Actividades humanas menos drásticas que la tala masiva de árboles también afectan a la diversidad de especies animales y vegetales.
(Agraria.pe) Un lugar verde, sin apenas carreteras. La Amazonía occidental puede ser el lugar con mayor biodiversidad del mundo. Sus habitantes viven aislados, las mercancías llegan por vía fluvial o aérea. Para ganarse la vida, algunas personas cultivan pequeños terrenos familiares que sirven para autoabastecerse o para la venta. Y, desafortunadamente, estos a gricultores y sus pequeñas explotaciones plantean serias amenazas para la biodiversidad en el noreste de Perú.
Así lo ha confirmado un equipo de investigadores dirigido por la Universidad de Princeton (Estados Unidos). Tras realizar un estudio a gran escala de aves y árboles, los investigadores descubrieron que las actividades humanas están destruyendo esta selva tropical y que la situación puede empeorar. Sus hallazgos han sido publicados recientemente en la revista 'Conservation Biology'.
Muchos científicos habían asumido que el impacto de la agricultura a pequeña escala no era demasiado dañino para la vida silvestre, al menos en comparación con la tala masiva de bosques para pastizales y campos de soja que está ocurriendo en la Amazonía oriental. Pero este estudio muestra cómo acciones mucho menos intrusivas son, sin embargo, mortales para la biodiversidad.
"La agricultura en pequeña escala resulta ser una amenaza muy grave para la biodiversidad, con un impacto más cercano al del desmonte de los bosques para pastos de ganado que lo que habíamos imaginado", asegura David Wilcove, profesor en Princeton. "Lo que es peor es que la agricultura a pequeña escala es el cambio dominante en el uso de la tierra en la Amazonia occidental y es probable que se generalice en las próximas décadas", advierte.
"Queríamos saber cómo responde la biodiversidad tropical a esta agricultura en la amplia gama de diferentes hábitats de los bosques tropicales, y la Amazonía occidental era un buen lugar para hacer estas preguntas", señala Jacob Socolar, ahora investigador postdoctoral en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida y la Universidad de Sheffield. "Llamamos al documento 'pérdida de biodiversidad pasada por alto' porque la situación es peor de lo que habíamos pensado", inciden los investigadores, quienes se asociaron con el botánico Elvis Valderrama Sandoval de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana.
El equipo realizó su trabajo de campo en las tierras bajas amazónicas del Departamento de Loreto, en Perú. Allí, se centraron en cuatro hábitats: bosques de tierras altas, bosques de llanuras de inundación, bosques de arena blanca e islas fluviales, donde se están llevando acciones de tala y quema. También observaron áreas relativamente vírgenes de bosque como base para la comparación. Tomaron muestras de aves y árboles, dos grupos que consideraron complementarios en la forma en que responderían a los cambios en el uso de la tierra.
En las áreas cortadas y quemadas, el equipo encontró muchas especies de aves. De hecho, los sitios de cultivo a veces tenían más especies que los sitios intactos comparables. Sin embargo, cuando se registraron todos los sitios, los sitios intactos resultaron tener significativamente más especies de aves que los perturbados, porque todos los sitios perturbados compartían un grupo limitado de especies, mientras que los sitios intactos variaban en su composición de especies.
Por otro lado, los árboles exhibieron un patrón mucho menos sutil: simplemente había muchas menos especies de árboles en la tierra agrícola que en los bosques intactos. Con la reducción en el número de especies de árboles en los sitios perturbados, los científicos predicen que también habrá menos insectos y otros animales pequeños, lo que podría tener un impacto importante en el ecosistema.
Los autores destacan las implicaciones políticas de este trabajo. Por una parte, esta área de la Amazonía probablemente no se mantendrá sin carreteras para siempre, afirma Socolar, y con más carreteras vendrán más agricultores.
"Aunque la agricultura a pequeña escala apoya la alta biodiversidad, no podemos perder la vigilancia con respecto a la amenaza general que representa la expansión de los pequeños agricultores", concluye Socolar. "Si lo hacemos, pagaremos un precio en extinciones. Queremos que este estudio sirva como una advertencia más amplia. Probablemente no sea solo una casualidad de la Amazonía, estos hallazgos podrían extenderse a otros hábitats. Tenemos la suerte de trabajar en un lugar donde todavía hay un montón de tierra para la agricultura y la conservación. Ser proactivo es posible, moral y razonable", agrega.
Fuente: dicyt.com