(Agraria.pe) Cada vez más compradores europeos de aditivos alimenticios se encuentran buscando trazabilidad en sus cadenas de suministro. El Centro para la Promoción de Importaciones de Países en Desarrollo – CBI, recomienda por ello adherir a criterios éticos, ambientales y de alta calidad cuando se busque exportar a Europa. “Su producto debe mejorar también los estándares de vida, educación y el ambiente natural. Esto es lo que los compradores buscan en el abastecimiento ético”, señala.
Para esta institución, un caso claro a revisar es el de la vainilla, la cual se extrae para un amplio uso como aditivo alimenticio, especialmente en productos de panadería. Últimamente, este producto ha estado sufriendo una caída en su calidad, volatilidad en precios y fallas en trazabilidad. La mayoría de la vainilla proviene además de un solo país, que es Madagascar. Los ciclones, el cambio climático y la sequía han impactado el ecosistema de dicho territorio y las comunidades, lo que consecuentemente ha ocasionado una disrupción en la provisión y demanda de vainilla.
“La vainilla no es nativa de Madagascar, y polinizar los cultivos requiere una gran cantidad de mano de obra. La cantidad requierida ha llevado al uso de trabajo infantil. La compleja red de agricultores y las fragmentadas cadenas de suministro también limitan la trazabilidad y confianza”, refiere el CBI.
Desarrollo de la cadena
Ante este escenario, las empresas líderes en la industria de la vainilla a nivel internacional está esforzándose por desarrollar cadenas de suministro éticas. Ya en 2015, la Inicitativa por una Vainilla Sustentable fue lanzada, la cual busca la cooperación entre partes para mejorar las condiciones de vida de las comunidades implicadas, evitar el trabajo infantil, proteger el ambiente y asegurar la calidad de los productos.
Un ejemplo de trabajo en este sentido es el que realiza la empresa Symrise, que desde 2006 ha desarrollado una cadena de suministro de vainilla que incluye todos los procesos, desde la polinización hasta la extración del sabor. Symrise trabaja con comunidades locales para monitorear su red de pequeñas granjas productoras, además de tener una relación cercana con los proveedores en el marco de una inversión de largo plazo.
Vainilla para un cambio
La multinacional de alimentos Unilever se ha asociado con Symrise, ONGs y entidades de caridad en su programa Vainilla por el Cambio, el cual invierte en educación para mejorar la conciencia ambiental y las prácticas agrícolas. También ataca la pobreza y la incertidumbre financiera, que ocasiona muchos problemas en la producción de vainilla. Los socios en esta iniciativa proveen ayuda alimentaria, asistencia médica y programas de diversificación de cultivos. Unilever, Symrise y otras empresas son parte además de asociaciones con agencias de desarrollo para programas de sostenibilidad.
“Creemos que el abastecimiento ético será aún más importante para los compradores europeos de aditivos alimenticios. Esto agrega presión en los fabricantes de alimentos para ofrecer transparencia en los métodos de producción . Por ello (los productores) deben tomar medidas para asegurar un impacto positivo en el ambiente y las comunidades. Esto los ayudará a exportar al mercado europeo”, concluye el CBI.