Liliana Maria Aragon Caballero
Decana de la Facultad de Agronomía de la UNALM, Ingeniero Agrónomo con maestría en Fitopatología, investigadora en temas de naturaleza fitopatológica a nivel nacional e internacional, con publicaciones científicas, sobre diagnóstico de enfermedades, estrategias de control biológico y cultural de patógenos en cultivos ornamentales, hortícolas y frutales.
Contacto: lili@lamolina.edu.pe
Pareciera que estamos a la deriva en un barco que se llama Perú, cuyo capitán no percibe la magnitud de las problemáticas y más aún no mide el impacto de lo que sobrevendrá como efecto de las decisiones que toma; el barco está navegando en función al vaivén de los vientos y corrientes. Al revisar la propuesta en el sector que propuso el Sr Kuczynski, hizo mención del programa Agro Próspero cuyo objetivo era el de incrementar la rentabilidad y competitividad a fin de reducir la pobreza; lo cual planteó alcanzarlo al integrar al pequeño productor agrícola al mercado y a través del manejo sostenible de los recursos agua y suelos. Tremendo reto. Si bien es cierto, luego de asumir el gobierno en julio de 2016, los meses entre agosto a diciembre, pasaron a ser meses de línea base, es decir de tomar conocimiento de lo encontrado y dejado por la gestión del ex Pdte Humala más aún porque el presupuesto ya estaba definido y solo debía ejecutarse hasta diciembre de 2016. Por lo que recién en el 2017 se podría esperar el inicio de la puesta en ejecución de las propuestas de la campaña presidencial, pero desde fines de enero de 2017 las anomalías del clima fueron inesperadas y de una excesiva magnitud; por lo que el gobierno se tuvo que abocar a palear y establecer planes de contingencia; hasta la fecha aún no se ha superado la recuperación de la situación de muchos peruanos e instituciones. Peor aún porque el contexto político tampoco fue favorable al Ejecutivo. Pues bien, la mejor forma de demostrar las capacidades es a través de cómo se enfrentan las problemáticas. Ni bien se instala el nuevo gabinete, se suscitó la otra prueba de fuego para el sector, la caída del precio de la papa. Ya se han vertido distintas opiniones al respecto. ¿Por qué se suscitó este problema? Pienso que es una sumatoria de varios hechos, no se puede echar la culpa a una sola cosa. Mi interés no es ahondar en este tema, que muchos ya lo han mencionado y analizado; considero que se debe buscar las alternativas de mejora, y cada sector debe aportar para ofrecer el soporte que los tomadores de decisiones lo pueden optar o no. La planificación de la campaña agrícola por cada Región y por ende en el país, debe ser realizado año a año y esta información debe estar en la web del ministerio a fin que todos puedan acceder y con conocimiento pleno decidir si invierte o no en un determinado cultivo. El portal del MINAGRI ofrece información del precio en el mercado mayorista de distintos cultivos; lo cual es muy bueno; pero debería añadirse los incrementos de áreas de siembra al inicio de cada campaña y día a día (en tiempo real) y enviar alertas cuando las áreas de siembra ya superan los valores máximos, luego de los cuales se pronostica la caída del precio. Sería ideal contar con una correlación de rendimientos alcanzados en función al comportamiento temporal de la temperatura; pues en el actual contexto de cambio climático; cada año es distinto. Y si añadimos un sistema de alerta fitosanitario, sería mucho mejor para ajustar las proyecciones de producción y de incrementos en los costos de producción. En la actualidad se cuentan con tecnologías de información y comunicación; así como sensores que permiten facilitar el acceso a una información veraz. La agricultura es una actividad económica de alto riesgo por lo que toda información que permita reducir el riesgo será un dinero bien invertido. También se requiere invertir en alternativas de procesamiento de la materia prima, a fin de añadir valor económico a estos recursos; esto también debe ser considerado. El pequeño agricultor se le puede facilitar el acceso al mercado, pero no solo para ofertar el producto cosechado; sino también para ofertar productos procesados; a fin que no pierda su inversión, dado que ya no tendría que rematar un producto perecible; sino que al incrementar el valor; tendrá mayor capacidad de negociación. La actividad agrícola es una de las mejores opciones que permiten reducir la pobreza; porque asegura el uso de mayor mano de obra, lo cual permite ofertar plazas de trabajo, si a esto se añade la transformación de producto cosechado; se incrementa la demanda de plazas de trabajo. Solo se requiere seguir invirtiendo en fomentar el desarrollo del sector y no solo ofrecer comprar la producción, quizá se resuelve el problema mediáticamente pero rebrotará otra vez y quizá con mayor intensidad; porque no es la solución. Que no nos extrañe, tener reclamos similares en los próximos meses si cae el precio del arroz, café, etc.