(Agraria.pe) Ante el alza de los precios y escasez de fertilizantes sintéticos a nivel mundial, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) busca promover el uso de fertilizantes orgánicos, los cuales estuvieron rezagados en el tiempo, sin embargo, es el momento oportuno para revalorar estos abonos orgánicos que ayudarán a contrarrestar parcialmente dicha problemática.
Roberto Cosme de la Cruz, especialista en Suelos de la Dirección de Desarrollo Tecnológico Agrario del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), señaló que, según la Norma Técnica Peruana, un fertilizante orgánico debe tener una cierta concentración de macronutrientes que las plantas consumen como nitrógeno, fósforo, potasio; sin embargo, la mayor parte de los “fertilizantes orgánicos” no cumplen esas condiciones.
Detalló que los únicos fertilizantes orgánicos que existen en nuestro país que sí cumplen con la norma técnica son el guano de isla y la roca fosfórica. “Los demás solo son considerados como abonos orgánicos, pero no son fertilizantes”.
Cosme, quien también es coordinador del Programa de Reducción de la Degradación de los Suelos Agrarios del INIA, indicó que Perú importa alrededor de 1.2 millones de toneladas de fertilizantes sintéticos cada año para atender el sector agrario nacional, sin embargo, para reemplazar dicho requerimiento con guano de isla y poder cubrir la demanda se necesitará 5.5 millones de toneladas.
Agregó que este año el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agro Rural) producirá 90 mil toneladas de guano de isla (en beneficio de 150.808 familias), con lo que solo se cubrirá el 1.6% del requerimiento de la agricultura nacional. “Ellos estiman casi quintuplicar la producción nacional de guano de isla (en comparación al 2021), sin embargo, no será suficiente para satisfacer la demanda nacional”.
En cuanto a la roca fosfórica, principalmente de Bayóvar -que gran parte está concesionada a otros países- dijo que sí se podría aprovechar un volumen considerable, sin embargo, este producto solo aporta fósforo, que es importante para la agricultura, pero también se necesita nitrógeno.
“Se está trabajando con los abonos orgánicos para que contengan mayor contenido de macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio) y se llegue a la concentración que tiene el guano de isla y de esa manera ampliar y contar con nuevas alternativas de fertilizantes orgánicos”, manifestó.
Beneficios de fertilizantes orgánicos
El especialista del INIA dijo que el beneficio de los fertilizantes y abonos orgánicos es que ayudan a mejorar la disponibilidad de los nutrientes que están presentes en el suelo, lo que hace que sea más eficiente el aprovechamiento de los fertilizantes sintéticos para ser tomado por las plantas.
“Muchas veces los agricultores a nivel mundial exceden en la aplicación de fertilizantes sintéticos, lo que ocasiona externalidades negativas como son la contaminación de ríos, mares, incrementando los efectos de los gases invernaderos; ahí los fertilizantes orgánicos cumplen un rol fundamental haciendo más eficiente el aprovechamiento de los nutrientes que están presentes en los fertilizantes sintéticos”, sostuvo.
Además, destacó que los fertilizantes orgánicos ayudan a la planta a desarrollar mayor masa radicular porque en el suelo hay una mayor aireación (para que el suelo respire) y humedad, aparte que promueve la actividad microbiana benéfica y controladores que ayudan a las plantas a tener mayor resistencia a factores adversos (climas adversos, plagas y enfermedades).
La materia orgánica ayuda a reestablecer los suelos que están en proceso de degradación, reduciendo la salinidad, incrementando su fertilidad potencial, con lo que las plantas se desarrollan mejor, promoviendo productos de mejor calidad.
En cuanto a los rendimientos productivos, dijo que si solo se aplica fertilizantes sintéticos no se van a lograr los rendimientos deseados, por ello es necesario combinarlo con fertilizantes orgánicos.
Otras alternativas
Roberto Cosme recomendó al Midagri hacer un estudio para saber cómo está la fertilidad del suelo a nivel nacional. En base a ese análisis básico de fertilidad se puede trabajar un plan de abonamiento, aplicando fertilizantes orgánicos y sintéticos. Al respecto, señaló que el INIA cuenta con 12 laboratorios de servicios de análisis de suelo, agua y foliares, que están distribuidos en las diferentes Estaciones Experimentales Agrarias (EEA).
Agregó que el INIA viene capacitando a más de 30.600 agricultores en 10 regiones del país -tanto presencial como virtual- para que estén en la capacidad de producir sus propios abonos orgánicos, tantos sólidos (compost, humus de lombriz) como líquido (biol), lo que les permitirá aliviar sus cultivos en tiempo de crisis como los que atraviesan actualmente.
Además, dijo que los agricultores cuentan con restos de la cosecha de la campaña anterior (como el caso de leguminosas), los cuales se deben ser incorporados al suelo para que este incremente su contenido de nitrógeno.
También se plantea la producción de bioinsumos utilizando microorganismos. Además, se requiere instalar biofábricas que permitan producir estos inoculantes que ayudarán a la agricultura nacional a reducir la importación de fertilizantes sintéticos.
“Necesitamos darle más importancia a la parte de investigación e innovación y a la parte de desarrollo de tecnologías ecológicas, orgánicas, para una producción más sostenible y que sean de fácil disponibilidad y adopción para los agricultores”, finalizó.