COLUMNA DE:
Angel Manero

Angel Manero

Ministro de Desarrollo Agrario y Riego. Ingeniero Agroindustrial con Maestría en Administración de Agronegocios. Consultor senior en Desarrollo Productivo y Negocios Agrarios.
17 marzo 2016 | 11:32 pm Por: Angel Manero

EL NIÑO TERRIBLE

EL NIÑO TERRIBLE

El día de ayer el SENAMHI anunció que el “fenómeno del niño” ya se apaga.  Se cierra un capítulo de equivocaciones y desaciertos por parte del ENFEN y del Ministerio de Agricultura. Empezamos el año pasado con anuncios del MEGANIÑO o SUPERNIÑO por llegar, información sustentada -en gran parte- por noticias que provenían de otros países que monitoreaban el pacifico central.

El ENFEN fue categórico en pronosticar la tragedia, incluso con porcentajes exactos de probabilidad, por increíble que parezca cada mes las probabilidades se podían mover en el orden del 5% de si sería muy fuerte, fuerte o moderado. Todo esto con una caja de resonancia en toda la prensa que avizoraba una tragedia para el país mayor a la de los años 1983 o 1998. Mientras tanto el Ministro de Agricultura pedía ayuda a la NASA.

Este ruido sobre-dimensionado que afectó al sector financiero y empresarial continuó hasta febrero de este año, inclusive cuando en setiembre del 2015 nosotros y yo personalmente mencionaba que había que tener cuidado con la alarma porque el mango había floreado naturalmente (esto no sucede cuando hay niño) y segundo porque había anchoveta en la zona centro y centro norte del litoral, tal es así que el PRODUCE autorizó en los primeros días de noviembre 2015 la segunda temporada de pesca de anchoveta con una cuota de 1.11 millones de TM.

Cuando las condiciones en tierra hacían poner en duda la intensidad del niño, las instituciones del país insistían en su SUPERNIÑO tan solo basados en las temperaturas del mar (3 o 4 grados por encima de lo histórico). En medio de esto, Gobiernos Regionales y Ministerio de Agricultura aprovecharon el estado de emergencia para gastar miles de millones de soles en “ve tú a saber”

En primer lugar, monitorear la temperatura del mar depende mucho del método de dónde se toma las temperaturas  ¿Se toma en algunos puntos, a qué distancia de la costa? ¿Se mide el tamaño y profundidad de las masas de agua, se hacen cálculos termodinámicos (MCeT1, T2)? ¿Se toma en cuenta que nuestra costa está mucho más verde que en 1998? ¿Tenemos equipos de científicos e ingenieros experimentados trabajando en el seguimiento y predictibilidad del niño?

En segundo lugar, no se puede hablar de prevención tratando de reforzar tibiamente con maquinaria pesada el cauce de los ríos, eso no sirve de nada. Necesitamos un programa serio de encauzamiento de los ríos que comprenda -además de hacer los domos- liberar la faja marginal a cada lado desalojando a la población que vive allí (con un programa de vivienda compensatorio) y reforestar todo el cauce. Un manejo serio que debemos hacer desde ahora, sin la necesidad de declarar estados de emergencias poco transparentes.

En tercer lugar resulta risible que uno de los principales diarios a nivel nacional pretenda alarmar con la sequía en el centro del país a inicios de febrero -atribuyéndola al niño-  y tres semanas después alarme con inundaciones atribuyéndolas al mismo niño. Amigos, cuándo vamos a entender que ya el clima cambió: enero y la primera quincena de febrero siempre serán secos, al menos en la siguiente década; las lluvias llegan a fines de febrero y así será en los próximos años. Este año las lluvias son más intensas porque el mar está más caliente.

Nuestra costa es un invernadero natural y ha demostrado que puede resistir a temperaturas del mar por encima de tres o cuatro grados del promedio histórico. Para tener una idea más certera es necesario ver también los efectos en el terreno mismo y hablar con los agricultores viejos. Saquemos enseñanzas de todas las patinadas del ministro y del ENFEN para el futuro. Ah, me olvidada invocar al señor Abraham Levy a que cambie de oficio.