCRIANDO AL AGRO

MALCRIANDO AL AGRO

Los grandes números del sector agrícola peruano se dan en tres millones de hectáreas; las cuales, tienen el agua medianamente segura; de ellas, unas 250 mil hectáreas tienen cultivos de agroexportación (costa) otras 400 mil hectáreas se dedican al café y cacao, otras 100 mil al azúcar, otras 100 mil a la palma aceitera; y las poco más de dos millones de hectáreas restantes son las que abastecen al mercado nacional de alimentos; donde, cerca de un millón de hectáreas se dedican a papa, arroz y maíz.

Si imagináramos que todas las tierras agrícolas del Perú tuvieran un solo dueño; muy probablemente, dedicaría todas las tierras que pueda a agroexportación (que va llegando a su techo) y la superficie que deba dedicar a abastecer al mercado nacional sería disminuida para maximizar ganancias. Muy probablemente, si las cosechas disminuyeran en un 10% los precios para el productor subirían cerca del 20%.

Si analizara solo el abastecimiento al mercado nacional no necesitaría ampliar frontera agrícola; disminuiría oferta, espero a que mis precios mejoren; y de manera regulada, utilizaría las mejores tierras incrementando productividad cuidándome de aumentar la oferta solo en la medida que aumente la demanda, ya sea por población, ingreso, promoción del consumo etc. La demanda nacional por productos del campo solo aumenta entre 1 y 2% cada año.

En el caso específico de los fertilizantes, si un campo de baja o media tecnología, regado por gravedad se deja de fertilizar; probablemente obtendrá el 50% de la cosecha que obtendría si utilizara los fertilizantes sintéticos; y si decidiera fertilizar con la mitad de la dosis que suelen usar, obtendría entre el 70 y 80% de la cosecha habitual. Los fertilizantes son un elemento importante de la productividad, al igual que la tecnología de riego, la calidad de la semilla, la sanidad, el tipo de suelo etc.

Debemos tener en cuenta que ya pasamos lo peor de la crisis del alza de fertilizantes que fue en noviembre y diciembre del año pasado y abril de este año cuando la tonelada de urea se cotizaba en cerca de mil dólares americanos; actualmente, se ubica cercana a 600 USD/TM. En paralelo, los precios futuros de los commodities para entregas en setiembre tienden a normalizarse, el trigo se cotiza en 310 USD/TM (el precio normal es 250 USD) y el maíz se entrega en setiembre a un precio de 243 USD/TM (el precio normal es 200 USD)

Si asumimos que el 40% de los campos que abastecen al mercado nacional disminuyen su fertilización a la mitad (el otro 60% casi no utiliza fertilizantes sintéticos) la oferta global de productos al mercado nacional disminuiría aproximadamente en un 12%; pero, cada año se amplía la frontera agrícola bajo riego en más de 30 mil hectáreas; lo cual, es un incremento de superficie nacional de 1% anual; adicionalmente, este año hay agua en los reservorios y los fertilizantes serán más baratos esta segunda mitad del año que los meses anteriores; esto permite estimar que casi no habrá desabastecimiento de alimentos en el mercado nacional. De hecho, el MIDAGRI acaba de publicar las intenciones de siembra para la campaña 2022/2023 y proyecta un incremento de superficie sembrada de cultivos temporales en 4%.

También, hay que decir que el agro peruano ya no es el mismo de hace 50 años, donde la campaña grande empezaba masivamente en agosto; porque, la marcaba la siembra del algodón. Actualmente, la campaña grande se siembra de agosto a enero, y con más intensidad en los meses de lluvia (octubre a diciembre). 

Regalar fertilizantes desde el Estado, no necesariamente mejora la situación del productor; la va a mejorar en aquellos productos que suban de precio; pero, en caso exista un regalo masivo de fertilizantes en los productos que tendrían un precio normal o por debajo de lo usual; allí, la mayor cosecha originada por el fertilizante donado acabará por perjudicar más a los productores; ya que, los precios caerían en mayor magnitud que el subsidio recibido.

La propuesta del gobierno del bono alimentario sería la mejor opción para todos si hubiera forma de asegurar que ese bono compraría los productos agropecuarios que tengan precios normales o bajos; sin embargo, lo más probable es que esos bonos simplemente paguen menudas y recurrentes deudas.

Los caballos jalan la carreta y no empujan desde atrás. En el mundo, las mejores intervenciones en el agro son desde la demanda.