COLUMNA DE:
Carlos Pomareda Benel

Carlos Pomareda Benel

Ingeniero Agricola Doctor en Economia Agricola y es el Gerente de Servicios Internacionales para el Desarrollo Empresarial y Presidente del Consorcio para el Desarrollo Andino.
09 marzo 2021 | 09:42 am Por: Carlos Pomareda Benel

Agua para la Agricultura: Un asunto de prioridades

Agua para la Agricultura: Un asunto de prioridades

Es incuestionable que, en nuestro país, en cuanto al agua para la agricultura, son fundamentales por razones económicas, sociales y ambientales varios aspectos: El aprovisionamiento, incluyendo la protección de las cuencas; el uso eficiente y la minimización de las pérdidas; la solidaridad y el cuidado de la calidad del agua; la democratización del acceso a este recurso para la vida; y especialmente las capacidades de las personas y las instituciones. Por lo tanto, las medidas para alcanzar objetivos múltiples y tener logros al corto y mediano plazo, deben ser muy bien pensadas, diseñadas e implementadas, en un marco de prioridades; a la luz de la realidad y la experiencia.

He leído que, en por lo menos dos de las propuestas de los candidatos a la presidencia, se anticipa apoyar la construcción de grandes represas para abastecer de agua para el consumo humano y la agricultura.  ¿Será esta la mejor alternativa? ¿Es esa una prioridad de corto plazo? Esta nota ofrece comentarios, que ojalá sean de utilidad para analizar mejor las propuestas y tomar las mejores decisiones.

Según inventario realizado por la ANA, en el Perú tenemos 643 represas (registradas) que presentan una altura mayor o igual a 4 metros, medida desde la cota más baja de su cimentación, o aquellas que conforman un reservorio de capacidad mayor de 300.000 m3. Quince de ellas, las más grandes, tienen una capacidad total de 3160 Hectómetros cúbicos HM3 (un hectómetro igual a un millón de metros cúbicos).

Estas quince represas tienen algunas características a destacar: Una capacidad mayor a los 50 HM3, de modo que entre las quince almacenan el 80 por ciento del agua que pasa por sistemas de represamiento. Diez de ellas fueron construidas hace más de 25 años; casi todas muestran riesgos por su inadecuado mantenimiento; han pasado por un largo proceso de colmatación debido al arrastre y depósito de sedimentos (por limitada cobertura vegetal en las cuencas). Y muy importante, varias de ellas están construidas por debajo de los 2,500 msnm (Poechos, San Lorenzo, Tinajones, Gallito Ciego y otras), de modo que sirven solo para regular el riego en la Costa. Unas pocas (El Fraile, Cuchaquesera; Condorama, Aguada Blanca, El Pañe, Pillones y Lagunillas) y sirven a zonas de mayor altitud en Ayacucho, Arequipa y Puno.

A estas quince represas grandes se suman otras 600 aproximadamente, de menor escala y los cientos de Qochas construidas por iniciativa de las comunidades campesinas y en algunos casos con apoyo de proyectos como PRONAMACHS y más recientemente, Sierra Azul y los pequeños embalses construidos por el PSI-Sierra. En la mayor parte de estas iniciativas hay mejoras por realizar referidas más adelante para asegurar su uso efectivo en forma duradera.

Los logros en infraestructura de almacenamiento merecen un reconocimiento, pero subyacen problemas que deben resolverse antes que pensar en grandes represas; entre estos se incluyen:

  • La mayor protección de las cuencas y microcuencas; lo cual demanda inmediatos programas de mejora de la cobertura vegetal para amortiguar las escorrentías y así reducir la erosión y los riesgos de excesos que en cortos periodos de tiempo fluyen hacia la costa.
  • Acelerar el riego tecnificado para aumentar la productividad de la tierra especialmente en la precaria infraestructura parcelaria asociada a la atomización de las parcelas, especialmente en la sierra.
  • Mejorar la muy baja eficiencia de conducción y uso del agua para riego (30 por ciento en promedio nacional); con mejor infraestructura de pequeña escala y seria concientización de los usuarios.
  • Atacar frontalmente el problema de la salinización de tierras costeras; que afecta cerca de 300,000 hectáreas; y que viene postergándose desde hace más de cincuenta años.
  • Aplicar severas sanciones a la contaminación de aguas superficiales y subterráneas; y la sobre explotación de algunos acuíferos, causa de continuos conflictos entre usuarios y evidentes daños ambientales.
  • Implementar un programa de mediano plazo de trasvases entre cuencas, para auxiliar a aquellas con déficits hídricos estacionales, alrededor de 50 cuencas del total de 159.

Y desde el punto de vista institucional las medidas son tanto más importantes y destacan:

  • Motivación y colaboración con los Gobiernos Regionales y Locales para incluir en sus planes de desarrollo; especialmente con el buen uso de recursos del Canon Minero y Gasífero; el fomento del riego tecnificado, incluyendo las micro represas necesarias, protegiendo las microcuencas, especialmente en zonas altas, para abastecer de agua y proteger la biodiversidad y su mejor uso en las zonas más olvidadas.
  • Descentralización de los principales proyectos del MIDAGRI vinculados al tema de la gestion del agua (PSI, Sierra Azul y AGRORURAL) y exigencia de acciones en sinergia, aun cuando se reconoce que operan con diferentes fuentes de financiamiento.
  • Desarrollo de una campaña masiva y efectiva de información y culturización sobre cuido del agua (en todas sus dimensiones) por parte de la ANA; reforzando lo que actualmente se hace en pequeña escala.
  • Implementar por parte de la ANA las recomendaciones ya ofrecidas por destacados profesionales, para actuar de inmediato con un conjunto de medidas para valorar y tomar acción para la mayor seguridad hídrica de las represas existentes, especialmente las más grandes y más antiguas y más expuestas a riesgos de excesos de recarga, causados por la inestabilidad climática.
  • Fomento, con la colaboración del MINAE, de iniciativas de inversión privada para generación de energía solar, eólica, hídrica y otras modalidades en pequeña y mediana escala, de modo que la inversión de grandes represas para generación de energía hidroeléctrica tenga menos justificación financiera.

Lo expuesto evidencia que se   requieren soluciones sustentadas en la capacidad de las personas, las organizaciones de usuarios y las instituciones; y la colaboración para comprometerse en el logro de los objetivos sociales y ambientales.  El tema es de alta relevancia, de modo que el análisis de estas y otras opciones es el verdadero punto de debate en base a prioridades. ©