13 febrero 2019 | 08:50 am Por: Edwin Ramos

Reporte del Centro para la Promoción de Importaciones de Países en Desarrollo

Las fresas, un delicado negocio con potencial en Europa

Las fresas, un delicado negocio con potencial en Europa

Europa mantiene una alta demanda del fruto y lo produce con una gran calidad, pero hay ventanas de oportunidad que países fuera de dicha región pueden aprovechar si son capaces de cumplir altos estándares. Perú participa con 200 toneladas dirigidas a España. 

(Agraria.pe) Las fresas se encuentran en la lista de las frutas más populares en el verano de Europa. De hecho, la mayoría de países en el Viejo Continente tienen producciones propias que alcanzan en conjunto las 1.3 millones de toneladas. La producción en invernaderos y diversas variedades extienden estas estaciones, haciendo de Europa casi autosuficiente con respecto al fruto (con España como el máximo productor). Sin embargo, existen espacios de oportunidad para la exportación desde otros puntos del planeta especialmente entre la producción mediterránea y la del norte de Europa. La clave en estos casos es enfocarse en variedades que sean de un sabor superior con una logística muy eficiente.

De acuerdo a un reciente reporte del Centro para la Promoción de Importaciones de Países en Desarrollo -CBI,  en 2017 el continente europeo importó y comercializó internamente alrededor de 503 mil toneladas de fresas; de ese total, casi el 90% puede atribuirse a la re-exportación y comercio interno de la producción local. En el mismo año, los países en vías de desarrollo exportaron hacia dicho espacio casi 35.700 toneladas del fruto, siempre buscando cubrir alguna grieta en la provisión del fruto o escasez temporaria. Hay que considerar que la calidad de las fresas europeas es realmente alta.

Asimismo, el informe apunta que el consumo de fresas en Europa se estima en alrededor de 1.2 millones de toneladas. Italia, Alemania y Reino Unido tienen los más altos niveles de consumo per cápita con 3 kilos por año. El consumo per cápita promedio en 2016 para todo el continente fue de 1.64 kilos.

Se trata de un fruto que se consume a lo largo de toda Europa, donde los mayores importadores en general son Alemania y Francia, en tanto que los mayores importadores de países en desarrollo son España, Bélgica, Alemania y Francia, en un rango que varía de 14 a 4.000 toneladas.

¿Cuáles son los principales proveedores no europeos de fresas para el Viejo Continente?
Egipto, que logra despachar hacia Países Bajos, Alemania y Bélgica.

Marruecos, que encuentra sus mejores oportunidades en España y Francia.

Turquía, que logra alcanzar un buen mercado para sus fresas en Rumania.

Jordania, que exporta volúmenes menores hacia Países Bajos y el Reino Unido.

Albania (no es parte de la Unión Europea), cuyo flujo de despachos hacia Italia va incrementándose progresivamente.

Perú, que participa con unas 200 toneladas dirigidas principalmente hacia España.

“Bélgica y Países Bajos son importantes comercializadores de fresas, especialmente cuando se trata de orígenes menos comunes como Jordania y Etiopia. Estos hubs comerciales son importantes a considerar cuando se piense introducir un proveedor de un nuevo origen”, acota el CBI.

La entidad estima que los productores de otras regiones deben tener en cuenta que en Europa los agricultores están adaptando cada vez más tecnología para el cultivo de la fresa, y que un gran número trabaja con un sistema hortofrutícola protegido, usando sustratos, túneles de plástico o invernaderos de vidrio. Esto va de la mano con desarrollos en los cultivares como variedades de pronto crecimiento o de temporada tardía. 

“Como resultado, los campos de fresa en Europa ganan no solo más control y eficiencia en la producción, sino que extienden sus temporadas de producción. La demanda del consumidor se encuentra respaldada por una provisión de casi todo el año de fresas de calidad. Por ello, en tanto el consumo se está incrementado, la ventana de oportunidad para proveedores externos se hace más estrecha”, explica.

Al tener esto en cuenta, resulta aún más importante que los interesados en exportar a Europa cuiden la calidad y el sabor, así como que entiendan la forma en que los consumidores viven la experiencia del producto. Esta preocupación incluye  la tendencia al consumo de fruta que provenga de procesos sostenibles pues los temas ambientales y sociales cobran más relevancia. Los compradores de fresas incluyen acciones que buscan reducir y registrar el uso de pesticidas, entre otros.

Desde luego, la producción orgánica también está bien considerada, la cual es fuerte en cuanto a demanda en el norte de Europa. El CBI reconoce que la fresa es un producto difícil de producir con sistemas orgánicos por lo que la cantidad de productores de este tipo es limitada. En esta línea destaca Polonia, que produjo más de 6.000 toneladas de fresa orgánica en 2016, pero por una temporada muy corta. España y Alemania produjeron por su parte 5.000 toneladas y 3.000 toneladas de este fruto orgánico en el mismo año.

“Las fresas orgánicas pueden ser un nicho interesante, especialmente para empresas pequeñas que pueden dedicar más atención al crecimiento intensivo en mano de obra. Sin embargo, la limitada vida de las fresas orgánicas en los estantes de venta demandarán mucho de la organización logística”, concluye. 

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