Empresas de la agroindustria recurren en su gran mayoría a esta institución para detectar tempranamente cualquier problema de plagas con sus cultivos. Micólogos, bacteriólogos y nematólogos dan sustento a este trabajo que ha cobrado prestigio.
(Agraria.pe) En una sector apartado de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), un grupo de especialistas recibe cada día muestras de todo el país. Su misión: diagnosticar y proponer tratamientos para las enfermedades y plagas que afectan a los principales cultivos.
Se trata de la Clínica de Diagnosis, una entidad única en su especie con más de 25 años de funcionamiento, la cual ha ido acompañando el crecimiento de la agricultura de exportación peruana de las últimas décadas.
Walter Apaza, coordinador de la clínica y profesor del Departamento de Fitopatología de la UNALM, comenta para Agraria.pe que la institución se ha especializado en la identificación, diagnóstico y recomendaciones para el tratamiento de hongos, bacterias, nematodos y virus. La reputación de esta instancia es tal, que hoy cuenta con una cartera de clientes que está constituida en un 80% por agroexportadores.
Ellos confían en el equipo de especialistas, micólogos, bacteriólogos y nematólogos que desarrollan un vínculo que supera el ámbito académico y actúa sobre casos reales en campo que muchas veces terminan tomados como temas de tesis en maestrías.
“Este ambiente es totalmente separado de la parte académica. Lo que cobramos por las muestras se reinvierte mucho en este laboratorio. Recientemente abrimos un área de biología molecular en el segundo piso donde esperamos dar soporte con este servicio. De hecho ya hicimos un par de trabajos para empresas agrícolas y gremios como Prohass (gremio de exportadores de palta), para una caracterización e identificación de hongos en madera, allí estamos extrayendo el ADN para enviar muestras a Estados Unidos para hacer secuenciamiento”, refiere.
Entre los principales proyectos que la Clínica ha trabajado recientemente se encuentran los relacionados a prospección de enfermedades en paltos de Moquegua, fitóftora en cítricos, caracterización de hongos de madera en uva, soporte para tratamiento de la roya y Rosellinia en café y para banano orgánico.
Cambio climático
Para Walter Apaza, los tiempos actuales son retadores pues el cambio climático demanda estar atentos a muchos más factores que antes en el desarrollo de los cultivos. Recuerda por ejemplo el caso de las cebollas amarillas dulces de Ica, que están teniendo problemas por enfrentar un año muy frío y húmedo. “Nos han llegado las muestras la semana pasada, somos como un termómetro; si aparece un nuevo problema en arándanos en el sur o el norte, va a aparecer acá, si aparece un nuevo problema en uva también”, refiere y detalla que el cambio climático está sometiendo a estrés a muchos cultivos y fomentando nuevas enfermedades. “Cualquier cosa rara que aparezca en agricultura en el Perú va a aparecer en esta Clínica de Diagnosis como una muestra de un cliente o empresa que nos trae”.
La industria de agroquímicos también se beneficia de los servicios de la Clínica, pues esta le ayuda a realizar pruebas de nuevas moléculas in vitro. Así, para el control de botrytis en arándanos cuentan con la cepa para hacer la prueba. “Todo lo que tiene que ver con los patógenos de plantas es nuestro negocio”, observa.
Finalmente, Apaza pone de relieve la importancia de la prevención en el cuidado de los cultivos, tal como hace la agroindustria, que al primer signo de enfermedad hace los estudios necesarios para descartar males y aplicar soluciones si fuera necesario. Esta actitud, lamentablemente, no se encuentra mucho entre los pequeños y medianos productores. En esos casos, el especialista recomienda reforzar la capacidad organizativa: “un agricultor que solo tiene de cinco a tres hectáreas es difícil que llegue acá (a la clínica), porque hay costos de logística importantes. Pero tenemos el caso de un grupo de agricultores de Supe que trabajan con cebolla amarilla dulce que se han organizado y han llegado aquí”.