(Agraria.pe) El jueves pasado se aprobó desde el ejecutivo el Decreto de Urgencia 013-2022 que autoriza la compra de fertilizantes nitrogenados para la agricultura por un monto de S/ 348 millones, medida que urgía aprobar en medio de una coyuntura alimentaria global cada vez más incierta. Esta semana se cumplió el tercer mes de iniciado el conflicto entre Rusia y Ucrania, y solo en noventa días los precios de la urea, trigo, maíz y aceites (bienes cruciales en la canasta alimentaria mundial) han registrado picos de hasta +51%, +53%, +21%, +58%, respectivamente.
En medio de esta agravante global, Miguel Pintado, economista e investigador del Cepes, evalúa la importancia y las implicancias del reciente decreto. De partida, dijo que el monto aprobado está por debajo del inicialmente presupuestado (S/ 950 millones). “Los S/ 348 millones aprobados (equivalentes a US$ 94 millones) ahora permiten comprar mucho menos urea que antes, ya que los precios son cada vez más altos”.
Destacó que a la cotización del año pasado, el monto estatal presupuestado permitiría importar 179 mil toneladas de urea; sin embargo, a los precios actuales, solo se pueden comprar entre 100 y 130 mil toneladas. ¿Qué quiere decir ello? Significa que solo se puede llegar a cubrir una fracción de la demanda de este insumo. Específicamente, a los precios de este año, solo se podría llegar a cubrir entre el 46% y el 53% de la demanda anual de urea en el país (ver cuadro 1); es decir, en promedio, la mitad de lo que se necesita.
Cuadro 1. Escenarios de adquisición de urea según variaciones del precio internacional
Fuente: Sunat. Notas: Escenario 1: se asume precio promedio del año 2021; escenario 2: se asume precio promedio de febrero-2022; escenario 3: se asume precio promedio de marzo-2022; escenario 4: se asume precio promedio de abril-2022. Las ‘importaciones realizadas’ comprenden a todos los envíos de urea hacia el Perú hasta el 23-mayo-2022.
Teniendo en cuenta este déficit de urea en el país, el especialista dijo que surgen otros dilemas. El primero es qué cultivos se van a priorizar. Señaló que es evidente que la limitada oferta de urea en el país exige una tratamiento prioritario o focalizado, es decir, la selección de ciertas líneas de cultivo que son intensivas en urea y, al mismo tiempo, son cruciales dentro de la seguridad alimentaria nacional.
Detalló que en el Perú, según el último censo nacional agropecuario, existen 4 millones de hectáreas de cultivos y 2.2 millones de productores agropecuarios de los cuales el 40% de ellos usan fertilizantes químicos. “Asumiendo esta misma tasa, podría decirse que alrededor de 1.6 millones de hectáreas usan urea. Con la reducción promedio del 50% del fertilizante en el país, aproximadamente 800 mil hectáreas de cultivos quedarán sin fertilizar condicionando así la disponibilidad alimentaria en el país”.
Agregó que considerando que ocho de cada diez toneladas de alimentos de origen agrícola en el país se producen dentro de nuestra frontera nacional (las dos restantes, se importan), un revés en el abastecimiento podría claramente generar una grave crisis alimentaria interna. Dada su naturaleza exclusiva de consumo, las áreas urbanas serán las más afectadas. Indicó que en el informe del Índice Global del Hambre del año pasado para el Perú se corroboró que la expansión del covid-19 en el país dejó un saldo de 12 años de retroceso alimentario en el área urbana; 2 años, en el rural; y seis años a nivel país.
La relativa resiliencia de las áreas rurales sobre las urbanas, en ese entonces, radicaba en su naturaleza de autoconsumo como parte de la estrategia de producción de buena parte de las familias agricultoras. En el contexto actual, sin embargo, dijo que los impactos también se harán notar en los espacios rurales y agrarios, debido a que la subida de precios internacionales es cada vez más generalizada y permanente.
“Por un lado, los costos de producción se van encareciendo por los mayores precios de insumos y, por otro lado, los bienes de consumo van al alza siguiendo la tendencia del mercado internacional deprimiendo paulatinamente los salarios. Como resultado final, está presente un riesgo de desabastecimiento, hambre y pobreza en el país”, finalizó Miguel Pintado.