En un artículo publicado en Noticias Ser.pe a inicios de este año (https://www.noticiasser.pe/la-descapitalizacion-de-la-agricultura-familiar-peruana), tomando como base información para varios años de la Encuesta Nacional Agraria (ENA), se indicaba que “Se ve un marcado incremento en la edad media de los productores, pasando de 52 a casi 56 años entre 2015 y 2022, este es un incremento sustancial, que evidencia el continuo envejecimiento de los productores de la agricultura familiar”. Por otro lado, según la ENA 2022 el porcentaje de productores agropecuarios con más de 60 años seguía aumentando llegando a 40.2% (mientras que el 2015 era de 32.1%).
Es bueno mirar esta situación en perspectiva. El envejecimiento de la agricultura peruana plantea una serie de desafíos que pueden afectar tanto al sector agrícola como a la sociedad en general: i) Disminución de la productividad agrícola: Los agricultores mayores pueden tener dificultades para trabajar largas horas y enfrentar limitaciones físicas, lo que puede llevar a una disminución en la productividad agrícola; ii) Escasez de relevo generacional: La falta de jóvenes dispuestos a ingresar al sector agrícola y tomar el relevo de los agricultores mayores puede llevar a una disminución de la fuerza laboral agrícola y a la pérdida de conocimientos y habilidades; iii) Resistencia al cambio y falta de innovación: Los agricultores mayores pueden ser más reacios a adoptar nuevas tecnologías y prácticas agrícolas innovadoras, lo que limita la capacidad del sector agrícola para mejorar su eficiencia y competitividad; iv) Inseguridad alimentaria: Una fuerza laboral agrícola envejecida puede tener dificultades para mantener o aumentar la producción de alimentos, lo que podría poner en riesgo la seguridad alimentaria del país; v) Vulnerabilidad frente a crisis y desastres: Los agricultores mayores pueden ser más vulnerables a crisis económicas, desastres naturales y otros eventos que afectan la agricultura, lo que podría agudizar la pobreza y la inseguridad alimentaria en las comunidades rurales; vi) Pérdida de conocimientos tradicionales: Con el envejecimiento de la población agrícola, existe el riesgo de que se pierdan conocimientos y habilidades tradicionales relacionadas con la agricultura, lo que podría afectar la preservación de prácticas agrícolas sostenibles y adaptativas; vii) Desafíos en la sucesión de tierras: Con una población agrícola mayor, pueden existir dificultades para garantizar una transición ordenada en la propiedad y gestión de las tierras agrícolas a las generaciones más jóvenes; viii) Presión sobre los sistemas de salud y seguridad social: El envejecimiento de la población agrícola puede aumentar la demanda de servicios de salud y seguridad social, lo que podría representar desafíos para los sistemas de salud y seguridad social en las zonas rurales.
Para abordar el envejecimiento de la agricultura peruana y sus desafíos asociados, se pueden implementar diversas estrategias a nivel político, económico y social, entre las cuáles mencionamos: i) Fomentar la educación agrícola: Promover programas educativos que enfaticen la agricultura sostenible, la gestión agrícola moderna y el uso de tecnología entre los jóvenes y mujeres para aumentar su interés en el sector agrícola; ii) Apoyo financiero y acceso a crédito: Facilitar el acceso a financiamiento y crédito para los jóvenes y mujeres, lo que les permitirá iniciar o expandir sus actividades agrícolas y adquirir tecnologías modernas; iii) Desarrollo de infraestructura rural: Mejorar la infraestructura en las zonas rurales, incluyendo carreteras, electricidad, agua potable y conectividad a internet, para hacer que vivir y trabajar en el campo sea más atractivo para los jóvenes; iv) Programas especiales de capacitación y asistencia técnica: Ofrecer programas de capacitación y asistencia técnica para ayudar a los agricultores mayores a adoptar nuevas tecnologías y prácticas agrícolas más eficientes; v) Promoción de la sucesión de tierras: Facilitar la transferencia de tierras agrícolas de generación en generación con medidas que simplifiquen los procedimientos legales y promuevan acuerdos de sucesión; vi) Apoyo directo a jóvenes y mujeres: Fortalecerlos mediante la provisión de servicios de extensión, acceso a mercados, y políticas que les permitan mejorar sostener su productividad y competitividad; vii) Promoción de la organización: Fomentar la formación de asociaciones y cooperativas agrícolas que permitan a los agricultores compartir recursos, conocimientos y riesgos, y aumentar su poder de negociación en los mercados.
Un tema que debe ser tomado en cuenta es que los agricultores adultos tienen un importante bagaje (acervo) de conocimientos que debe ser aprovechado, por lo que deben diseñarse intervenciones que permitan sistematizarlos y difundirlos de manera amplia (su experiencia es fundamental para afrontar la agricultura en territorios vulnerables). Asimismo, se deben impulsar programas de protección social específicos para los productores adultos que combinen tanto aspectos productivos como sociales y que permitan mejorar su calidad de vida y hacerlos sentir útiles en esta etapa de su vida.
El envejecimiento de la agricultura peruana es un desafío que debe abordarse mediante políticas y programas que promuevan la inclusión de jóvenes y mujeres en el sector agrícola, así como una protección a los agricultores adultos para asegurar su calidad de vida.