Recientemente (16 de Octubre) se ha celebrado el Día Mundial de la Alimentación que es una fecha que busca concientizar a la población sobre los problemas alimentarios que padecen diversas poblaciones vulnerables del mundo. En este contexto, es bueno ver cómo se encuentra la situación alimentaria en el Perú.
Un reciente reporte de FAO indica que, de los 33 millones de habitantes en el país, 16,6 millones de peruanos están en inseguridad alimentaria moderada y grave, cifra que es el doble en relación a los ocho millones en esa condición en 2019. Por su lado, la pobreza pasó de 20% en 2019 a 30% en 2020, se redujo a 25,9% en 2021 pero volvió a incrementarse a 27,5% en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INEI), que calcula que 9,18 millones de personas son pobres. Si revisamos una reciente encuesta del IEP, se encuentra que en la zona rural el 75% de los encuestados respondió que en los últimos tres meses alguna vez en su hogar se quedaron sin alimentos.
Si vemos las brechas sociales, que tienen relación directa con las condiciones de pobreza, se encuentra que el año 2022, el 42,4% de niñas y niños de 6 a 35 meses de edad tuvieron anemia (en comparación con el año anterior, la prevalencia de anemia en niñas y niños de este grupo de edad se incrementó en 3,6 puntos porcentuales). Ese mismo año, el 20,6% de las mujeres de 15 a 49 años de edad padeció de anemia, proporción que tendió al incremento (1,8 p.p.) en comparación con el año anterior. Por el lado de la desnutrición crónica por área de residencia, esta afectó en mayor proporción a niñas y niños del área rural (23,9%), es decir, 16,8 puntos porcentuales más que en los residentes en el área urbana (7,1%). En el periodo 2017-2022 se aprecia la misma tendencia entre ambos tipos de áreas.
Existen diversas intervenciones para afrontar esta situación que tiene causas multidimensionales, pero aquí queremos llamar la atención sobre como las innovaciones agrarias pueden contribuir y complementar acciones para el cierre de estas brechas. La biofortificación de cultivos (con técnicas agronómicas y fitomejoramiento convencional) es una estrategia agrícola que implica el mejoramiento de la calidad nutricional de los cultivos básicos para aumentar su contenido de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y proteínas. Esta práctica tiene como objetivo contribuir a la reducción de la anemia y la desnutrición al proporcionar a las poblaciones acceso a alimentos básicos más nutritivos.
A nivel internacional, se han realizado avances en este campo en los últimos años. Se pueden mencionar algunos ejemplos: i) Camote Anaranjado (se utiliza para combatir la deficiencia de vitamina A en África); Maíz en Guatemala (se han mejorado para aumentar su contenido de hierro y zinc); iii) Yuca en Africa (para aumentar su contenido de hierro, zinc y vitamina A). Existen iniciativas globales como HarvestPlus que han desempeñado un rol clave en la promoción y ejecución de programas de biofortificación en todo el mundo.
Se acaban de publicar (Junio y Octubre 2023) dos estudios de investigadores del Centro Internacional de la Papa (CIP) que encuentran que la absorción del hierro de variedades de papa biofortificadas de pulpa amarilla puede contribuir con el 50 % del requerimiento de personas que viven en zonas vulnerables y donde el consumo de papa es alto (https://doi.org/10.1016/j.tjnut.2023.04.010). Asimismo, se ha encontrado que las variedades de papas biofortificadas proporcionan más zinc absorbible que las papas convencionales (https://doi.org/10.1016/j.tjnut.2023.08.028).
A partir de estos avances, no sólo en papa, se plantean desafíos importantes para difundir a una escala mayor estas experiencias, para lo que es necesario construir articulaciones técnicas y políticas con diversos actores del sector privado y público para favorecer el posicionamiento de estas nuevas variedades en los programas públicos sectoriales y en el sector privado. Estas acciones se pueden enmarcar bajo el el concepto de Misiones (https://www.cepal.org/es/publicaciones/48298-cambio-transformacional-america-latina-caribe-un-enfoque-politica-orientada) que es un concepto de políticas que aborda desafíos globales a través de proyectos concretos y acciones de I+D+I con amplia participación de diversos actores públicos y privados.
En este marco se puede difundir el consumo de estas nuevas variedades biofortificadas, promover la multiplicación de semillas, manejo del cultivo y educación nutricional. Es clave que se fortalezcan capacidades en instituciones locales y promover alianzas público-privadas para lograr una escala amplia y sostenible.
Perú todavía enfrenta desafíos en la lucha contra la anemia y la desnutrición, incluida la falta de acceso a alimentos nutritivos en territorios de poblaciones vulnerables. Esto se verá agravado por los efectos negativos del fenómeno de El Niño en la agricultura (sobre todo en los más pequeños) y el reciente anuncio del Ministro de Economía que reconoce que el país se encuentra en recesión (lo que implicará aumentos en los niveles de pobreza y por ende en las brechas sociales ligadas a la seguridad alimentaria y nutricional).
El apoyo, la promoción y difusión de estos esfuerzos de investigación a largo plazo requiere coordinación y colaboración entre múltiples partes interesadas. Se deben abordar estos elementos clave, para que el país puede avanzar en la lucha contra la anemia y la desnutrición, mejorando la disponibilidad de alimentos más nutritivos para su población en un contexto de largo plazo y con sostenibilidad.