COLUMNA DE:
Miguel Ordinola

Miguel Ordinola

Secretario Ejecutivo-Alianza de Aprendizaje Perú - Docente de Post Grado de la Pontificia Universidad Católica del Perú
02 marzo 2018 | 08:44 am Por: Miguel Ordinola

Potenciar la Agricultura de Sierra y Selva

Potenciar la Agricultura de Sierra y Selva

Miguel Ordinola
Secretario Ejecutivo-Alianza de Aprendizaje Perú
Docente de Post Grado de la Pontificia Universidad Católica del Perú


Acaba de ser presentado el reporte del Banco Mundial “Tomando impulso en la agricultura peruana: Oportunidades para aumentar la productividad y mejorar la competitividad del sector”, que resume el conocimiento actual sobre la transformación que viene experimentando la agricultura y el sistema alimentario peruano, evalúa el desempeño reciente del sector agrícola con un énfasis en la productividad y la competitividad, y resalta las oportunidades para mejorar la contribución futura del sector con miras a superar los desafíos para el desarrollo del país.

El informe constata el crecimiento explosivo del sector agro-exportador de Costa, que ha establecido a Perú como líder global en la producción de muchos cultivos de alto valor.

Por el lado de la Sierra, se encuentra que la mayoría de hogares continúa sembrando productos básicos de bajo valor como papa (blanca), trigo, cebada y quinua, usando métodos de producción tradicional que involucran el uso limitado de insumos adquiridos y poca o nula mecanización. La conectividad es un problema serio; muchos productores en la Sierra carecen de acceso a los mercados, por lo que tienen pocos incentivos para producir excedentes para el mercado, y pocas oportunidades para generar un ingreso en efectivo que pueda ser reinvertido en emprendimientos agrícolas.

En el caso de la Selva, se indica que la historia de desarrollo agrícola ha sido mixta. La agricultura comercial, que empezó cerca de 50 años atrás, se introdujo en la Selva a través de dos vías distintivas. Algunas partes de la Selva fueron colonizadas por personas de la Sierra y de la Costa y más recientemente, las empresas de agro-negocios han empezado a trabajar en la Selva, atraídas por las tierras abundantes y las condiciones agro-climáticas favorables, que les ha permitido la producción a gran escala de cultivos industriales que incluyen a productos como la palma aceitera, café y cacao.

En este marco, se plantea una visión en el sentido que la aspiración política para la agricultura en la Sierra y la Selva debería orientarse a transformar estas regiones en fuentes dinámicas de crecimiento de exportaciones diversificadas. Se debe producir la diferenciación de ciertos tipos de productos a gran escala, para que los mismos puedan ser vendidos como productos especializados en mercados de alto valor. Para esto se precisan inversiones para transformar las prácticas de producción primaria y mejorar las cadenas de valor existentes. La experiencia previa de aprovechar nichos de mercado del café, cacao, banano, papas nativas y otros productos, proporciona lecciones valiosas sobre cómo se debe actuar para apoyar la modernización de las cadenas de valor, especialmente la importancia de prestar atención no sólo a la mejora de prácticas de producción primaria, sino también a muchas otras actividades a lo largo de la cadena de valor.

Se destaca que uno de los factores clave que contribuyeron al exitoso desarrollo de una industria agro-exportadora dinámica en la Costa fue el hecho que los formuladores de políticas fueron capaces de desarrollar un enfoque integrado que incluyó reformas del mercado de tierras y el mercado laboral, inversiones públicas en infraestructura clave (irrigación, caminos, instalaciones portuarias), incentivos fiscales para los agro-negocios, y medidas de liberalización del mercado (lo que se denominó Ley de Desarrollo Agrario, aún vigente). Estos esfuerzos fueron ampliamente coordinados y focalizados geográficamente. Un enfoque similar que involucra altos niveles de coordinación de políticas y programas en combinación con la priorización geográfica se necesita para la Sierra y la Selva. Por ejemplo, se podría promover un programa de desarrollo territorial multisectorial para implementar inversiones públicas que faciliten el desarrollo de los negocios y dotar de infraestructura básica para facilitar la inversión privada.

Hay que evitar situaciones como las que se han dado en estas regiones: colocar plantas de procesamiento que no pueden funcionar por falta de energía trifásica (en sierra), plantas de néctares que no pueden enviar sus productos al mercado por falta de vías de acceso (selva), leyes para promover la agroindustria rural donde ninguna empresa aplicó por falta de condiciones necesarias para desarrollar negocios (sierra y selva). Estos son sólo algunos ejemplos de las limitaciones existentes y lo que se debe hacer es promover una verdadera revolución de la agricultura de Sierra y Selva, promoviendo una adecuada complementariedad de la inversión pública y privada para mejorar su competitividad y una articulada política social, con objetivos comunes y a gran escala. Siempre se habla de convertir las ventajas comparativas en ventajas competitivas, pero sin un marco de políticas e inversión pública para estas regiones esto no será posible.