COLUMNA DE:
Miguel Ordinola

Miguel Ordinola

Secretario Ejecutivo-Alianza de Aprendizaje Perú - Docente de Post Grado de la Pontificia Universidad Católica del Perú
30 septiembre 2021 | 10:00 am Por: Miguel Ordinola

Seguridad Alimentaria y Agricultura Familiar en la Perspectiva de la Pandemia

Seguridad Alimentaria y Agricultura Familiar en la Perspectiva de la Pandemia

Durante las últimas décadas la inseguridad alimentaria de las poblaciones vulnerables a nivel de Latinoamérica (y de manera particular en la región andina) se ha convertido en un problema que no se ha podido abordar con eficacia para permitir el acceso económico a los alimentos de las poblaciones vulnerables a nivel urbano y rural. Desde el 2020 este escenario se ha complicado mucho más por los efectos de la pandemia tanto a nivel de los sistemas productivos como en el consumo de alimentos. Diversos trabajos recientes vienen aportando evidencia para identificar las causas de este problema y las alternativas de políticas.

Un primer estudio (Food Security and COVID-19: A Systematic Review of the First-Year Experience, https://www.mdpi.com/2071-1050/13/9/5294), recopila y realiza una revisión sistemática relacionada con la seguridad alimentaria con resultados empíricos de diversos estudios que incluyen en su análisis los efectos del primer año de la pandemia. Los resultados revisados ​​demuestran que cada una de las cuatro dimensiones / pilares de la seguridad alimentaria se ha visto afectada por la pandemia y los encierros, aunque en diferente medida. El acceso ha sido el más afectado, principalmente el acceso económico (por reducción de ingresos y aumento de precios de alimentos). De manera más amplia se identifica que el factor que más afecta negativamente a la seguridad alimentaria durante la pandemia de COVID-19 es el mismo que el problema estructural más profundo: bajos ingresos.

Un segundo estudio (Global assessment of the impacts of COVID-19 on food security, https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211912421000833?dgcid=rss_sd_all), realiza una evaluación que cubre 62 países y se basa en el análisis de 337 documentos publicados en inglés, francés, español y portugués, que analizan los efectos de la pandemia en diversos contextos. La revisión confirma la magnitud y la gravedad de una situación sin precedentes. Al igual que en el caso anterior identifica que la dimensión de la seguridad alimentaria que ha sido más afectado es el acceso. Sin embargo, también se menciona que los sistemas alimentarios han "resistido" la pandemia, aunque esta resiliencia de los sistemas alimentarios se logró, a grandes costos, dadas las graves restricciones en las actividades (interrupciones).

Finalmente, otro estudio (Desafíos y oportunidades para el sector papa en la zona andina en el contexto de la COVID-19, http://papaslatinas.org/index.php/rev-alap/article/view/422), busca proporcionar información para comprender los efectos de la pandemia de la COVID-19 sobre el sector papa en la región andina y sus consecuencias para los actores de esta cadena, especialmente los pequeños productores (el análisis incluye a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú). Se identificaron problemas relacionados con la reducción de venta de la cosecha por dificultades de transporte y de comercialización acompañadas por una disminución de precios, que afectaron la cadena. La reducción de los ingresos de los productores tiene implicancias primero para la rentabilidad del cultivo, pudiendo influir en la continuación efectiva de la producción agrícola y en las futuras decisiones de siembra. La reducción de ingresos tiene también un efecto sobre la seguridad alimentaria de las familias reduciendo la diversidad de la dieta e incrementando el consumo de alimentos menos nutritivos, extendiendo la malnutrición.

Como marco general, para hacer frente al contexto de la pandemia y sobre todo a sus efectos sobre la oferta y demanda de alimentos (que afectan la seguridad alimentaria), es importante que los ministerios de agricultura prioricen medidas mucho más específicas dirigidas a la agricultura familiar que produce la mayor parte de los alimentos para el consumo interno de los países como Perú y que han mostrado resiliencia en el marco de la crisis (se podría pensar que un efecto positivo de la pandemia ha sido visibilizar este segmento de productores, que en los momentos más complicados del confinamiento siguieron abasteciendo a los mercados por diferentes vías). Hay que tomar en cuenta que este tipo de agricultura incluye también actividades agrícolas diversificadas que contribuyen a garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad.

En la perspectiva de los estudios mencionados, las dificultades generadas por la crisis sanitaria han resaltado aún más los problemas de la agricultura familiar y la alta vulnerabilidad de los productores, pero también su alto potencial y esta puede ser la oportunidad de implementar instrumentos concretos y sostenibles de apoyo tomando las lecciones que nos deja la pandemia y con el objetivo de promover un sector más dinámico e innovador que responda a los desafíos y oportunidades que implica abastecer de alimentos a los consumidores de los diversos países.