El Perú tiene todavía muchos desafíos en términos de desarrollo, calidad de vida, equidad y exclusión. Todavía existen desbalances territoriales y sectoriales, pese a que en el 2019 ha completado un ciclo de 21 años de crecimiento continuo y positivo (aunque con cierta desaceleración en los últimos dos años). Un reciente estudio de una universidad local encontró que las regiones de la sierra presentan un Índice de Desarrollo Humano (IDH) menor a las zonas de costa, lo que implica una mayor presencia de brechas sociales.
La sierra no sólo presenta problemas de pobreza, sino que también constituye un gran potencial de oportunidades de generación de ingresos y empleo, mediante la puesta en valor de su potencial productivo. En general, en estos espacios se desarrolla una economía rural con alta predominancia de pequeñas unidades agropecuarias manejadas por individuos con una baja dotación capital humano y/o gerencial. Otro tema que caracteriza a los productores de la sierra es que tienen un acceso muy limitado a servicios productivos e infraestrucutura económica. Diversos estudios muestran que a los productores de la sierra rural les es muy difícil obtener servicios tales como los de información comercial y tecnológica relevante, la comercialización de sus productos, la obtención de crédito, entre otras.
A pesar de esto se han venido desarrollando una serie de experiencias interesantes de articulación a los diferentes mercados (nacionales e internacionales), tanto de productos frescos como procesados. ¿Cuál sería el escenario actual si esta región hubiera tenido un apoyo constante en los últimos 20 año?.
Se pueden mencionar algunas lecciones aprendidas de las intervenciones implementadas para promover el mejor aprovechamiento del potencial de la zona de sierra y que deberán ser parte de un plan más integral para desarrollar esta región: i) Identificar de manera clara las oportunidades de mercado (nichos de oferta en función a nichos de demanda); ii) Trabajar con productores organizados en función a un negocio determinado (consolidación del fortalecimiento de las organizaciones de productores, en términos de capacidades empresariales, optimizando el manejo de información a todo nivel, tanto de mercado, como técnico y financiero); iii) Fortalecer la innovación y proveedores de servicios para el funcionamiento de los negocios (avanzar en el desarrollo de un mercado de servicios con un cambio de paradigmas y una reorientación hacia el enfoque empresarial); iv) Generar alianzas público-privadas (que permitan darle escala a las intervenciones y la complementariedad técnica de diversas instituciones pública-privadas, este esfuerzo es clave para evitar intervenciones aisladas); v) Promover alianzas entre productores y la empresa privada (para asegurar el acceso a los mercados de mayor exigencia y desarrollar productos innovadores); vi) Fomentar la participación de los Gobiernos Regionales y Locales (infraestructura productiva local, fondos de cofinanciamiento y el apoyo a la asistencia técnica); vii) Desarrollar productos de calidad e incrementar el valor agregado (potenciar el interés en promover productos con mayor valor agregado y con demanda efectiva en el mercado, a través de acciones que conlleven a la mejora de la calidad de la oferta agropecuaria); viii) Promover el desarrollo de capacidades y competencias locales (desarrollar capacidades es un pilar fundamental en toda intervención que busca desarrollar una comunidad con su respectivo espacio geográfico); ix) Gestionar el entorno e incidir en políticas (hay que manejar los “cuellos de botella” de tipo legal o normativo y plantear alternativas que faciliten el desarrollo de los negocios); x) Promover la co- responsabilidad en la ejecución de las intervenciones (permite que la población local se comprometa frontalmente con las acciones y asuman un compromiso con el control de las actividades implementadas; xi) Promover procesos participativos en la priorización de los problemas y la identificación e implementación de las soluciones (espacios para que los actores que intervienen se relacionen, concerten y acuerden); xii) Trabajar con instrumentos de intervención en función a la heterogeneidad de los actores (desarrollar estrategias diferenciadas para sectores tradicionalmente excluidos y discriminados, como son las poblaciones indígenas, mujeres, jóvenes).
Sería muy importante trabajar en un horizonte de largo plazo, pero con acciones concretas en el corto plazo, para generar un entorno positivo para el desarrollo de esta región, que puede convertirse en una excelente fuente de oportunidades para los pequeños productores y nuestra despensa alimentaria en los siguientes años.