COLUMNA DE:
Sandro Barreto

Sandro Barreto

31 diciembre 2018 | 10:29 am Por: Sandro Barreto

Cábalas y rituales acostumbrados, no aseguran buenos resultados.

Cábalas y rituales acostumbrados, no aseguran buenos resultados.
 Tenemos una cultura muy rica y colorida conformada por un cúmulo de creencias y paradigmas que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestro histórico mestizaje. Una de esas manifestaciones culturales está relacionada con las cábalas y rituales que, en mayor o menor grado, solemos poner en práctica para recibir un nuevo año a fin de que nos traiga todo lo bueno y nos evite todo lo malo. Que la fecha del festejo sea el 1 de enero es consecuencia del calendario gregoriano implementado en el año 1,582 por el papa Gregorio XIII, quien promulgó su uso por medio de la bula Inter Gravissimas.

El mercantilismo, el consumismo, los medios de comunicación y el sentido de pertenencia, han actuado como detonadores exponenciales para que la mayor parte de la población invierta o gaste su dinero y/o su tiempo, en la más variada gama de productos y servicios a los que se le atribuyen propiedades y/o poderes especiales para genera bienestar, pero que en realidad satisfacen el ego de quien los usa o consume. Nadie en su sano juicio está convencido que bajará sus niveles de colesterol y triglicéridos si sigue consumiendo chatarra, ni que conseguirá terminar su carrera limpiamente si no estudia, ni que conseguirá y se mantendrá en un mejor puesto si no hace méritos, ni que mejorará su economía y sus finanzas honestamente si no administra y gestiona adecuadamente sus recursos; sin embargo, el frenesí por tener un mejor año en algunas o en todas las dimensiones de nuestra vida o simplemente por celebrar el nuevo año, nos lleva al uso de esta manifestación cultural cuyo ámbito no debería ir más allá de la chacota, algarabía y recreación.

Por más cábalas y rituales que se apliquen sin tener en paralelo un plan de acción debidamente estructurado y sustentado es ir directo al descalabro, por ello la mejor manera de asegurar buenos resultados para un nuevo periodo parte por un buen análisis. En el ámbito empresarial hay varias herramientas disponibles, entre ellas el análisis FODA o también llamado DOFA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), la cual sirve para aproximarse conceptualmente a una empresa o un proyecto determinado a partir de la revisión de sus características internas (debilidades y fortalezas) y su situación externa (oportunidades y amenazas), para afinar un diagnóstico de mejoría posible. Usualmente se representa el FODA a través de una matriz que permite visualizar la correlación entre los elementos analizados y así tener un panorama más completo de la empresa o el proyecto. 

El análisis interno se basa en dos de sus cuatro elementos fundamentales, que son las fortalezas y debilidades. Esto implica todas las consideraciones organizacionales, operativas, gerenciales, económicas, comerciales, etc. que influyan de manera directa o indirecta en el funcionamiento de la organización y que respondan únicamente a elementos que se originan en su interior.

•Fortalezas. Se trata de aquellos elementos que operan de manera conveniente o destacada regularmente, que no sólo no necesitan ayuda o replantearse, sino que incluso sirven de inspiración o modelo a seguir a otras organizaciones.

•Debilidades. Elementos poco funcionales, lentos, de baja o irregular respuesta, que fallan en el cumplimiento de sus objetivos o que los logran raspando, en los que convendría intervenir para brindar apoyo, innovación, reorganización, etc.

El análisis externo, similarmente, tiene que ver con las condiciones ambientales o entorno en las que la organización busca su sostenibilidad. En ese sentido, se debe prestar atención a las condiciones presentes o futuras en cuanto a lo político, económico, legal, social y tecnológico, para determinar las amenazas y las oportunidades que existan o puedan presentarse.

•Amenazas. Las amenazas son aquellas situaciones negativas, que atentan contra la organización y que requieren, dado el caso, del diseño de una estrategia para lidiar con ellas con el menor daño posible o corriendo el menor riesgo que se pueda.

•Oportunidades. Situaciones de provecho o ganancia, benéficas para la organización, que puedan presentarse y que requieran, justamente, la planificación estratégica necesaria para su máximo u óptimo aprovechamiento y así no dejar pasar la ocasión.

A partir de esta matriz se deriva el diseño de la estrategia CAEE (Consolidar Fortalezas, Aprovechar Oportunidades, Eliminar Debilidades y Enfrentar Amenazas), la cual hay que validar antes de implementar. Hecho esto usted podrá reforzarse espiritual y divertidamente con la cábala o ritual que considere más adecuado.

Si desea más información sobre este tema escríbanos a: servicioalcliente@goldenage.pe

Sandro Barreto Reyes