(Agraria.pe) En el valle de Nepeña y en el sector La Carbonera, en la región Áncash, una de las prácticas fundamentales en el manejo del cultivo del mango es la poda de la primera flor. Esta técnica permite postergar la cosecha para evitar la coincidencia con otras zonas productoras del país, donde el exceso de oferta genera una caída en los precios. De esta manera, se busca aprovechar una ventana comercial más favorable.
La poda de la primera flor modifica parcialmente el ciclo fenológico natural de la planta, lo que hace necesario complementar el manejo del cultivo con la poda en la fase de desarrollo de frutos. Esta práctica consiste en la eliminación de las ramas que no han producido frutos, promoviendo nuevos brotes vegetativos que, con el proceso de maduración de yemas y condiciones climáticas favorables como el frío, estimularán la floración para la siguiente campaña.
El Servicio para el Desarrollo Integral Rural - SEDIR, a través de su equipo técnico contribuye en la estandarización de estas estrategias de manejo, toda vez que conllevan en la mejora de la producción del mango. No realizar una poda en la fase puede afectar la producción de la próxima campaña, ya que no se contará con suficiente material vegetativo en condiciones óptimas para la floración.
Además, la poda en esta fase tiene un efecto positivo en el desarrollo de frutas con los estándares adecuados para la exportación vía aérea. Al permitir una mejor iluminación de los frutos, se favorece el desarrollo de la "chapa" o coloración rojiza, un factor determinante para cumplir con los requisitos del mercado internacional. Los mangos producidos bajo este sistema alcanzan precios más atractivos en el comercio exterior, lo que ha convertido a la poda de la primera flor en una práctica de manejo estandarizada en el valle de Nepeña.
El Ing. Carlos Córdova Castañeda, asesor agrícola en SEDIR, destaca la importancia de esta estrategia: "La poda es una práctica fundamental en el manejo del cultivo del mango, especialmente cuando se ha alterado su ciclo fenológico. Su implementación permite obtener un volumen de producción estable y predecible en cada campaña, beneficiando tanto a los productores como al mercado de exportación".
Asimismo, el Ing. Córdova agrega que, la poda se debe realizar cuando el crecimiento longitudinal de la fruta se detenga, normalmente esto ocurre cuando se haya logrado de 11 a 12 centímetros de largo; el hacerlo antes esta operación puede afectar al crecimiento de la fruta y por ende afectar los estándares de calibres. Posterior a la cosecha, que ocurre en abril, se recomienda una poda ligera y no muy exigente para evitar afectar el volumen de producción de la siguiente campaña.