Esta antigua técnica acarrea muchos problemas a los que el agricultor debe prestar atención constante, detalla el especialista.
(Agraria.pe) Entre lo ideal y lo real, lo cierto es que el riego tecnificado es lo mejor que se puede utilizar para los cultivos. Sin embargo, es cierto que aún prevalece en los campos el método antiguo por gravedad, también conocido como riego superficial.
Eduardo Salgado, Magister de Manejo de Agua y Suelos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, refiere que esta metodología antigua tiene la característica de no garantizar que a todas las plantas llegue la misma cantidad de agua.
“Tenemos problemas de espacio en el huerto, las acequias consumen espacio, perdemos metros cuadrados de cultivos porque necesitamos hacer estas acequias. También tenemos problemas de control, el agua se escapa. Hay que instalar además sistemas de compuerta, que a veces son bastante rudimentarios”, detalló durante su participación en 5to Seminario Internacional de Palta Hass que organizó Camet Trading.
A esto hay que agregar, apunta, que muchas veces el riego superficial está disponible en tiempos que no corresponden siempre con las necesidades de las plantas. Esto genera que puedan producirse situaciones enojosas como baja eficiencia y arrastre de suelos o nutrientes, es decir que los fertilizantes se vayan con el flujo hídrico.
Otra característica negativa que refiere el especialista es que el riego superficial acarrea maleza hacia el huerto, la cual recoge en el trayecto por los canales.
Aun así, Salgado reconoce que este método “se usa y se seguirá usando”, pero puede ser mejorado, especialmente “si tenemos los surcos y acequias nivelados; necesitamos nivelar el campo en sentido transversal y longitudinal para que el riego sea uniforme, si no se va a provocar empozamientos y enfermedades. La nivelación es esencial para que a todos los surcos llegue aproximadamente la misma cantidad de agua; por ello deben estar nivelados y con pendientes de menos de 2 por ciento”, explicó.
Finalmente, sugirió medir siempre el caudal máximo corrosivo para el recurso hídrico no termine ocasionando erosiones.