Funcionarios de las economías miembros de APEC relacionados a la seguridad alimentaria destacaron el rol de la biotecnología en la producción y comercio agrícola. Pidieron más difusión científica para que el público acepte estos avances.
(Agraria.pe) La tendencia hacia la biotecnología en el campo agropecuario es evidente. De hecho, 88 millones de hectáreas de productos agrícolas mejorados se han plantado en la región Asia-Pacífico. Así lo estimó el grupo de funcionarios vinculados a la gestión de la seguridad alimentaria de los países miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se reunieron en Piura la última semana.
Para las autoridades, la gran pregunta fue cómo pueden las economías que son miembros de APEC facilitar el avance de la biotecnología para promover la seguridad alimentaria y el comercio. De acuerdo a una declaración conjunta, los representantes de los países que forman este bloque económico están desarrollando marcos regulatorios, facilitando la transferencia tecnológica, impulsando la inversión y reforzando la confianza del público sobre la biotecnología.
“Apoyar el objetivo de largo aliento que es la seguridad alimentaria en la región significa que debemos ser capaces de entender cómo el rol de la biotecnología agrícola puede responder a los desafíos de investigación y producción de alimentos en el contexto de la integración económica regional”, declaró Alberto Maurer, jefe del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) y director del Diálogo de Políticas de Alto Nivel en Biotecnología Agrícola de APEC.
Los funcionarios resaltaron que se encuentran trabajando para promover la transparencia, basada en fundamentos científicos, y la regulación funcional de las innovaciones biotecnológicas. Este trabajo incluye el aumento del entendimiento de las nuevas técnicas de agricultura y las nuevas formas de alimentación de las plantaciones, promoviendo para ello actividades que permitan compartir información y ensanchar el conocimiento científico entre los encargados de desarrollar políticas y regulaciones.
“El foro está implementando proyectos que buscan compartir información para el establecimiento de regulaciones de bioseguridad entre las economías miembros, entender las mejores prácticas en tecnologías innovadoras e incrementar la cooperación entre los miembros para hacer avanzar a la ciencia y facilitar el comercio”, agregó Maurer.
El foro determinó que ganar la confianza del público en cuanto los productos de la biotecnología agrícola y sus procesos es muy importante en la agenda de políticas regionales. En ese sentido, la efectiva comunicación científica es clave para que el público entienda los beneficios de la biotecnología, lo que está ligado a la aceptación de estas innovaciones que son revisadas además por procesos regulatorios gubernamentales.
“El rol de APEC es asegurarse de que podemos facilitar el movimiento, no solo de estos productos sino de información, que pueda ayudar a la ciencia a surgir con nuevas ideas de innovación que beneficien a la región”, concluyó el jefe del INIA.
APEC considera que la biotecnología agrícola es una herramienta revolucionaria cuya ayuda ha sido probada en el incremento de la productividad en el sector agrícola, reducir el hambre y la malnutrición, así como reducir el impacto ambiental de la producción agrícola.