Hernani Larrea Castro
Director Académico
Carrera de Administración y Agronegocios (UPC)
En este mundo globalizado, el análisis empresarial actual nos permite valorar la importancia de la innovación como proceso generador de competitividad y sostenibilidad en los negocios agroalimentarios. Sin embargo, el principal problema que afrontamos es la falta de vinculación entre el marco político y los fondos de inversión que permita la implementación de nuevos modelos de negocio en el sistema de agronegocios.
Para entender un concepto como la innovación hay que relacionar acciones como cambiar, explorar, reinventar, crear y gestionar oportunidades. De acuerdo con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la innovación de define como el proceso transformador de ideas creativas en aplicaciones que generan valor, fuerza que impulsa el crecimiento de los países. El primer paso en nuestros agronegocios es la promoción de la innovación.
Nos debe quedar claro que la innovación, es una estrategia para construir ventajas competitivas, cuyo ámbito de acción se focalizada en el desarrollo de productos, procesos y estrategias comerciales. Esto sólo podrá ser posible si desarrollamos entre nuestros profesionales una cultura de innovación. Ésta, debería tener en cuenta políticas que permitan regular y proteger la propiedad intelectual.
En el sector agroalimentario, el desarrollo tecnológico y comercial ha servido de impulso a la innovación, en un entorno caracterizado por las demandas de consumidores exigentes y con un mayor poder adquisitivo. No obstante, en nuestro país, este proceso debería avocarse al mejoramiento de la productividad y competitividad de las cadenas agroalimentarias, que requieren de una fase de integración tecnológica.
Paralelamente, el escenario mundial se ve enfrentado a una serie de retos por vencer. Estos desafíos incluyen temas sociales, ambientales y comerciales que son prioridad en la coyuntura económica que caracteriza estos tiempos. Aquí debemos destacar la creciente preocupación por el cambio climático, la escasez de agua, los desperdicios alimenticios, la crisis energética, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación ambiental.
Para los principales actores del sistema, la meta es producir más y mejores alimentos. Para ello, la innovación debería ser el eje sobre el cual giren los esfuerzos de los sectores estatal, empresarial y académico. La universidad debe servir de eje promotor para la formulación e implementación de proyectos de innovación así como capacitar al talento humano responsable de la transformación tecnológica que requieren nuestros agronegocios.
Hoy en día, el principal reto es la producción de alimentos con valor agregado para lo que necesitamos una revolución tecnológica que sirva de soporte a esta nueva etapa. Sin embargo, la innovación por sí sola no bastara para producir esta transformación. Paralelamente, se debe apostar por impulsar la investigación, por utilizar estratégicamente la información y por implementar tácticas de inteligencia comercial. Hay que comenzar a trabajar en esto.
