(Agraria.pe) Hoy, los consumidores, los grandes productores globales y las entidades financieras, exigen estrictos estándares de sostenibilidad a toda su cadena de valor. Alineado a esta tendencia, Grupo Palmas viene construyendo un sólido camino para contar con una cadena de suministro con altos estándares de abastecimiento sostenible.
Para lograrlo, cuenta con una Política de Sostenibilidad donde se compromete con la no deforestación y con la aplicación de buenas prácticas agrícolas e industriales en todas sus operaciones, así como en las de los productores independientes de palma aceitera que forman parte de su cadena.
Tecnología al servicio de la conservación de bosques
En el 2018, Grupo Palmas, en colaboración con Earthworm Foundation, realizó el primer estudio en Latinoamérica, a nivel de paisaje de Altas Reservas de Carbono (ARC) y Altos Valores de Conservación (AVC), también conocidos como áreas HCS/HCV por sus siglas en inglés. La metodología HCS/HCV fue desarrollada por el Grupo de Dirección HCSA (HCSA Steering Group), entidad global compuesta por especialistas en materia de cadenas de abastecimiento sostenibles, cuyo objetivo es diseñar metodologías para evaluar y proteger zonas boscosas.
El estudio se realizó en un área de 161 mil hectáreas en Tocache - San Martín, donde se ubican los productores de palma que integran la cadena productiva del Grupo Palmas; con el apoyo de imágenes satelitales y medición de campo, se identificaron 60 mil hectáreas de bosques con altas reservas de carbono y valor de conservación (áreas AVC y ARC), lo que representa el 37% del área estudiada.
A partir de estos resultados, Grupo Palmas y 242 productores de palma, identificaron 831 hectáreas que requieren ser protegidas por ser bosques, aguajales, fajas marginales o zonas de pendiente.
Pasando de la teoría a la acción
Una vez identificados los bosques y demás áreas de protección, Grupo Palmas y Earthworm Foundation iniciaron un proceso para asegurar que dichas áreas sean efectivamente conservadas. Para ello trabajaron en tres fases. En primer lugar, sensibilizaron a los productores sobre las zonas de conservación y su importancia. Luego, junto con los productores, validaron en campo los resultados del estudio para corroborar las áreas de conservación en sus chacras y, finalmente elaboraron planes de manejo y monitoreo de dichas zonas.
Gracias a este proceso, los productores son capaces de identificar zonas de interés de conservación y de planificar mejor el uso de sus chacras, considerando criterios de sostenibilidad para guiar su expansión sin deforestación y sin vulnerar ecosistemas frágiles. Además, aplican buenas prácticas agrícolas tales como la no tala de bosques ni quema, restauración de zonas riparias y aguajales, aplicación responsable de agroquímicos y protección de especies silvestres.