17 marzo 2021 | 09:24 am Por: José Carlos León Carrasco | jcleon@agraria.pe

Según sondeo realizado por la Conapi

Cada apicultor pierde en promedio cuatro colmenas, lo que representa el 12% de su posesión total  

Cada apicultor pierde en promedio cuatro colmenas, lo que representa el 12% de su posesión total   
El 65 % de los apicultores señalan que dichas pérdidas estarían ocasionadas por el uso agresivo de plaguicidas en la agricultura; un 35 % por los incendios forestales y falta de agua (el cambio climático y prácticas culturales) y el 30 % la atribuyen a la presencia de enfermedades, entre otras.

 (Agraria.pe) La mejora de los niveles de vida de las poblaciones induce a seguir patrones de vida saludable y qué mejor al conocer de las bondades nutracéuticas de la miel natural de abeja que está generando una creciente demanda a nivel mundial. Lamentablemente la producción mundial crece muy por debajo de esta demanda, desigual comportamiento entre oferta y demanda que está generando la proliferación de mieles adulteradas (con glucosa y esencias químicas) o mieles sustitutas, como los jarabes.

Así lo indicó el asesor de la Confederación Nacional de Apicultores del Perú (Conapi), Víctor Vásquez Villanueva, quien señaló que la pandemia por Covid-19 está generando una mayor demanda de miel de abeja, lo que desnuda en su real magnitud las prácticas ilegales con que comerciantes inescrupulosos están comercializando supuestas mieles de abeja inclusive con sabores a cítricos y eucaliptos cuando en el fondo son mieles químicas.

“Esta ilegal y delictiva practica que atenta directamente contra la apicultura y el apicultor sigue sin importar a las instituciones públicas como DIGESA, INDECOPI, INACAL y MIDAGRI cuyas funciones justamente son las de fiscalizar y certificar la calidad de los productos puestos al mercado. Estos funcionarios cierran los ojos y no hacen las pruebas o tamizajes de los contenidos de la supuesta miel, atentando contra la salud de los consumidores”, sostuvo.

Señaló que el comercio de la miel natural de abeja debe ser abordado en dos escenarios; aquella que se dirige al mercado interno y la otra hacia los mercados externos. El mercado interno se caracteriza por una alta informalidad en su comercialización (comercio callejero, envases sin garantía de inocuidad, expendedores informales, entre otras) sumado al comercio de productos altamente adulterados con otras mieles, de bajo costo y perjudiciales a la salud humana, lo que impacta negativamente en la apicultura y su rentabilidad como negocio.

En este contexto, dijo que la apicultura se constituye en una actividad marginal en el circuito de la producción y valor económico agropecuario.  “Los precios de venta que el consumidor paga por la miel de abeja exhibidos en los anaqueles reflejan posiblemente que estamos comprando productos combinados o adulterados por cuanto los márgenes en el mercadeo de la miel de abeja varían entre 115.91% hasta 156.06%. Esta es la realidad que no se quiere corregir que afecta a apicultores y consumidores y que además constituye un serio peligro contra la salud humana”.

Indicó que el 91 % de los apicultores venden su producto a intermediarios y comerciantes y el 9 % restante son comercializados directamente por los apicultores. Esta característica señala la existencia de una alta dependencia apicultor – intermediario, que en la mayoría de las veces impacta negativamente en los ingresos y rentabilidad del negocio apícola como también da lugar para la práctica de adulteración de los productos apícolas (miel de abeja). Además, el 90 % los apicultores comercializan  su miel a granel en recipientes desde 1 hasta 50 kilos a más.

En otro momento, el asesor de Conapi destacó que la apicultura es una actividad de pequeños apicultores, quienes hacen uso de baja y media tecnología y de allí los menores rendimientos (10.8 kilos/año/colmena) muy por debajo de apicultores de países vecinos en donde esta actividad no solo es importante en el ciclo agropecuario sino promocionada por sus propios gobiernos al constituirse en fuente que genera  divisas y asegura, con las abejas, que el ciclo de polinización no se rompa y cause el desabastecimiento de productos agropecuarios.

Por ejemplo, dijo que Chile exporta miel por un valor de US$ 30 millones anuales, México por USS$ 120 millones, Brasil por US$ 95 millones, Argentina por US$ 160 millones ¿y Perú? por US$ 7 mil e importamos anualmente casi US$ 60.000.

El Midagri cuenta con un Plan Nacional de Desarrollo Apícola (PNDA), que según Víctor Vásquez lleva seis años de vigencia y lejos de solucionar los problemas, éstos se han agudizado poniendo en peligro a la actividad misma y al ciclo productivo agrícola, como la cada vez más alta mortandad de abejas, la creciente adulteración de la miel natural, la exclusión de los apicultores de programas públicos de financiamiento, entre otros.

Indicó que la poca importancia que recibe la apicultura por parte del Estado se refleja en la asignación presupuestal para el PNDA, donde para los 10 años de vigencia del  plan se tiene programado asignar S/ 11 millones que equivale a 1.1 millones anuales, representando el 0.04 % del presupuesto sectorial. Esta desatención se agudiza cuando dichos recursos son orientados casi exclusivamente para costear sueldos y las famosas consultorías y estudios especializados

Problemas del sector

Vásquez Villanueva, dijo que según los propios apicultores el principal problema del sector es la desatención y falta de apoyo por parte del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI); esta percepción es para el 85 % de los apicultores; así también, los problemas referidos al manejo técnico de los apiarios (sanidad y alimentación) es sentida por el 80 % de los apicultores; otro crucial problema está dado por la alta mortandad existente en las colmenas que afecta al 73 % de los apicultores; también están los problemas asociados al comercio, formalización, tributación, adulteración, falsificación, etc, sentido por el 65 % de los apicultores.

Finalmente, para un 30 % de apicultores existen un importante hecho exógeno asociado a los efectos e impactos que está generando el cambio climático en el mundo. La apicultura siente los estragos de la deforestación, la falta de fuentes de agua, los incendios, los cambios bruscos de temperatura, la contaminación del aire y de las aguas, entre otros.

Adicionalmente, no se puede dejar de señalar que el 30 % de los apicultores han recibido algunas acciones de capacitación, destacando las brindadas por la Conapi, municipalidades y algún organismo no gubernamental. Estos eventos de capacitación (talleres, cursos, congresos) han estado referidos a aspectos de asociatividad, sanidad y nutrición de las colmenas y comercialización, etc.  En el otro extremo, está aquel 70 % de apicultores quienes siguen invisibles para el Estado y el Midagri en particular y por consiguiente están ausentes en las estrategias y acciones de capacitación o en programas de mejoramiento de capacidades técnicas productivas, de articulación a los mercados.

Además, los apicultores son invisibles para el sistema financiero, por lo que deben recurrir a sistemas alternativos. Así se tiene que alrededor del 35 % de apicultores, a pesar de los altos costos de este sistema, llegan a establecer relaciones con habilitadores locales y un 20 % con comerciantes/intermediarios; este tipo de relación no hace más que terminar reduciendo la rentabilidad y competitividad de la propia actividad.  Asimismo, un 10 % de apicultores son prestatarios de las llamadas IFIS (Bancos/Cajas).

Pérdida de colmenas

En otro momento, el asesor de Conapi se refirió a la pérdida de colmenas que enfrentan los apicultores, hecho cada vez más frecuente e intenso. Según dijo sus causas son diversas, siendo la de mayor relevancia aquella derivada del uso indiscriminado de plaguicidas que son insumos utilizados por los agricultores de las áreas de influencia de la explotación apícola.

“El cada vez más intensivo uso por parte de los productores agrícolas de plaguicidas tóxicos para la actividad apícola, sumado a la inexistente legislación en materia regulatoria acerca de su uso y mercadeo, constituye la principal causa de mortandad de las abejas y por tanto atentatoria al desarrollo y sostenibilidad de la actividad apícola. Es aquí donde nuevamente la institución responsable (Senasa) incumple con sus funciones, dando a entender que mejor es cuidar los intereses de los importadores de agroquímicos a expensas de la salud de las personas, el medio ambiente y de la apicultura”, manifestó.

Detalló que según un sondeo realizado por la Conapi, se concluye que los apicultores pierden en promedio 4 colmenas, lo que representa el 12 % del total de colmenas por apicultor.  Los apicultores en su mayoría son pequeños productores, quienes en promedio poseen un número de 33 colmenas, variando entre 20 a 55 colmenas (17.4 % de apicultores tienen hasta 20 colmenas; el 18 % entre 21 a 30 colmenas y un 64.6 % son apicultores, con un número de colmenas que va desde 31 a 55)

Explorando las causas que originan dichas pérdidas, el 65 % de los apicultores señalan que está motivada por el uso agresivo de plaguicidas en la agricultura; un 35 % a los incendios forestales y falta de agua (el cambio climático y prácticas culturales) y el 30 % la atribuyen a la presencia de enfermedades, entre otras. 

De manera más específica se puede señalar por ejemplo que los apicultores de Áncash enfrentan problemas asociados con las enfermedades y la falta de agua; para San Martin son el uso de plaguicidas, los incendios y los robos de las colmenas; para Cerro de Pasco sus problemas son el uso de los plaguicidas y la falta de agua; en Piura y La Libertad son el uso de plaguicidas y los incendios.

Estas pérdidas tienen un doble impacto en el apicultor; de un lado la pérdida de sus inversiones realizadas por la adquisición de las colmenas (alrededor de US$ 548) y también, la pérdida de futuros ingresos durante los próximos cinco años en el orden de US$ 412 anuales sumando un total de US$ 2.060.

Pedido de los apicultores
Víctor Vásquez señaló que las acciones demandadas por el 70 % de los apicultores están en la necesidad de dictar normas regulatorias en materia del uso y comercialización de los plaguicidas; para el 65 % es importante contar con programas orientados a mejorar los índices de productividad, competividad y su integración a los mercados (revisión de normas técnicas de la miel de abeja y sancionar las prácticas de adulteración en su comercio y promover sellos de certificación de la miel de abeja); el 65 % consideran la necesidad de un censo apícola (o por lo menos una encuesta); y el 35 % demanda la urgencia por una revisión de la ley apícola y acciones para proteger los bosques y las fuentes de agua, sancionando la deforestación y la contaminación de las aguas.

Datos

. Según estimaciones del Ministerio de Agricultura, Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) existen cuando menos 140 asociaciones apícolas distribuidas en 20 regiones del país; su distribución territorial señala que la región Cuzco (18.6 %) es la más importante; a ella se suman Junín (12.9%), Ayacucho (7.1 %), Lambayeque (7.1 %), Lima (5.7 %), San Martin (4.3 %), Huancavelica (4.3 %) y Áncash (4.3 %), entre otras.

. Además, existen asociaciones donde la apicultura es desarrollada exclusivamente por mujeres como en el caso de la región Piura (100% de sus integrantes son mujeres), sigue Cuzco con 50 %, Apurímac con el 40 %, Junín con 33 %, Lima 30 %, Áncash 19 %, San Martin 16 % y Cerro de Pasco el 4.5 %.  “La participación de la mujer en la actividad apícola es relevante y diferenciada según regiones, teniéndose que ellas están más concentradas en las regiones de Cuzco (44 %), Piura (19 %), Apurímac (15 %), San Martin (7 %), Áncash (4 %) y Lima (2 %)”, sostuvo Vásquez Villanueva.

 

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