22 noviembre 2017 | 08:04 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Informó el arqueólogo Segundo Olivera

El próximo año se abrirá la tumba que podría cambiar la ‘partida de nacimiento’ del cacao

El próximo año se abrirá la tumba que podría cambiar la ‘partida de nacimiento’ del cacao

Diversas representaciones del cacao tanto en piedra como en Spondylus, así como su uso en ceremonias especiales, denotarían el valor sagrado que tenía el fruto para las civilizaciones del Antiguo Perú. 

(Agraria.pe) No es de sorprender que nuestro país conjugue en un solo crisol cultural manifestaciones arqueológicas y gastronómicas, dos actividades en las que ha demostrado maestría. Como se adelantó meses atrás, un equipo de investigadores inició excavaciones en Montegrande (Jaén, Cajamarca), un complejo de 600 metros en forma de espiral en donde se han detectado tumbas con restos funerarios que incluirían semillas de cacao, lo que deja atrás la teoría de que este fruto es originario de Centroamérica. 

Durante el Simposio Internacional del Cacao organizado días atrás en nuestra capital, el arqueólogo peruano Segundo Quirino Olivera informó que el próximo año se procedería a un hecho trascendental: el destapado de la tumba central del complejo, lo que sería el punto de partida para cambiar el ‘certificado de nacimiento del cacao’. 

“La bebida del cacao era sagrada, estaba prácticamente prohibida para el pueblo; el sacerdote la podía consumir y también la utilizaba para acompañarse al otro mundo. El cacao no fue una planta cualquiera, hay todo un despliegue de artefactos en concha Spondylus, oro y piedra que revelan el carácter sagrado de la mazorca del cacao. También encontramos evidencia de chicha, maíz, caracoles, un personaje de cuyo corazón sale un recipiente con la bebida sagrada. Estos artefactos están en el templo y esperamos el próximo año destapar la tumba con la colaboración de expertos en cacao para demostrar la hipótesis que manejamos”, comentó. 

Hasta ahora, las conjeturas sobre este nuevo origen del cacao se han estado basando en los descubrimientos hechos en la zona del río Chinchipe que hoy pertenece al Ecuador, donde el investigador norteño Francisco Valdés encontró un altar de fuego y una tumba con artefactos entre los que destaca una botella de asa estribo de 5,300 años de antigüedad con forma de caparazón de concha Spondylus. Entre las vasijas se hallaron vestigios de cacao que pruebas de carbono 14 determinaron tenían más de 5,000 años de antigüedad.

La concha Spondylus era un elemento sagrado para el mundo andino amazónico y se encuentra en los centros más importantes de los Andes y la Amazonía, tales como la tumba del  Señor de Úcupe (Lambayeque) –que data de aproximadamente hace 1,700 años- donde se encontró un collar de 60 cuentas de mazorcas de cacao elaboradas con esta concha.

Como si fuera poca evidencia, Segundo Quirino Olivera recuerda que una tumba célebre como la del majestuoso Señor de Sipán  (Lambayeque) muestra un cetro que representaría una mazorca de cacao como señal de mando. 

Otra pista del cacao en el antiguo Perú, refiere el investigador, es Chavín de Huántar (Áncash), centro administrativo y ceremonial de la cultura Chavín de una antigüedad de 1,300 años, cuya finalidad era servir como oráculo para los dioses que dominaban la vida y la naturaleza. “El templo fue construido con una ciudad subterránea con elemento pétreos y megalíticos, había canales subterráneos”, detalla. Y agrega un elemento nuevo: “Una estudiante de Harvard encontró, además de un conjunto de elementos propios como la yuca y el ají amazónico, cacao. Y eso nada más que en la galería de las ofrendas. Era un elemento ritual sumamente importante”.

Gracias a los descubrimientos en Montegrande, Olivera recibirá en Shanghái el próximo mes de diciembre un reconocimiento como uno de los 10 mayores hallazgos arqueológicos del mundo. Próximo a ese momento cumbre, pide reflexionar y pensar en las familias donde esta rica historia cacaotera se ha desarrollado, familias que hasta hoy se encuentran sumidas en la pobreza y la incomunicación.

“El cacao debería ayudar a reducir la pobreza, que las fábricas de Europa vengan y paguen precios justos, que no vendamos solo materia prima o insumos”, cierra.  

*Foto: Segundo Quirino Olivera en el templo de Montegrande. - HEINZ PLENGE

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