Liliana Maria Aragon CaballeroDecana de la Facultad de Agronomía de la UNALM, Ingeniero Agrónomo con maestría en Fitopatología, investigadora en temas de naturaleza fitopatológica a nivel nacional e internacional, con publicaciones científicas, sobre diagnóstico de enfermedades, estrategias de control biológico y cultural de patógenos en cultivos ornamentales, hortícolas y frutales.
Contacto: lili@lamolina.edu.pe
Desde que empecé a trabajar en la Universidad en la primera posición como Jefe de Práctica y a lo largo de los años ir ascendiendo paulatinamente hasta ser profesor principal, tuve la oportunidad de interactuar con la empresa privada relacionada al sector, en parte por mis amigos de la Universidad que trabajaban en dichas empresas y también por oportunidades de desarrollar investigaciones en conjunto. Una de los comentarios que recuerdo fue la sorpresa de ingenieros agrónomos de estas empresas por mi participación, así como la de colegas de mi generación; al parecer hubo un período de ´divorcio´ entre Universidad – Empresa. Desde esos años siempre consideré que hay una sinergia en este binomio. La Universidad cumple el rol de formar a los futuros ingenieros que serán asimilados por la empresa privada, como uno de los grupos de interés. De ahí, que es vital la retroalimentación de los grupos de interés para que durante los años de formación se preparen futuros profesionales que serán requeridos; de lo contrario se cometerá el error de incrementar el número de desempleados. De esos años en lo que se priorizaba el conocimiento, se ha virado a requerimientos de habilidades blandas. Los 5 años de formación de un estudiante universitario no sólo asimila conocimientos, sin percibirlo va adquiriendo competencias y cualidades propias de cada casa de estudios, es el sello que cada universidad confiere a sus estudiantes; a lo cual se suma el ´sello personal´ de cada estudiante. El año pasado tuve la oportunidad de participar en el evento brasilero de algodón y mi concepto de binomio quedó obsoleto. La interacción adicional del gremio algodonero y textilero de Brasil hizo en cuestión de pocos años que este cultivo casi minimizado pase a ubicar a Brasil entre los primeros países exportadores de algodón. ¿Cómo se generó este cambio? ¿Quién se encargó de catalizar tremendo salto? Las experiencias vertidas durante el congreso dieron a conocer que el trabajo en conjunto de los productores asociados en gremios y de quienes recepcionarán su materia prima, quienes son el sector textil, empresas y la investigación de las universidades dirigidas a solucionar las problemáticas que limitaban la producción en calidad y cantidad; este trinomio generó este salto increíble. Si aplicáramos este principio, quizá no hubiéramos tenido productores de papa protestando en las regiones; puesto que se hubiera utilizado los excedentes como materia prima para procesamiento de otros derivados. La historia siempre se repetirá si es que no empezamos a generar redes entre instituciones que permitan unir más a nuestro país; nuestra visión de ver un país cada vez más desarrollado y con menos problemas depende de cada uno, de nuestra identificación como peruanos con nuestra herencia ancestral andina-amazónica. Ojalá logremos estos avances al bicentenario de la república, las nuevas generaciones lo merecen.