Por Beatriz Salazar, del programa de Cambio Climático y Agricultura Sostenible de CEPES
(Agraria.pe) Los mensajes presidenciales de 28 de Julio suelen ser una “lista de lavandería” de obras sin relación entre sí y de promesas incumplibles y el mensaje de Boluarte no fue una excepción. En lo referente al sector agrario, informó sobre acciones como el “Fertiabono” o “Bono por sequía”, trabajos de descolmatación y limpieza de cauces, canales de riego y drenajes, módulos para enfrentar el friaje, entre otras medidas desconectadas. Los recursos asignados son ínfimos en comparación con las necesidades. La excepción son los recursos destinados a la agroexportación. Un ejemplo es el proyecto de Irrigación Chavimochic III que contará con una inversión de US$ 116 millones. En contraste, para la agricultura familiar se anunció “la excavación de unos 150 pozos con una inversión de 200 millones de soles”.
¿Qué características deberían tener estos mensajes para dar cuenta cabalmente de los avances en la gestión gubernamental?
En primer lugar, podrían referirse al cumplimiento de los indicadores y metas en las políticas y planes de cada gobierno. Existen informes de seguimiento y evaluación de las principales políticas y planes de cada sector que siguen las guías y lineamientos dados por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN). Por ejemplo, está el “Reporte de Seguimiento del Plan Operativo Institucional 2023 del MIDAGRI”, donde el resultado es deficiente.
El reporte advierte que, en el primer semestre de 2023, el MIDAGRI alcanzó una ejecución física promedio de 41% de su Plan Operativo Anual, y una ejecución financiera de 39.4%. Las Unidades ejecutoras con menor ejecución fueron el Proyecto Subsectorial de Irrigación PSI y el Proyecto Binacional Especial Lago Titicaca, ambos con una ejecución física y financiera menor al 25%, lo cual consideramos grave considerando la emergencia hídrica por la que pasa el país, especialmente en el sur.
Algunas de las deficiencias que explican el escaso cumplimiento de metas es la falta de presupuesto para contratación de personal, lo cual limita el desarrollo de las obras de descolmatación y defensas ribereñas. Esto es alarmante dada la proximidad del verano en que el Fenómeno El Niño podría causar daños extremos. También se mencionaron como factores limitantes los problemas climáticos y los conflictos sociales, entre otros.
. Tampoco se están cumpliendo las metas del Plan Estratégico Institucional del Sector Agrario, pese a la escasa ambición de las metas propuestas. Como ejemplos ilustrativos, tomaremos los casos de 3 indicadores del Plan que consideramos esenciales para enfrentar la emergencia climática y alimentaria que enfrenta actualmente el país.
En el caso del objetivo 2 “Mejorar el manejo sostenible de los recursos naturales agrarios” el indicador al año 2023 es lograr “286 hectáreas agropecuarias y forestales acondicionadas con prácticas de manejo y conservación de suelos, siendo la meta al año 2027 alcanzar 17,370 hectáreas”. Estas metas son insignificantes frente a la necesidad de recuperar 8.2 millones de hectáreas de paisajes degradados en el país Identificadas por SERFOR. Aún con estas metas cuantitativas ínfimas, varias acciones estratégicas podrían no concretarse pues los estudios y actividades solo cuentan con financiamiento parcial, según se informa en el Reporte de Seguimiento del primer semestre 2023.
El objetivo número 3 “Mejorar el uso del recurso hídrico para fines agrarios” tiene por indicador para el año 2023 lograr 13,391 hectáreas agrícolas bajo riego con infraestructura atendidas por el MIDAGRI”, siendo la meta para el año 2027 alcanzar 47,569 hectáreas. Nuevamente, estas metas son absolutamente insuficientes frente a la gran brecha por cubrir, que alcanza 4,296,380 hectáreas sin riego.
El objetivo 4 es “Reducir vulnerabilidad ante fenómenos naturales cambio climático seguridad y defensa nacional en zonas agrarias” y para el año 2023 se ha establecido una meta de 5.50% de hectáreas de uso agrario protegidas ante fenómenos naturales y de cambio climático, lo que se mantendría estancado hasta el 2027 en que se espera alcanzar 5.60% de hectáreas protegidas. Nuevamente esta meta es insignificante frente al inminente Fenómeno el Niño y la prevista intensificación de los eventos hidrometeorológicos extremos que el Perú enfrentará en el futuro.
Como puede observarse, el Estado no está tomando en serio la amenaza que representa el cambio climático y la crisis alimentaria. Es esencial mejorar la ambición de los objetivos y metas de las políticas y planes para poder enfrentar estas amenazas.