Ex funcionario señaló que la capacidad empresarial huyó del agro peruano en las décadas de los 70 y 80, hasta que volvió progresivamente desde los años 90. Pidió que segunda etapa del proyecto Majes Siguas se dedique a la agricultura moderna.
(Agraria.pe) El proceso de urbanización de la sociedad, así como el retroceso de la ruralidad, son hechos que proponen diversos retos al ordenamiento del país. Lo definió así Milton von Hesse, ex ministro de Agricultura, al referir el nuevo panorama interno que afronta el Perú para volverse competitivo como productor de alimentos a nivel mundial.
Destacó que esta evolución es causada por factores como el incremento de la renta per cápita en el país que en los últimos 20 años estuvo por encima del 5% (con picos de 7% a 8% en algunos periodos), lo que incide en el cambio de las demandas de alimentos de forma cualitativa.
Especificó en esa vía que la mayor incorporación de la mujer en el mundo laboral ha modificado los hábitos alimenticios por una dinámica en la que se necesitan preparaciones más rápidas y hasta semipreparadas que cuiden en su elaboración aspectos como la ecología.
“Toda la sociedad se transforma con este proceso de crecimiento de ingresos. Hay demandas ecológicas, preocupación por la salud, etcétera; entonces la población demanda ya no una agricultura tradicional de finca donde el agricultor campesino produce lo que le da la tierra como aprendió de sus padres sin mucha capacidad empresarial ni mucha tecnología”, sostuvo.
Von Hesse achaca a esa agricultura sin capacidad empresarial y que dominó el país entre los años setenta y ochenta, los errores que -a su juicio- se cometieron con la primera etapa del proyecto Majes Siguas en Arequipa. Estimó que fue en esas décadas que la capacidad empresarial empezó a desaparecer o fue reducida a su mínima expresión hasta los años noventa en que emprendimientos como Virú (La Libertad) o Villacurí (Ica) empezaron a demostrar que la gestión empresarial podía convertir a la agricultura en un clúster generador de desarrollo.
Es por ello que pidió que la segunda etapa del proyecto Majes Siguas, que comprenderá 38,500 nuevas hectáreas, se dedique a la agricultura moderna con riego presurizado y gestión empresarial, pues es la única manera en que una inversión de esa magnitud tenga “encadenamientos hacia adelante y hacia atrás”.
Esto debe ir acompañado, complementó, con una organización urbana alrededor del proyecto, aspectos que no se consideraron en los casos de Virú y Villacurí, donde las poblaciones crecieron alrededor de las carreteras sin criterio, lo que luego implica inversión ineficiente del Estado, un punto que sí se puede mejorar en el caso de la segunda etapa del proyecto arequipeño.