(Agraria.pe) “¿Son las cerezas el futuro de la agricultura en Perú?”. Con esta sugestiva pregunta Adam Formica, director científico de Sensonomic, abre el debate y afirma que es posible. Y es que Chile, que de otro modo produce cultivos similares al Perú, exportó US$ 3 billones de ese fruto en la estación pasada. Esto significó el 57% de las exportaciones mundiales, de las cuales el 91% se fue para China.
“Un desafío clave para el desarrollo de cerezas en la costa de Perú es que las temperaturas de invierno no bajan de los 7 a 8 grados Celsius. No hay suficientes horas de frío para la apertura de brotes. Sin embargo, los avances en tecnología, impulsados por inversiones extranjeras, podrían ayudar a superar esta barrera”, explicó.
En esa línea, consideró que los arándanos son un buen caso de estudio, pues de Marruecos a Perú, los desarrollos en genética han permitido el desarrollo de la producción del berry azul en las regiones desérticas. “Las nuevas variedades como Eureka Sunrise, Sekoya Pop, y Magica tienen cero o bajos requerimientos de horas de frío, y lo hicieron bien durante El Niño. Las redes de sombras pueden ayudar a reducir las temperaturas, ya se usan en Chile. La cianamida hidrogenada puede también aplicarse como con las uvas para acelerar la maduración y disparar el florecimiento. Si bien es generalmente efectiva en plantas leñosas, sus efectos específicos en las cerezas no están bien estudiados aún. Hay un gran mercado potencial para las cerezas del Hemisferio Sur”, detalló.
Por ello, estimó que el clima más cálido de Perú podría ayudar a que nuestro país embarque cerezas antes que la ventana de Chile entre diciembre y enero. En noviembre, los precios de la cereza en China van alrededor de los 15 a 20 dólares por kilo, bajando a un promedio de 10 a 15 dólares luego.
“Los inversores extranjeros que buscan mover capital en activos agrícolas ante los miedos por la incertidumbre económica, podría proveer el impulso necesario para las cerezas peruanas. Por ejemplo, podrían financiar la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías de cereza y el escalamiento de nuevos huertos de cereza”, sostuvo.
Agregó que este modelo puede funcionar con un fondo agrícola que invierta en una compañía, como sucede con Agromillora en España, para acelerar su programa de desarrollo de cerezas a baja temperatura. El fondo podría impulsar pruebas de campo en el portafolio de sus empresas y patrocinar la investigación sobre la cianamida en los cerezos. "Si el proyecto es exitoso, las ganancias serán grandes para todos".
“Los inversores pueden estar tentados por la promesa de la tecnología y el potencial de mercado para las cerezas peruanas. Como demuestra la historia, Perú puede adaptarse rápidamente al cambio. Le tomó solo diez años convertirse en uno de los más grandes exportadores de fruta del mundo”, concluyó.