Hernani Larrea Castro
Director Académico
Carrera de Administración y Agronegocios (UPC)
La conservación de la biodiversidad en responsabilidad de todos. La plasticidad de nuestra diversidad biológica es la que nos está sirviendo para resolver parcialmente la problemática agroalimentaria que estamos experimentando desde hace casi dos décadas. El uso sostenible de nuestros recursos genéticos debe ser la clave en las respuestas planteadas frente a los grandes problemas sociales y ambientales que afrontamos como sociedad.
Actividades como la agricultura, ganadería, pesca y acuicultura se ven directamente afectadas frente a las alteraciones originadas a partir de la presión que se viene ejerciendo sobre los ecosistemas mundiales, en particular sobre los recursos genéticos básicos para la alimentación mundial. Estos impactos ambientales traen graves consecuencias que afectan principalmente a la base de la pirámide social generando pobreza, hambre y malnutrición.
En la actualidad, la gran interrogante es saber si las actividades productivas podrán adaptarse a las cinco condiciones más graves y complejas que enfrentamos como lo son el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la crisis energética, la escasez de agua y la contaminación ambiental. Una correcta gestión ambiental es base fundamental de cualquier estrategia sostenible, sea cual sea el escenario a emprender. Este debe ser nuestro punto de partida.
El tema ambiental no sólo genera un problemática a nivel de salud, además provoca coyunturas sociales y económicas particulares. El sistema de agronegocios debe tomar en cuenta estos temas a fin de prevenir escenarios negativos, en particular en el sector agroalimentario, considerando la vulnerabilidad de nuestro país frente a las acciones del cambio climático, por su ubicación geográfica y las actividades asociadas con la emisión de gases efecto invernadero.
Un ejemplo basta para ilustrar nuestro punto de vista. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el valor de los insectos que transportan polen de frutas y hortalizas asciende a más de 200 mil millones de dólares para la economía mundial de alimentos. Las variaciones climáticas, principalmente temperaturas y precipitaciones, afectan directamente su ciclo de vida y podrían ocasionar su extinción, total o parcial, con graves consecuencias para la agricultura.
Lamentablemente, las políticas mundiales no han producido la respuesta esperada frente a la preocupación ambiental que existe en este momento. Los bonos de carbono, la huella hídrica y las certificaciones ambientales son sólo algunos de los esfuerzos por contener la creciente gama de impactos ambientales que enfrenta un mundo lleno de necesidades que día a día incrementan su influencia sobre el medio ambiente.
A pocas semanas de importantes reuniones ambientales a nivel mundial en nuestro país, es ocasión para destacar la necesidad de una adecuada gestión ambiental, evidenciada en el correcto manejo de indicadores que midan impactos a nivel de biodiversidad, agua, aire, suelos y residuos sólidos. Si no tomamos en cuenta esta situación ponemos en riesgo nuestra seguridad alimentaria. Ha llegado el momento de valorar la importancia de los temas ambientales.