(Agraria.pe) Perú cuenta con nueve especies de ajíes silvestres y de ellas cinco son extremadamente picantes, como el mocoro, que se desarrolla en la cuenca del río Mantaro (Junín) y se presume es el ancestro del rocoto; y el marate de la amazonía del Cusco, antepasado del ají amarillo, informó hoy el Ministerio del Ambiente (Minam) al indicar que especies como el charapita, el panca, el amarillo, el rocoto y el pimiento son cultivadas por el hombre.
Estos y otros datos relevantes se encuentran en el estudio Línea de base de la diversidad del ají y rocoto peruano con fines de bioseguridad, a través del cual se tiene una visión integral de las especies del género Capsicum presentes en el Perú.
La publicación, presentada esta semana, resalta el valor ecológico y cultural del ají al establecer una base sólida para futuras acciones de uso sostenible vinculadas a su producción sin descuidar su efectiva conservación.
Símbolo de identidad
Desde tiempos prehispánicos, y gracias al uso de técnicas agrícolas que perduran, el ají y el rocoto han sido elementos esenciales en la agricultura y la gastronomía peruanas. Estos conocimientos han sido cruciales para mantener la biodiversidad y enriquecer nuestra cocina, convirtiéndose en un símbolo de nuestra identidad cultural y un motor económico para el país.
La implementación de medidas de bioseguridad ha permitido asegurar el suministro estable y seguro de la especie. Desde el Minam se promueven prácticas agrícolas sostenibles que respetan y conservan nuestro entorno, fortaleciendo el sector agroindustrial y fomentando la innovación.
Conservación de su diversidad
La publicación recoge trabajos desde hace 10 años, muestra hallazgos poco conocidos de las especies de Capsicum (ají y rocoto) cultivados y silvestres, así como recomendaciones que incentivan la adopción de innovaciones tecnológicas y prácticas avanzadas para asegurar la conservación de su diversidad y mejorar su producción.
Además, destaca su valor cultural y el rol en la biodiversidad agrícola, así como la necesidad de fortalecer las medidas de bioseguridad para garantizar un suministro seguro y estable del ají y el rocoto, y proteger el patrimonio genético de este tipo de especies.
Un dato peculiar es que en nuestro territorio hay cuatro variedades de ají silvestre que no son picantes y crecen en los bosques secos, principalmente en la costa norte, lo cual los convierte en especies ideales para la adaptación al cambio climático, ya que pueden crecer en ecosistemas con poca agua.
¿Cuáles son los picantes regionales?
Según la Dirección General de Diversidad Biológica del Minam, cada región natural del Perú tiene su ají característico: el mochero en el norte, el rocoto a lo largo de las yungas y los Andes; y el charapita en la Amazonía.
Entre los ajíes más conocidos se encuentran el panca, el mochero, el amarillo, el limo y el rocoto, producidos mediante agricultura convencional. También están el pimiento y la páprika, que se cultivan en condiciones de agricultura intensiva o industrial para la exportación. En los huertos y jardines se cultivan con prácticas tradicionales un sinfín de variedades como el ají dulce, el ají pucunucho.
En los bosques amazónicos, las cuencas hidrográficas y los bosques secos crecen las especies silvestres, ancestros de los cultivos, adaptados a condiciones extremas de sequedad o humedad, que son fuente de genes adaptativos para el cambio climático.
La Ruta del Ají
Los especialistas del Minam han hecho un exhaustivo monitoreo de la diversidad del ají. Para ello desarrollan La Ruta del Ají, un programa que permite conocer la distribución y el estado de las variedades en las regiones del país.
Este esfuerzo facilita la recolección de datos esenciales para la conservación, fomenta la participación comunitaria y sensibiliza a la población sobre la importancia de preservar estas especies.
El Día de los Ajíes Peruanos, que se celebra el primer viernes de setiembre, fue instaurado mediante la R.M. 0060-2018-MINAGRI, con el fin de promover el conocimiento sobre los ajíes peruanos, su uso en la gastronomía, sus beneficios y su diversidad. También fortalecer el posicionamiento comercial de los productores agrarios que se dedican a este cultivo.