(Agraria.pe) Una nueva preocupación blande sobre las mesas de las familias peruanas, luego de que el gobierno del presidente boliviano Luis Arce decretara suspender temporalmente las exportaciones de aceite refinado debido al alza del precio en el mercado interno de Bolivia. Esta decisión ha sido orillada debido a la escasez del producto en el territorio altiplánico, la cual ha originado, a su vez, que los precios se incrementen en un 60%.
¿Por qué este amago de proteccionismo estatal debería preocupar a los hogares peruanos? Porque casi un tercio del aceite comestible que se consume en nuestro país es importado, y de este, más de la mitad corresponde a la oferta boliviana, según cifras del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) recogidas por la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
No todo el aceite comestible vegetal tiene como origen la soya, pero sí es el principal insumo utilizado por el vecino país del sur. También se puede preparar con oliva, palma, canola o girasol, aunque su representatividad es angular.
Al cierre de 2023, Bolivia registró una producción de 632.161 toneladas de aceite crudo de soya, mientras que la variedad refinada llegó a las 183.224 toneladas, de acuerdo al Sistema Integrado de Información Productiva (SIIP) del país altiplánico. Para su industrialización, se usaron parte de las 3.604.007 toneladas de granos obtenidos en ese ejercicio.
Vale mencionar que, de ese total, solo 62.403 toneladas de aceite refinado de soya fueron dirigidas en 2023 hacia el mercado interno de Bolivia, lo que demuestra el valor que adopta el producto en el mercado internacional.
De otro lado, la producción de aceite crudo hasta octubre del 2024 llegaba a las 412.064 toneladas, mientras el aceite refinado superó las 156.335 toneladas para ese mismo periodo. Sin embargo, se observa un declinamiento en el acopio del grano boliviano pues, a falta de únicamente dos meses para terminar el año, se han anotado solo 2 millones 318.680 toneladas.
Además de ser el principal proveedor de aceite comestible del Perú, Bolivia también es el primer vendedor del grano crudo para su producción local, pero estos envíos no han sido paralizados. ¿Cómo podrían moverse los precios en nuestro país, a partir de esta decisión del gobierno de Arce que también al aceite crudo vegetal?
¿Posibles impactos sobre el precio del aceite en el Perú?
Alejandro Daly, gerente del Comité de Alimentos de la SNI, sostuvo para Infobae Perú que la reciente decisión de Bolivia de congelar sus exportaciones de aceite de soya refinado no debería impactar significativamente el mercado peruano.
Según Daly, el mercado peruano es abierto y permite la importación de aceite pagando un 0% de aranceles, lo que facilita la entrada de productos de otros países. En 2023, explica, Bolivia representó casi el 60% de las importaciones de aceite de soya refinado hacia Perú, mientras que Brasil y Argentina contribuyeron con el 26% y el 11%, respectivamente.
A pesar de esta alta dependencia del aceite boliviano, Daly asegura que la oferta puede ser reemplazada por productores locales o importaciones de otras naciones, “gracias a la capacidad instalada y la tecnología avanzada de la industria peruana”.
“La producción nacional de aceite en Perú alcanzó las 253.000 toneladas métricas en 2023, mientras que se importaron 102.000 toneladas. Casi un tercio del aceite comestible del Perú es importado, y la mitad proviene de Bolivia”, refiere.
Para el especialista, sin embargo, el mercado de oleaginosas en Perú es altamente competitivo, no solo entre los productores locales sino también entre los importadores. Alicorp se destaca como el principal proveedor nacional en este sector.
De esta manera, Daly enfatiza que, gracias a la libertad de comercio y competencia en Perú, cualquier disminución en la participación de Bolivia en el mercado puede ser compensada por otras fuentes.
Bolivia bloque exportaciones de aceite al Perú: existe una experiencia previa
Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de COMEX Perú, coincide en que la decisión de Bolivia de suspender sus exportaciones de aceite de soya refinado no arrojará una merma considerable sobre la provisión local de aceite comestible.
Esta medida se produce en un contexto donde, en 2023, Perú ya había enfrentado interrupciones en el suministro de torta de soya debido a protestas y bloqueos, lo que llevó al país a buscar alternativas de importación desde Argentina.
Zacnich recordó para Infobae Perú que la experiencia previa con la torta de soya, un producto derivado de la soya utilizado principalmente para el consumo de ganado, sirvió como lección para el mercado peruano.
En aquella ocasión, la rápida respuesta de la industria permitió mitigar los efectos de la interrupción del suministro. Según el especialista, esta experiencia debería facilitar una adaptación similar en 2024, en caso de que se presenten problemas con otros productos derivados de la soya.
Para Zacnich, el contexto actual subraya la importancia de la capacidad de respuesta de la industria peruana ante cambios en el suministro global. La situación con Bolivia devela la necesidad de diversificar las fuentes de importación para asegurar la estabilidad del mercado interno.
¿Por qué Bolivia suspende sus envíos de aceite al Peru?
El aceite refinado de soya es un producto clave en las exportaciones de Bolivia. Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en 2023 se exportaron 118.177 toneladas, generando ingresos superiores a US$135 millones. Perú es el principal destino de estas exportaciones, seguido de Colombia y Chile.
El bloque a las exportaaciones, según el viceministro de Comercio y Logística Interna, Grover Lacoa, busca asegurar el abastecimiento interno y estabilizar los precios, que han experimentado un aumento significativo en los últimos meses.
Sin embargo, la decisión de la administración de Arce ha generado críticas entre los empresarios, quienes advierten que podría intensificar la inflación y profundizar la crisis económica del país.
El incremento en el precio de productos básicos, como el aceite de soya refinado, que ha subido hasta un 60% para el consumidor final, ha sido uno de los factores que han llevado al gobierno a tomar esta medida.
Según las autoridades, la causa principal de esta alza es el agio y la especulación por parte de algunos intermediarios que no cumplen con los compromisos de entrega, además del hallazgo de depósitos ilegales de acopio de aceite y otros productos.
El gobierno ha aclarado que la suspensión de exportaciones afecta únicamente al aceite refinado de soya y no a otros derivados del grano, como la harina. La intención es que, una vez que el mercado interno se estabilice y los precios vuelvan a niveles normales, las exportaciones se reanuden.
A pesar de la suspensión, el viceministro Lacoa ha señalado que el impacto en las exportaciones es mínimo, ya que el volumen exportado este año representa el 98,2% del total del año anterior.
Por otro lado, Gary Rodríguez, director del IBCE, ha expresado su preocupación por el cumplimiento de los compromisos de abastecimiento y los contratos de provisión que los exportadores tienen con sus clientes internacionales. Según Rodríguez, la medida podría afectar la imagen de Bolivia como un proveedor confiable y responsable en el mercado internacional.
Fuente: Infobae