COLUMNA DE:
Carlos Pomareda Benel

Carlos Pomareda Benel

Ingeniero Agricola Doctor en Economia Agricola y es el Gerente de Servicios Internacionales para el Desarrollo Empresarial y Presidente del Consorcio para el Desarrollo Andino.
04 agosto 2021 | 09:26 am Por: Carlos Pomareda Benel

Seguridad alimentaria: ¿para quiénes y cómo?

Seguridad alimentaria: ¿para quiénes y cómo?

Pocas expresiones son tan políticamente atractivas e irresponsablemente usadas como:  Lograremos la seguridad alimentaria para todos; o más aun, anunciar: Seremos un país de Hambre Cero. Y para lograrla, los entusiastas dicen que: Cerrarán las importaciones de los alimentos que el Perú produce para lograr soberanía alimentaria. Desde luego que no faltan los más aventurados que se comprometen a pie juntillas con el enunciado de la FAO que dice: ¨A nivel de individuo, hogar, nación y global, la seguridad alimentaria se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”. Todo lo anterior suena bien para la publicidad, pero veremos más adelante la complejidad y seriedad del desafío.

El 26 de julio hace una semana, el presidente saliente aprobó la Ley 31315, dada por el Congreso, sobre la Seguridad Alimentaria y Nutricional, la cual dice que dará continuidad a la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2013-2021, y el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2015-2021. Ojalá que esta ley tenga a los 45 dias, su anunciado reglamento y aterrice en acciones concretas y resultados tangibles. Entre tanto, algunos comentarios pueden ser de utilidad.

El punto de partida concierne a cuál es la población que padece de inseguridad alimentaria crónica, o estacional en diferente magnitud. Sabemos que incluye cerca del 30 por ciento de la población peruana.  En la población en inseguridad alimentaria y nutricional, la mayor parte son ancianos y niños y por lo tanto dependientes de adultos, quienes tienen la mayor responsabilidad. En el caso de la población rural está ubicada en zonas de pobreza extrema, difícil acceso, y frágiles recursos naturales; y entre ellos vale diferenciar quienes producen algo de lo que consumen; y quienes dependen de su trabajo para adquirir lo que consumen. Otro porcentaje de la población en riesgo alimentario nutricional está en las ciudades y carecen de recursos para comprar alimentos. Entre ellos, algunos, malgastan los ingresos que generan en alimentos chatarra, cuyo aporte nutricional es cuestionable; siendo los niños quienes más padecen de este flagelo, dada su respuesta a la publicidad irresponsable que induce hábitos alimentarios inadecuados.

El siguiente paso será comprender la naturaleza de la disponibilidad de alimentos para los grupos meta; y al respecto, hay que contestar a la pregunta si tal disponibilidad se trata de lograr en forma continua o especialmente en las épocas de crisis. Si el problema es crónico, está asociado a la pobreza, es decir no hay ni como producir ni como comprar alimentos, y eso es un gran desafío. Si la escasez es en determinados momentos, como, por ejemplo, durante un agravamiento de la sequía o de las pérdidas ocasionadas por otros desastres, el problema es de inseguridad como tal. Las medidas son diferentes en cada circunstancia.

Cuando nos referimos a los alimentos, no nos limitamos a los que se producen en la agricultura. La riqueza del mar es inmensa, e insuficientemente aprovechada. Por un lado, se da poco peso en las dietas a las especies poco conocidas, para aumentar el aporte de minerales y proteínas; y por otro lado el riesgo de la explotación de pocas especies, las mas conocidas.

Un aspecto que no se puede omitir, y sobre lo cual hay plena documentación, son los altos costos de intermediación y las pérdidas de productos por deterioro asociado al mal transporte e inadecuados sistemas de almacenamiento y distribución. Estos factores agravan las condiciones de disponibilidad, con repercusiones negativas para los productores y los consumidores.

Por lo tanto, una política seria y viable para darle mayor seguridad alimentaria a la población peruana que más lo necesita y no puede acceder al mercado, y particularmente en el contexto de las exigencias impuestas por la pandemia, debe: Precisar los grupos en mayor riesgo alimentario, en cuanto a números, severidad del problema y los factores que determinan la situación, estacional o continua; definir los medios a través de los cuales resolver la situación estructural o transitoria para cada grupo; definir metas realistas y cuantificar los recursos necesarios para alcanzarlas; y a partir de ello, definir el horizonte de tiempo para resolver el problema. La calidad del plan es indispensable, pero también el compromiso para asignar las responsabilidades institucionales y los recursos necesarios durante varios años; y no solo un periodo de gobierno.

No menos importante es la valoración de los resultados alcanzados y lecciones aprendidas en el marco La Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2013-2021, y el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2015-2021, así como la efectividad de la Comisión Multisectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Que sentido tiene una nueva ley, si lo antes referido no ha sido efectivo.

En cuanto a los medios, según la naturaleza del problema entre los diferentes grupos, se usará la ayuda alimentaria por la vía de bonos; apoyar los programas de alimentación-nutrición escolar con producción nacional; fortalecer los apoyos para la producción; el almacenamiento de reservas comunales; etc. Para contribuir a superar la situación y con el fin de generar más ingresos para los productores peruanos; se ha mencionado grabar arancelariamente o restringir las importaciones de lo que se puede producir. Al respecto, son necesarios varias consideraciones: Menores volúmenes disponibles y/o franjas de precios, implican alza de los precios internos de los productos básicos (maíz, trigo, arroz), que afectan más a los pobres urbanos; las importaciones que se hacen de alimentos pueden estar  comprometidas en el marco de los TLCs suscritos, de modo que modificar las reglas no es un asunto unilateral; y los productos importados tendrán que ser sustituidos por producción nacional en condiciones competitivas. lo cual amerita medidas concretas de estímulo a la producción y apoyo a la comercialización.

Lo antes expuesto merece un comentario final: Esto no es un asunto de competencia solamente del MIDAGRI. Amerita la participación efectiva del MEF, los Ministerios de Comercio, de Salud, de la Producción, y de Educación (para la educación alimentaria y nutricional). También es indispensable la participación efectiva de los gobiernos regionales y las municipalidades. En el primer caso para asumir responsabilidades a nivel del territorio; y en el caso de las municipalidades, para asegurar que se eliminan las mafias en la distribución de alimentos, y que se tiene más higiene y menos desperdicios. ©