12 junio 2020 | 09:06 am Por: Edwin Ramos

Sostuvo Saray Siura del Programa de Investigación en Hortalizas “El Huerto” UNALM

Con más agricultura urbana en la ciudad habría menos escasez y especulación

Con más agricultura urbana en la ciudad habría menos escasez y especulación
Jardines, techos y parques públicos pueden servir para sembrar perejil, culantro, cebolla china, rabanito, tomate y más. Hay muy buenas iniciativas que son auspiciosas, pero se necesita apoyo institucional desde las municipalidades.

(Agraria.pe) “En este tiempo, como nunca debemos pensar en la importancia de la agricultura urbana en nuestras vidas”, dice la Ing. Saray Siura, jefa del Programa de Investigación en Hortalizas “El Huerto” de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Se refiere, desde luego, al contexto de pandemia y emergencia sanitaria que vivimos y que nos ha empujado a pensar en la importancia de la salud y la buena alimentación, sobre todo en Lima donde imperan estilos de vida no necesariamente benignos.

Y uno de estos cambios puede nacer justamente de las propias ciudades, allí donde parece que la naturaleza no encuentra el ambiente propicio. Se trata de la agricultura urbana, una alternativa que puede asegurar el abastecimiento directo de alimentos frescos para las familias en las urbes. Son verduras, frutas, hierbas aromáticas y medicinales que se producen con métodos sencillos y sin exposición a contaminantes.

De hecho, Siura estima que hay más beneficios que alcanzan a la propia comercialización: “Si se contaran con muchas pequeñas áreas de producción de agricultura urbana en la ciudad, habría menos especulación con los precios de los productos frescos, como ocurrió cuando se inició la cuarentena. La producción en las ciudades es una estrategia de abastecimiento que puede ser un recurso mínimo y seguro para alimentarse”.

En este propósito son aprovechables áreas como jardines, techos y parques públicos, que permiten acercar a la gente de las metrópolis con la naturaleza, ocupando el tiempo en actividades productivas de las que pueden participar desempleados, adultos mayores, amas de casa o empleados que necesitan desestresarse, entre otros.

Pero ¿qué hortalizas se pueden cultivar con la agricultura urbana?
Según la especialista, una de las ventajas de las hortalizas es que su crecimiento es más acelerado que otros cultivos y ocupan espacios pequeños. A esto se suma que Lima presenta un ambiente favorable para los cultivos por su clima húmedo y buena temperatura casi todo el año, además de ser una población que está vinculada con el ámbito rural.

“Entre las hortalizas que podemos sembrar en espacios pequeños se encuentran la acelga, albahaca, espinaca, coles, culantro, perejil, lechuga, cebolla china, vainita, zapallito, tomate, kale, rabanito, zanahoria, nabo, betarraga, que son conocidas. Pero también algunas que conocemos y debemos reaprender a consumirlas como los amarantos silvestres, el atacco, las acederas, ortiga, mastuerzo, diente de león, tomate silvestre, entre ellos. Todos ellos son cultivados en suelo, macetas o estructuras diseñadas para ahorrar espacio, en lo que algunos llaman jardines comestibles”, recomienda.

Combinando necesidades
Contendedores pequeños o de reciclaje, patios, techos, el suelo del jardín o parque pueden ser espacios propicios para estos emprendimientos. Hasta un metro cuadrado basta para sembrar varias especies que combinen las necesidades de los consumidores y de las plantas. Así, se propone asociar rabanito y lechuga; tomate y albahaca; rabanito, zanahoria y betarraga; cebolla china y vainita. La selección dependerá de la experimentación con el clima, el tiempo de crecimiento y el ambiente. Existen reportes de rendimientos de entre 10 a 20 kilos de alimentos por metro cuadrado, lo que puede alimentar a varias personas.

Sin embargo, una de las preocupaciones al plantear estas acciones puede ser el uso del agua, sobre todo si se considera que en la capital no llueve y el recurso es escaso. Saray Siura estima que eso no es impedimento como lo demuestra que en Ventanilla y Villa María del Triunfo ya existen huertos comunales de hasta dos hectáreas. Todo lo que hay que hacer es apelar a técnicas de mejora del suelo -cubiertas con plantas, abonos orgánicos- para fomentar la retención del recurso hídrico. También hay atrapanieblas que son de gran ayuda, un esfuerzo en el que la participación de los municipios puede ser clave.

Experiencias de la UNALM
La UNALM es parte de la Plataforma Agricultura Urbana en Lima (PAUL) que trabaja en los valles cercanos como Chillón, Lurín y Mala, así como con asociaciones de agricultores urbanos de los distritos de Villa El Salvador, Villa María del triunfo, San Juan de Lurigancho, Comas y Carabayllo.

Ha implementado también un proyecto de capacitación en agricultura urbana con varios huertos comunales dentro de los barrios, así como en la zona periurbana de Carabayllo, todo enfocados en producción agroecológica.

Asimismo, se ha trabajo en proyectos conjuntos en escuelas de la cuenca del río Rímac, con apoyo de las direcciones zonales de Educación, a través de cooperantes. El Programa de Hortalizas realiza también continua capacitación en la misma universidad, los cuales se están rediseñando.

Saray Siura revela que hay la intención de trabajar con municipios para desarrollar ordenanzas que institucionalicen esta actividad con políticas que orienten a hacer de Lima una ciudad que recupere su paisaje, mejore sus espacios subutilizados y fomente la asociatividad de los vecinos para dar mejor uso a los jardines. 

“La UNALM trabaja por la seguridad alimentaria y el mejoramiento ambiental. El Programa de Hortalizas acompaña procesos a favor de la promoción de la agricultura en Lima y otras ciudades como Piura (donde estuvimos antes de la pandemia capacitando a profesores), Arequipa, Huancayo. Asimismo, apoyamos mesas temáticas relacionadas como la de sistemas de Alimentación que promueve la FAO. La agricultura urbana debe enfocarse como una estrategia para la mejora de los sistemas de alimentación de las ciudades”, concluye.

 

Etiquetas: hortalizas