COLUMNA DE:
Angel Manero

Angel Manero

Ministro de Desarrollo Agrario y Riego. Ingeniero Agroindustrial con Maestría en Administración de Agronegocios. Consultor senior en Desarrollo Productivo y Negocios Agrarios.
25 febrero 2011 | 04:25 am Por: Angel Manero

Pequeño Agricultor hoy, empresa del agro mañana

Sin Imagens

El titulo del presente artículo sugiere el camino que podría seguir la
pequeña agricultura en el proceso de profesionalización de su actividad
y de cómo el agro puede convertirse en una actividad más sólida,
rentable y sustentable. El agro como toda actividad se desarrollará
mejor cuando mayor sea la educación y capacitación de los agricultores,
pero alternativamente a este proceso de mediano y largo plazo; es
posible implementar mecanismos para impulsar a los agricultores a que
puedan avanzar de una forma más rápida y segura.

El agro, que duda cabe, es una actividad de mayor riesgo que otras
actividades económicas. Empresas profesionales dedicadas al agro
aprenden a administrar el riesgo primero asegurando sus fuentes de agua
(si no hay agua segura es mejor no arriesgar) lo segundo es no sembrar
en zonas que regularmente son azotadas por la naturaleza (desbordes de
ríos, huaycos, granizadas etc.) y lo tercero es diversificar tanto en
zonas de producción (sembrar en diferentes regiones) en cultivos
(diferentes productos) y mercados (tener varios clientes en distintos
mercados nacionales e internacionales).

Pero cómo un pequeño agricultor con dos o tres hectáreas puede pensar
en diversificar su riesgo. Difícilmente se puede sembrar una hectárea
de un cultivo permanente como los frutales y una hectárea de un cultivo
transitorio como el arroz o maíz. Si se tiene poca área de cultivo lo
mejor - por eficiencia - es sembrar toda el área de un mismo cultivo y
qué pasa si los precios bajan y los agricultores están expuestos a un
solo cultivo. Es aquí donde esta faltando una herramienta de apoyo a la
agricultura: los seguros agrarios. Los seguros en el agro permiten
proteger las plantaciones contra riesgos climáticos y también riesgos
de mercado. No obstante implementar estos seguros requiere romper un
círculo vicioso que impide su masificación, hay bastante desconfianza
del sector, falta de información de siniestros y ausencia de mecanismos
transparentes de formación de precios.

Poder implementar los seguros en el agro requerirá de un programa
nacional subsidiado por el estado en sus primeros años. Es posible
hacerlo y debemos hacerlo. Eliminar este riesgo para el sector hará
posible que bajen las tasas del interés que le cobran al agricultor y
que las entidades financieras estén más dispuestas por financiar al
agro. Otra consecuencia de mejorar el acceso al seguro agrario es que
se podrá financiar proyectos de inversión, esto quiere decir líneas de
capital de largo plazo a tasas moderadamente bajas que permitan a los
agricultores comprar tierras y emprender proyectos de larga maduración
como los cultivos de frutales. Es importante que los buenos
agricultores tengan la oportunidad de crecer comprando las tierras de
sus vecinos que atraídos por los buenos precios de las tierras puedan
optar por vender.

Con un sistema eficiente de seguros, los bancos tendrán mayor
disposición a financiar compra de tierras e instalación de cultivos
permanentes. Muy importantísimo es, para un buen agricultor que ahora
administra dos o tres hectáreas, darle la oportunidad de crecer hasta
tener unas seis o más hectáreas en un sistema donde hayamos podido
quitarle el estrés al agro, ese miedo de perder todo en cada nueva
campaña agrícola, ese ciclo de perder, ganar, perder, ganar que no hace
otra cosa que condenar a nuestros agricultores a la descapitalización.

La pequeña agricultura debe consolidarse y los pequeños agricultores
deben profesionalizarse y cuando digo profesionalizarse no
necesariamente quiere decir tener una educación superior, sino
capacitación específica en manejo de sus cultivos y manejo de conceptos
y competencias básicas como la importancia de llevar un presupuesto,
control de costos, valoración por el ahorro, re-inversión y valoración
de su actividad.

De lo anterior, resalto que valoración de la actividad refiere a que el
agricultor debe sentirse orgulloso de la labor que realiza, pocas
actividades permiten crear vida como lo hace un agricultor al momento
de la siembra, además de tener la noble tarea de alimentar a la
población. Un agricultor debe sentirse orgulloso de lo que hace, puesto
que alguien descontento de su oficio difícilmente tendrá buenos
resultados.

Es muy probable que vayan surgiendo potenciales empresarios dentro de
nuestra pequeña agricultura, necesitamos darle un impulso para acelerar
este proceso. Progresivamente se irán conformando empresas familiares
que van a ir extendiéndose en otras regiones e integrándose más al
mercado. Es dentro de estas empresas familiares donde se debe ir
identificando a los emprendedores del futuro: jóvenes con potencial
para los negocios y a quienes se les puede brindar becas para educarse en las mejores universidades del mundo y que luego vengan a aprovechar oportunidades
en su región apoyados por fondos de capital semilla (fondos que ayudan
a crear empresas). Son estos jóvenes con talento, buena educación y
visión global quienes llevarán a estas empresas familiares agrarias a
ser empresas mucho más profesionalizadas, éste es el futuro que debe
sembrarse hoy.