La ONG italiana Fondazione l´Albero della Vita invierte en tecnologías que cambiarán radicalmente las posibilidades comerciales de unos 500 pequeños productores ancashinos. Esperan mejorar el potencial comercial del producto así como sus presentaciones.
(Agraria.pe) El potencial de los productos peruanos muchas veces pasa desapercibido por años, especialmente si para aprovecharlo se requiere de inversión en tecnología, algo imposible para las comunidades agrícolas del interior cuyo mayor objetivo es sostenerse día a día. Por ello, esfuerzos y apoyos efectivos como el de la Fondazione l´Albero della Vita (Fundación Árbol de la Vida en italiano), resultan cruciales articulando proyectos innovadores allí donde el Estado no ha podido anticiparse. Es el caso de la próxima implementación de la única planta de desamargado de tarwi en nuestro país, la cual se ubicará en la provincia de Huaylas (Áncash) y potenciará las posibilidades comerciales de ese producto para los agricultores de seis distritos de la región.
Sara Catucci, representante de la Fundación, comenta para Agraria.pe que esta ONG italiana se enfocó desde el principio en la protección de niños y mujeres, con especial énfasis en el campo de la desnutrición, por lo que el tarwi, con sus altos valores nutricionales (tiene de 43 a 52% de nutrientes), pronto entró en sus radares.
“Nos dimos cuenta que el tarwi era uno de los productos andinos con más proteínas y podía ayudarnos en el objetivo de disminuir la desnutrición infantil. Así nos fuimos especializando en el cultivo agroecológico de este producto, pero nos dimos cuenta que el cuello de botella para la comercialización era el desamargado. No se podía vender porque no había un proceso estandarizado de desamargado. Entonces, para responder al mercado tuvimos la idea de implementar la primera planta de desamargado, que haga harina también. Así el producto puede interesar más al mercado”, explicó.
En total, el proyecto involucrará a un total de 500 productores de tarwi de los distritos de Mato, Pamparomás, Huaylas, Huata, Pueblo Libre y Caraz, todos de la provincia de Huaylas. Allí, actualmente la producción del cultivo, según datos del 2016, alcanza las 500 toneladas por hectárea en una extensión de 200 hectáreas de tarwi. Catucci reconoce que es un producción aún baja, pero es porque el cultivo orgánico recién se ha iniciado, además que hubo factores climáticos como el fenómeno de El Niño del año pasado. De hecho, la última cosecha que estaba prevista no se pudo realizar por estas razones.
Inversión y potencial
Esta realidad sin embargo tendrá un notable impulso positivo dentro de seis meses, que es el periodo en que la Fundación estima empezará a operar la planta en el distrito de Caraz, en un terreno cedido por la municipalidad provincial. La planta, que está compuesta de 10 elementos –entre los que se pueden contar una poza de hidratación, un molino, una secadora y un cooler- requirió una inversión de € 35.000. Sin embargo, el proyecto total, que incluye un equipo de técnicos y demás personal administrativo, alcanza los € 400.000. La máquina tendrá una capacidad de procesamiento de 1.500 toneladas de tarwi, en el tope de funcionamiento.
El cambio en la receptividad del producto se espera que sea notorio, pues el tarwi normalmente requiere de hasta tres días en remojo para quedar desamargado, lo que es un factor en contra para su comercialización, especialmente en un mercado donde se busca alimentos que puedan prepararse sin mucha demora. Con esta tecnología, la leguminosa andina llegará a los hogares lista para ser cocinada.
Asimismo, Sara Catucci resalta que el tarwi, una vez potenciado por este procesamiento, “podrá encontrar mejores mercados no solo a nivel nacional sino internacional, especialmente entre quienes viven la tendencia de la comida saludable y otros grupos como los celiacos y vegetarianos. Además, se adapta al cambio climático pues crece muy bien, fija el nitrógeno y es típica de los Andes, por lo que no modifica en nada el equilibrio de la zona. Toda esta estrategia empezará con la obtención de una certificación orgánica. Además, se trabaja con expertos de Sierra y Selva Exportadora para la difusión de las buenas prácticas agrícolas”.
Hoy, los productores de Huaylas comercializan el producto en ferias orgánicas que organizan Apega y el Ministerio de Agricultura, principalmente en la capital. También participan de Mistura y exportan a Ecuador, el mayor consumidor del mundo de tarwi, a donde dirigen el 10% del total de su producción.
Finalmente, la vocera de la Fondazione l´Albero della Vita remarca que hay mucha expectativa entre los agricultores por la puesta en marcha de este proyecto, pues ven en él una veta de oportunidades mayores para mejorar sus niveles de ingresos.
Dato
.En los años 80 se instaló, gracias al Ing. Mario Tapia, una primera planta de transformación de tarwi en el Cusco con apoyo de la cooperación alemana. Sin embargo, dejó de operar meses después y quedó en el olvido.