27 diciembre 2021 | 08:34 am Por: José Carlos León Carrasco

VBP Agrícola fue de S/ 23.464 millones, mientras que el VBP del maíz en grano fue de S/ 1.373 millones

Valor bruto de la producción de maíz en grano representa el 5.9% del valor de la producción agrícola del país en 2020

Valor bruto de la producción de maíz en grano representa el 5.9% del valor de la producción agrícola del país en 2020
En el 2020, la producción nacional de maíz amarillo duro alcanzó las 1.128.000 toneladas (236.000 hectáreas), el maíz amiláceo seco 320.000 toneladas (198.000 hectáreas), el maíz choclo verde 409.000 toneladas (44.000 hectáreas), y el maíz morado 25.000 toneladas (4.400 hectáreas).

(Agraria.pe) La tasa de crecimiento promedio anual del Valor bruto de la Producción (VBP) del sector Agrícola, entre los años 2001 al 2020 fue de 3.6%, una tasa moderada, menor a la tasa de crecimiento de la economía nacional, que ha sido de alrededor del 5% en dicho periodo.

Así lo indicó la Dirección de Estudios Económicos de la Dirección General de Políticas Agrarias, del Viceministerio de Políticas y Supervisión del Desarrollo Agrario, del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), quien detalló que existen dos grupos de maíz: maíz amarillo duro y maíz amiláceo (maíz amiláceo seco, maíz amiláceo choclo verde, y maíz amiláceo morado).

Señaló que la tasa de crecimiento promedio anual del VBP del maíz en grano entre el 2001 y 2020 fue de un 2.3%, promedio inflado por el dinamismo de la tasa de crecimiento del maíz morado al haber aumentado en 6.4% durante ese período, tasa que estaría distorsionando el crecimiento total del maíz en grano, ya que el valor absoluto del VBP del maíz morado no llega ni siquiera al 1% del VBP total del maíz en grano.

En ese sentido, el estudio indica que es preocupante observar que en estos últimos veinte años la tasa de crecimiento del VBP del maíz amarillo es de apenas 1.1% en promedio, el maíz amiláceo ha crecido a solo 1% por año y el maíz choclo en tan solo 0.8%.

Agregó que si se realiza un corte en el período de análisis, a partir del año 2011 hasta el 2020, período de gran dinamismo para otros productos agrícolas, la tasa de crecimiento promedio anual del VBP Agrícola será de 3.5%. Mientras que el incremento del VBP del maíz en grano será de solo 1.5%; desagregando su composición, el VBP del maíz amarillo tenderá a caer en esta última década a una tasa promedio negativa de 0.8%, mientras que se va a observar un ligero fortalecimiento en el crecimiento del VBP del maíz amiláceo con 2.4%, respecto a la década anterior.

En tanto el VBP del maíz choclo va acentuar su deterioro en esta última década cayendo a 0.5%, en tanto que va a menguar ligeramente su dinamismo el crecimiento del VBP del maíz morado a 4.2%.

Valor bruto de la producción
En el año 2000 el VBP Agrícola fue de S/ 11.575 millones, a precios constantes del 2007, mientras que el VBP del maíz en grano fue de S/ 1.183 millones, representando el 10.2% del VBP Agrícola, utilizando 543 mil hectáreas de tierras cosechadas.

En la siguiente década, es decir en el 2010, el VBP Agrícola aumentó en 43%, a S/ 16.579 millones y el VBP del maíz en grano fue de S/ 1.396 millones (18% de aumento), éste incremento del valor será explicado básicamente por el crecimiento del VBP del maíz amarillo, debido al aumento de su rendimiento, aunque las áreas cosechadas, no obstante sumar 513 mil hectáreas, serán menores respecto a la década anterior; asimismo, su importancia respecto al VBP Agrícola declinará a 8,4%.

En la siguiente década (2020) el VBP Agrícola aumentó en 41.5% a S/ 23.464 millones, en comparación con el valor alcanzado en la década anterior, mientras que el VBP del maíz en grano (S/ 1.373 millones) declinó en 1.6% y su participación respecto al VBP Agrícola también declinó a 5.9%, básicamente por las menores áreas dedicadas a la cosecha de maíz en grano, además por la fuerte caída del valor de la producción del maíz amarillo duro, y una caída aunque proporcionalmente menor de los demás maíces amiláceos, salvo el maíz morado que ha logrado mejorar, aunque sus niveles de participación son muy poco representativos.

 

Las cifras mostradas reflejan el estancamiento que viene sufriendo este sector productivo, de enorme importancia para la economía campesina y la agricultura familiar del país, a excepción del maíz cancha (amiláceo) y el maíz morado, que muestran cierto dinamismo en su comportamiento, el resto de los cultivos de maíz en grano enfrentan serios estancamientos, que de no corregirse a tiempo pondrían en peligro su viabilidad económica, como es el caso del algodón peruano.

“El maíz ha sido uno de los aportes del Perú a la seguridad alimentaria mundial, pero por paradójico que pudiera ser, podría estar en riesgo de dejar de ser un cultivo económicamente rentable para el agricultor peruano y con el peligro que en un futuro no muy lejano pudiera ser reemplazado por otros cultivos alternativos y relegar su presencia solo al autoconsumo campesino”, destaca el informe.

Producción nacional de maíz
En el 2020, la producción nacional de maíz amarillo duro alcanzó las 1.128.000 toneladas (236.000 hectáreas), el maíz amiláceo 320.000 toneladas (198.000 hectáreas), el maíz choclo 409.000 toneladas (44.000 hectáreas), y el maíz morado 25.000 toneladas (4.400 hectáreas).

Cuando en el 2010 la producción nacional de maíz amarillo duro alcanzó las 1.271.000 toneladas (289.000 hectáreas), el maíz amiláceo 256.000 toneladas (200.000 ha), el maíz choclo 406.000 toneladas (46.000 ha), y el maíz morado 17.000 toneladas (3.400 ha).

Mientras que en el 2001 la producción nacional de maíz amarillo duro alcanzó las 1.049.000 toneladas (280.000 hectáreas), el maíz amiláceo 248.000 toneladas (216.000 ha), el maíz choclo 371.000 toneladas (46.000 ha), y el maíz morado 8.000 toneladas (1.900 ha).

En cuanto al maíz amiláceo, a diferencia del comportamiento del maíz amarillo duro, los tres tipos de maíz amiláceo (maíz amiláceo seco, maíz choclo verde y maíz morado) muestran un crecimiento en el volumen de su producción, de cifras importantes en términos porcentuales, pero aún poco significativos en términos absolutos, de una participación de un 37.4% en el 2001, va a declinar a un 34% en el 2010, aunque se va a recuperar a un 40% de la producción total de maíces en el 2020. Va a aumentar en 53 mil toneladas entre el año 2001 y el 2010, y en 73 mil toneladas entre el 2011 y el 2020, este crecimiento no va ser el reflejo de las mayores áreas cosechadas, todo lo contrario, sino de un aumento del rendimiento del cultivo, específicamente en el caso del maíz amiláceo seco y maíz choclo.

En cuanto al maíz morado, el mayor incremento de la producción se va a explicar por la ampliación del área cosechada y no por su rendimiento. Aunque su creciente participación se va a mantener en niveles aún bastante marginales en el 2020. El maíz morado apenas va a participar con el 1.3% de la producción total de maíz, de un total de 1.881.000 toneladas; mientras que respecto al número de áreas cosechadas ésta va participar con solo el 0.9% del total dedicadas al cultivo de maíz en general, lo cual nos muestra la limitada presencia de este tipo de maíz, que es un maíz muy especial.

Estancamiento de la producción del maíz en grano
El maíz en sus diferentes presentaciones se produce en las tres regiones naturales; en la costa y selva, básicamente el maíz amarillo duro y en la costa, sierra y selva el maíz amiláceo en sus tres tipos de presentaciones, siendo los pequeños productores ubicados en esas tres regiones los que se dedican mayoritariamente a este tipo de cultivos, aunque son también este tipo de productores los que mayormente enfrentan una serie de problemas estructurales cuya solución, de muy largo plazo, permitiría fortalecer el cultivo de los maíces en grano y hacerlo competitivo frente a las importaciones de productos similares y promover su presencia competitiva en el mercado internacional.

En ese sentido, algunos de estos serios problemas que enfrenta el productor maicero nacional son las siguientes:

. La atomización de la propiedad de la tierra, que se ha incrementado entre los últimos dos censos nacionales agropecuarios, en especial las pequeñas propiedades de menos de 5 hectáreas, que han aumentado en promedio un 40%. En la selva esta situación se ha agudizado al crecer un 110%, en la costa un 48% y en la sierra un 29%, aunque en esta región actualmente ya se encuentra concentrada más del 68% de estas pequeñas unidades agropecuarias. En este marco, según el Cenagro (2012), alrededor del 90% de unidades agropecuarias en las que se cultiva maíz amiláceo tiene una extensión menor a 5 hectáreas y alrededor de 63% de unidades agropecuarias que se dedican al cultivo del maíz amarillo tienen una extensión menor a 5 hectáreas. Este tipo de explotación se caracteriza por el bajo nivel de integración con el mercado, poca participación de los ingresos monetarios en el ingreso familiar, escasa dotación de activos (tierra disponible, stock pecuario, herramientas, equipos o maquinarias, etc.), uso intensivo de la mano de obra familiar, la mayor parte sin acceso al mercado de insumos o servicios agrarios.

. Limitada existencia de asociaciones empresariales de productores. El minifundio y la informalidad, han impedido que las unidades agropecuarias tengan una personería jurídica, en especial aquellas de carácter empresarial. Según el Cenagro 2012, solo 14.2 mil productores, es decir el 0.6% del total, están aglutinados alrededor de organizaciones agrarias con personería jurídica. Mientras que el 99.4% de productores (un total de 2.246.700 productores) se encuentran como personas naturales, manejando solo el 36.4% de la superficie agropecuaria. Relación que muestra el enorme minifundio existente, donde muchos no tienen títulos de propiedad de sus tierras. Asimismo, la elevada desconfianza de los campesinos en sus dirigentes, la informalidad y carencia de títulos de propiedad, ha impedido la creación de organizaciones económicas de productores o asociaciones de productores de carácter empresarial.

. Limitado o nulo acceso al crédito. Como consecuencia de esta informalidad y falta de títulos de propiedad, el 90.5% de productores no solicitaron créditos (2.054.000 productores), solo el 8.6% de productores accedieron al crédito, de acuerdo al Cenagro 2012, un 1% fueron rechazados sus solicitudes, la mayor parte por falta de garantías, en segundo lugar por no tener títulos de propiedad o tener deudas anteriores.

. Bajo nivel educativo. Según el Cenagro (2012), una proporción importante de los productores agrarios a nivel nacional (30%) no han concluido sus estudios primarios y un 14% no tiene estudios, aunque dicha situación es menor en la costa donde el nivel educativo es más alto. Esta situación va a afectar a una mejor toma de decisiones para que busquen la innovación tecnológica y una mejor gestión.

. Alto nivel de pobreza. El productor rural, en especial el productor maicero, se encuentra entre la población con los más elevados Índices de incidencia de pobreza, en especial en la sierra y la selva, en la costa es menor pero también existe un importante Índice de Incidencia de pobreza en la costa rural. Esta situación va a afectar sensiblemente su capacidad de poder disponer de medios económicos que permitan financiar su campaña agrícola, y la mejora de los rendimientos de sus cultivos.

. Bajo uso de semillas certificadas. Según Huamanchumo (2013), el uso de semilla de calidad no está generalizado en el Perú, esta práctica afecta sensiblemente la productividad de los cultivos.

  • Semillas de maíz amarillo duro. En este caso, alrededor del 61% de la demanda de semillas es cubierta con semilla común o grano, el 31% con semilla importada y solo el 9% con semilla nacional certificada. En general, la participación de la semilla importada en el mercado nacional es la única que ha venido creciendo desde el año 2000, manteniéndose los otros tipos de semilla prácticamente constante. Cabe resaltar que el valor total importado de semillas de MAD en el año 2012 alcanzó los 15.7 millones de dólares, siendo este valor el de mayor participación (37%) de todas las semillas importadas por el Perú.
  • Semillas de maíz amiláceo. Los productores de maíz amiláceo tienen una tasa de utilización de semilla certificada de apenas el 1%. Asimismo, se sabe que sólo el 5% de los agricultores emplean semillas producidas fuera de la chacra, es decir, 95% de los agricultores utilizan como semilla los granos seleccionados de sus propias parcelas bajo las costumbres que ancestralmente conocen. El problema con esta práctica es que las semillas pueden estar degeneradas (baja calidad), ser susceptibles a enfermedades y plagas, tardías, etc., que afectan a la calidad y productividad del cultivo.

 

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