COLUMNA DE:
Sandro Barreto

Sandro Barreto

06 julio 2015 | 02:16 pm Por: Sandro Barreto

El Futbol, las Organizaciones y el Trabajo en Equipo

El Futbol, las Organizaciones y el Trabajo en Equipo
El partido entre Perú y Chile del lunes 29 de junio nos brinda la posibilidad de capitalizar una serie de enseñanzas si realizamos el ejercicio de sacarnos el sombrero de hincha y ponernos el sombrero de “Jugador de Equipo” de una organización; sea esta familiar, religiosa, social, deportiva, pública, privada, etc. Tanto el encuentro como su resultado generaron una serie de sentimientos encontrados de diverso calibre, que se han ido disipando conforme han transcurrido los días hasta ganar la medalla de bronce. Para una buena parte de la hinchada Zambrano se convirtió en una especie de demonio que traicionó a todo el país al ser expulsado por cometer una falta grave en un partido decisivo. Por otro lado todos los críticos y espectadores coincidieron en que los 10 jugadores que quedaron en la cancha entregaron todo, incrementando notablemente su esfuerzo para suplir la falta de su compañero y tratar de igualar o superar al rival a como dé lugar. Finalmente ni Pizarro, ni Guerrero, ni Vargas ni Gareca buscaron un culpable en sus declaraciones al finalizar el encuentro; de hecho Gareca, en un gesto propio de un líder, ha tenido palabras de genuino reconocimiento para Zambrano en declaraciones realizadas 1° de julio.  Estos comportamientos propician una gran oportunidad para auto examinarnos e intentar identificar si alguna de nuestras conductas evidencia la presencia de estar poseídos por demonios o por ángeles.

El observar una actividad permite a los espectadores identificar con facilidad los comportamientos acertados y/o erróneos de él o los participantes en dicha actividad, desde sus, normalmente incuestionables, creencias y paradigmas. Esa misma capacidad de observación no es utilizada con la misma agudeza, cuando se trata de analizar nuestros propios comportamientos como jugadores de equipo de una organización. Esta limitación que se evidencia al justificar nuestras acciones, llamada autoengaño por el Instituto Arbinger y que consiste en culpabilizar y victimizarse, es la que impide identificar objetivamente las fortalezas y debilidades que afectan nuestra performance, obstaculizando lograr el éxito como organización; es decir: ganar como equipo.

Desarrollar un equipo siempre empieza por uno mismo ya sea que esté en la condición de colaborador o de líder del mismo. Es imposible hacer un gran equipo sin grandes jugadores y  para ello el líder debe invertir recursos en reclutarlos y formarlos, sin que esto signifique que los propios integrantes del equipo dejen de trabajar en su mejoramiento personal. Cuando hablamos de grandes jugadores no solo nos referimos a las competencias técnicas y profesionales, sino que también nos referimos a los valores y a las competencias blandas que tienen que ver con el saber ser, el saber hacer y el saber estar. Cuando hablamos de líderes no solo nos referimos a quienes ostentan únicamente la jerarquía que les da el cargo, sino que también nos referimos a las personas que adicionalmente modelan valores, principios y competencias que los destacan y enaltecen. El individualismo es la mayor dificultad para el despliegue del talento del equipo; la supremacía del “yo” sobre el “nosotros”. La segunda es la incapacidad para reconocer los hábitos nocivos y la tercera es la falta de voluntad para emprender la transformación de actitudes buscando formas para aprender a ser mejores.

John Maxwell, reconocido mundialmente por su inagotable y productivo trabajo como formador de líderes, ha identificado 17 cualidades que todo jugador de equipo debe poseer, las cuales reseño en forma resumida con algunas de las preguntas que él formula y cuyas honestas respuestas pueden contribuir a exorcizarnos, a nosotros y a nuestros compañeros de equipo, si fuera el caso:

 1.    Adaptable:
Si usted no cambia por el equipo, el equipo podría cambiarlo a usted. Si mejorar el rendimiento del equipo requiere cambiar la forma en que venían haciéndose las cosas, ¿cómo reacciona? ¿Coopera con el cambio o prefiere seguir haciendo las cosas “como se han hecho siempre”?
2.    Colaborador:
Trabajar juntos precede a triunfar juntos. ¿Es usted una persona colaboradora?, ¿Aporta colaboración y añade valor a sus compañeros de equipo aun cuando sean personas que no le simpatizan totalmente? ¿Ayuda a multiplicar los esfuerzos de los demás o el equipo se hace lento y menos eficaz cuando usted participa?
3.    Comprometido:
No existen campeones indiferentes. Muchos tienden a asociar el compromiso con sus emociones, pero el verdadero compromiso no trabaja así. Las emociones humanas suben y bajan todo el tiempo pero el compromiso tiene que ser roca sólida. ¿Cuán importante es el compromiso para usted? ¿Es usted una de esas personas que valora la lealtad y suele seguir con algo hasta terminarlo?
4.    Comunicativo:
Sin comunicación, no tiene un equipo; tiene una colección de individuos. ¿Cómo actúa usted cuando de comunicarse se trata? ¿Está bien conectado a todos sus compañeros? ¿Ha descuidado o excluido a algunas personas de su círculo de comunicación? ¿Se ha aislado de otros tratando de ser más productivo?
5.    Competente:
Si usted no puede, su equipo tampoco podrá. ¿Concentra su energía en lo que puede hacer bien hasta el punto de llegar a ser altamente competente en eso? ¿Pueden sus compañeros de equipo depender de usted al punto de dar todo lo que puedan y que eso contribuya al éxito del equipo en su conjunto?
6.    Confiable:
Los equipos valoran a los jugadores en los que pueden confiar. ¿Pueden sus compañeros de equipo confiar en usted? ¿Pueden confiar en sus motivos? ¿Actúa en forma consistente aun cuando no tiene muchos deseos de hacerlo? ¿Es usted un jugador siempre dispuesto a ir adelante? ¿Sus compañeros de equipo trabajan con usted cuando llegan los tiempos difíciles?
7.    Disciplinado:
Disciplina es hacer lo que realmente no desea hacer para poder hacer lo que realmente quiere hacer. ¿Cómo actúa usted cuando se trata de disciplina? ¿Se lamenta a veces por no haber sido capaz de hacer lo que sabía que era correcto o la mayor parte del tiempo cree que ha hecho lo mejor que ha podido? ¿Esperan las personas de su equipo esfuerzos adicionales o una explosión repentina de usted cuando las cosas no salen bien?
8.    Valora a los demás:
Reconocer los méritos de los compañeros de equipo es incalculable. ¿Reconoce los méritos de los demás? ¿Los hace mejor de lo que pueden ser sólo con su inspiración y contribución? ¿Conoce realmente el valor de los miembros de su equipo? ¿Aprovecha esas características añadiéndoles valor en esas áreas?
9.    Entusiasta:
La fuente de energía de su equipo es el corazón de usted. Bill Gates comentó: “Lo mejor que hago es compartir mi entusiasmo”. El entusiasmo aumenta los logros de una persona mientras que la apatía aumenta sus excusas. ¿Qué es lo que con más probabilidad descubrirá la gente en usted?
10.    Intencionado:
Haga que cada acción cuente. Cuando va a iniciar su día de trabajo, ¿tiene un plan y un propósito para cada cosa que planifica hacer? ¿Sabe hacia dónde se dirige y por qué está haciendo lo que hace o está sencillamente dejándose llevar por la corriente de la vida? ¿Conoce sus fortalezas y debilidades? No podrá enfocar su intención y efectividad si no se conoce.
11.    Consciente de su misión:
Quien tiene un “por qué” vivir, podrá soportar casi cualquier “como”. ¿Mantienen en mente usted y sus compañeros de equipo el panorama general? ¿Está continuamente buscando formas para ayudar a su equipo para llevar a cabo su misión o tiende a complicarse con los detalles de su trabajo y pierde de vista el panorama general? ¿Obstruye el trabajo del equipo por su deseo de alcanzar el éxito personal?
12.    Preparado:
Los logros espectaculares vienen de la preparación rutinaria. ¿Acostumbra a desentenderse del asunto e ignorarlo hasta que llegue el momento de actuar o es la preparación sólida parte de su rutina regular? ¿Aprende de sus errores? ¿Investiga constantemente para perfeccionarse?
13.    Valora las Relaciones:
Las relaciones nos ayudan a definir quiénes somos y lo que podemos llegar a ser. ¿Dedica mucho tiempo y energías a establecer relaciones sólidas con los miembros de su equipo o está tan concentrado en los resultados que no se preocupa de los demás sino sólo de las metas que quiere alcanzar? ¿Respeta con sus pensamientos, palabras y acciones a todos los integrantes de su equipo?
14.    Practica el mejoramiento personal:
Para mejorar el equipo; supérese usted. ¿Trata de ser mejor de lo que fue el año pasado, el mes pasado, la semana pasada o ayer? ¿Busca la manera de aprender algo cada día o espera llegar a un punto donde ya no tenga que mejorar más?
15.    Desinteresado:
Si quiere ser un jugador que contribuya al éxito de su equipo, tiene que poner a los demás antes que usted. ¿Cómo se siente cuando tiene que pasar a un segundo plano? ¿Le molesta que otra persona reciba el crédito por un trabajo bien hecho? ¿Valora más la independencia que la interdependencia?
16.    Orientado a la solución:
Que su resolución sea buscar la solución. ¿Cómo mira a la vida? ¿Ve una solución en cada desafío o un problema en cada circunstancia? ¿Vienen a usted sus compañeros de equipo porque tiene ideas de cómo vencer los obstáculos, o evitan hablarle de sus dificultades porque usted hace las cosas más difíciles? Lo que usted es determina lo que ve.
17.    Tenaz:
Nunca, nunca, nunca se dé por vencido. ¿Qué tan tenaz es usted? ¿Persiste cuando otros se dan por vencidos? Si el equipo no ha encontrado la solución a un problema ¿está dispuesto a seguir luchando hasta el último segundo para tratar de lograr el triunfo? ¿Trabaja con determinación o se esperanza en el destino?

Interiorizar, desarrollar y modelar estas 17 cualidades lo engrandecerán y empezará a lograr cosas en su organización que antes le podían parecer imposibles. Cuando usted mejora, añade valor a su equipo y si ya tiene  un rol de líder en su equipo, es especialmente vital; porque sólo podrá enseñar eficazmente lo que modela en forma consistente. Hace falta una persona para conocer a otra, enseñarle a otra y desarrollar a otra.

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Sandro Barreto Reyes