¿De dónde surge este dicho? Creo que viene del futbol o de los deportistas que representan al Perú en un torneo deportivo, donde muchos de ellos dejan todo su esfuerzo, sudor, lágrimas por meter un gol, o un punto con un mate en el vóley. Todos vivimos y nos contagiamos con la garra que ponen en tratar de ganar un partido o alcanzar alguna medalla.

Nuestras voleibolistas no reciben un sueldo o beneficio económico por representar al país y en otras disciplinas ocurre lo mismo. Si analizamos otro ámbito, los bomberos del país, con vestimentas rojas, igual que parte de nuestros colores patrios, ponen todo su esfuerzo,  inclusive arriesgando sus vidas, con implementos o ropa deteriorada; sin embargo a pesar que no reciben un pago por el servicio, se desviven por hacerlo… ellos también “se ponen la camiseta del Perú”.

El pequeño agricultor, el agroexportador, cada uno en su ámbito, se pone la camiseta del Perú. El pequeño agricultor de las zonas altoandinas, lidiando con el clima adverso, alejado de la ciudad, enfrenta esos desafíos desde tiempos milenarios con la herencia de sus ancestros y  sigue transmitiendo los valores de nuestros antepasados a estas generaciones, quienes valoran más nuestra riqueza, biodiversidad etc., ellos se ponen la camiseta del Perú.

El sector exportador tampoco se queda atrás, sus iniciativas datan desde inicios de los 90, el sector apostó por el Perú y sigue haciéndolo a través de los gremios. Sus iniciativas permiten la apertura de nuevos mercados, la calidad de los productos de agroexportación supera a lo existente en el mundo y va escalando posiciones hasta desplazar a otros países. Se ve que tienen la camiseta del Perú puesta.

Cada vez más vemos peruanos con la camiseta del Perú puesta, jóvenes emprendedores que destacan no solo en el país sino en el extranjero, dejando en alto a nuestro país.

Si cada ciudadano peruano se pusiera realmente la camiseta del Perú nuestra sociedad sería otra, cuanto necesitamos en estos días que todos apostemos por el país.