18 mayo 2022 | 09:21 am Por: José Carlos León Carrasco | jcleon@agraria.pe

Señaló el titular de la Dirección General de Ganadería del Midagri, Carlos Lozada García

“En la próxima década vamos a ver trasladarse la producción nacional de leche de la costa a la sierra”

“En la próxima década vamos a ver trasladarse la producción nacional de leche de la costa a la sierra”
La ganadería lechera intensiva, ubicada principalmente en la costa, está enfrentando una declinación inexorable de su competitividad porque necesita de granos y estos se están encareciendo (no volverán a bajar), quitándole competitividad a la producción de costa.

(Agraria.pe) La ganadería lechera del Perú está atravesando una etapa de cambio estructural fundamental, destacó el titular de la Dirección General de Ganadería (DGG) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Carlos Lozada García.

Detalló que actualmente alrededor de la mitad de la producción de leche está en la costa, en sistemas intensivos que usan granos y abastecen a la gran industria que es la que produce los productos fluidos como leche evaporada, leche UHT y yogurt. La otra mitad de la producción nacional de leche está en la sierra, en manos de pequeños productores que procesan esa leche convirtiéndola principalmente en queso. Por esa razón existen alrededor de 10 mil queserías en la sierra.

En ese sentido, dijo que la ganadería lechera intensiva, ubicada principalmente en la costa, está enfrentando una declinación inexorable de su competitividad porque esta ganadería intensiva necesita de granos y los granos se están encareciendo y no volverán a ser baratos nunca más, lo que le quita competitividad a la producción de costa.

“Creo que en la próxima década vamos a ver trasladarse la producción nacional de leche de la costa a la sierra y vamos a necesitar que la sierra sea el baluarte de la producción nacional de leche y que abastezca al mercado nacional, ya no solamente de quesos sino de la leche fluida que abastece a los grandes centros de consumo”, manifestó.

Indicó que este drástico proceso se está dando a una velocidad muy acelerada y debemos reaccionar a esos cambios. “De hecho es una oportunidad enorme para el crecimiento de la ganadería en sierra. A futuro, la ganadería tiene que basarse en pasturas, por lo que algo de ganadería en ceja de selva también podrá aprovechar esta oportunidad”.

Al respecto, dijo que desde la Dirección General de Ganadería del Midagri se está discutiendo y analizando las opciones que tiene la ganadería andina; así como el rol del Estado para promover que se superen los 3 grandes cuellos de botella que tiene la ganadería andina para destaparse y aprovechar esta gran oportunidad de crecimiento que se le presentará en los próximos años.

Barreras a superar
Carlos Lozada señaló que el primer cuello de botella a superar gira alrededor de la alimentación de los animales, ya que la producción forrajera en la sierra es muy estacional (hay amplia disponibilidad de pastos en verano durante la época de lluvia y disminuye mucho en la época de estiaje), por lo que el reto es conservar forraje.

“Necesitamos mejorar las condiciones de conservación de forrajes, para esto se necesita bastante mecanización, adecuada a las diferentes realidades, que facilite la cosecha de forrajes para su ensilado, henificación o peletizado o cualquier otra tecnología que pueda permitir su conservación”, sostuvo.

El segundo reto es la falta de ganado, por lo que es necesario multiplicar el número de animales, lo que tiene que ver con el mejoramiento genético del ganado altoandino. Sin embargo, el titular de la DGG del Midagri dijo que los bovinos normalmente no tienen adaptación para vivir en altura por encima de los 2.800 m.s.n.m.

“El ganado criollo andino ha desarrollado una gran adaptación para vivir en las condiciones altoandinas y son condiciones que no lo tiene cualquier ganado en el resto del mundo, no hay ganadería de altura en el mundo, la nuestra debe ser una de las más importantes sino la más importante, entonces no es fácil ampliar el hato nacional, no se puede recurrir a importar ganado como para la costa donde se importó ganado de Uruguay, Argentina, Canadá, Nueva Zelandia, en momentos en que se consideraba conveniente”, manifestó.

Agregó que en los últimos 20 años nuestro país ha estado introduciendo germoplasma no adaptado a altura de forma descontrolada (masiva), a través de la inseminación artificial. “El falso concepto de mejoramiento genético por importación de germoplasmas creo que nos está pasando una factura muy elevada porque el ganado “mejorado” de esta manera reduce su fertilidad enormemente. Por ejemplo, si una vaca criolla da 10 o 12 partos durante su vida y puede dejar 6 hijas hábiles para su reproducción, las vacas que tienen dos y tres generaciones de inseminación con semen foráneo tienen serios problemas reproductivos y apenas pueden dar 2 o 3 partos, y dejar 1 o 2 hembras para su descendencia”.

Al respecto, dijo que la posibilidad de ampliar el hato altoandino se ha visto muy afectado por la introducción de genes foráneos, por lo que tiene que corregirse a la brevedad para poder repoblar la sierra del Perú en función a programas de mejoramiento genético propios, adaptado a nuestras condiciones; lamentablemente Perú nunca ha hecho mejoramiento genético a base a programas locales.

Lozada García señaló que el tercer reto para destapar el potencial ganadero de la sierra tiene que ver con la agroindustria. En ese sentido, dijo que existen alrededor 10 mil queserías en la sierra porque es la única forma de que la leche llegue a los consumidores. “Los ganaderos en sierra actualmente adolecen de mercados de compra de sus productos, en el momento que se establezcan mercados confiables se va a desencadenar un desarrollo muy dinámico en la ganadería lechera de la sierra”.

 

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