(Agraria.pe) ¿Es el vino en lata una moda, un formato utilitario, o una aberración? Muchos sommeliers y foodies podrían inclinarse a pensar que es una suma de los tres factores, pero lo cierto es que la tendencia no ha hecho más que crecer en los últimos años. La respuesta más adecuada a la pregunta inicial sería corta: depende.
Los vinos en lata no son nuevos. Hacia 2003 el sello que lleva la firma del director Francis Ford Coppola lanzó al mercado una latita bautizada con un nombre bastante familiar para el viñedo: Sofia. El californiano Sofia Blanc de Blancs es un vino espumante hecho con un blend de 70% uva Pinot Blanc, 15% uva Riesling y 15% uva Moscatel. Un pack de 4 latas bordea los 20 dólares. El formato funciona porque es un vino fresco, veraniego y cómodo: hasta hace muy poco, el Sofia incluso venía con cañita (no es necesario usarlas más). Queda claro que la idea aquí es que nadie se complique, ni siquiera con el descorchador.
Tal y como hiciera Coppola -quien no lo inventó, pero sin duda ayudó a popularizarlo- centenares de bodegas en el mundo entero vienen sacando a la venta líneas de vinos en lata con dos características generales en común: están dirigidas a un público mayoritariamente joven y ofrecen variedades blancas y/o rosé, con algunas excepciones para tintos. Desde el viñedo argentino Santa Julia hasta el sudafricano Lubanzi: la tendencia cruza continentes y el Perú es el último mercado donde ha aterrizado.
La bodega peruana Viña Vieja (comprende Finca Rotondo, Pisco Vargas, entre otros sellos) acaba de poner a la venta en la cadena Tambo dos alternativas de vinos en lata: gran rosé semi seco y gran borgoña semi seco. Eso quiere decir que son ligeramente dulces y se recomienda consumirlos bien fríos. La presentación es individual -ese viene a ser uno de los grandes atractivos del nuevo formato- y tienen una capacidad de 473 ml. El aluminio de las latas protege al vino de la luz. ¿El precio de cada producto? Alrededor de S/10.50. Entre los planes del viñedo para aprovechar este formato se encuentran también el desarrollo de cocteles a base de pisco. ¡Salud!
Fuente: Somos – El Comercio