(Agraria.pe) Ayer se cumplieron 17 días del incendio forestal que azota la selva amazónica, uno de los denominados pulmones del planeta. El 9 de agosto el estado de Amazonas declaró en emergencia el sur del estado y su capital Manaos.
Acre, que se encuentra en frontera con Perú, se encuentra en alerta desde el viernes pasado debido a los incendios. Del mismo modo, estados agrícolas como Mato Grosso y Pará han presentado un aumento de estos desastres.
De acuerdo con cifras recogidas por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil se han registrado más de 72,843 incendios forestales, entre enero y agosto de 2019. De este número, más de 9,500 de desastres han ocurrido en la última semana.
Esto representa un incremento del 83% de incendios respecto al mismo periodo en el 2018, año en que se registraron 39,759.
Desde el jueves pasado, imágenes satelitales del INPE han detectado casi 10,000 nuevos focos, gran parte de estos en la cuenca del Amazonas, lugar en donde se han visto afectadas 68 reservas protegidas por motivos ambientales.
Los incendios forestales son frecuentes en la estación seca, pero también son provocados deliberadamente por la quema ilegal de tierras por parte de los agricultores, con el fin de ser dedicadas a la cría de ganado.
Alberto Setzer, investigador de INPE, niega que se pueda culpar a la estación seca o los fenómenos naturales por sí solos: “No hay nada raro en el clima este año ni en los niveles de lluvia en la región amazónica, que splo está un poco por debajo del promedio.
La estación seca crea las condiciones favorables para la propagación del fuego, pero su inicio es obra de los humanos, ya sea deliberadamente o por accidente”.
Por su parte, Ricardo Mello, jefe del Programa Amazónico del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), señaló a la BBC que los incendios fueron “una consecuencia del aumento de la deforestación visto en cifras recientes”.
Sobre este punto, datos del INPE señalan un aumento del 88% de la deforestación en la zona en comparación con el mismo mes del año anterior.
Gobierno en la mira
Más de dos tercios de la Amazonía se encuentran en Brasil y las ONG y grupos ambientalistas acusan al gobierno del presidente Jair Bolsonaro por el incremento notable de la deforestación en el país. Estos argumentan que se han relajado los controles.
Justamente este mismo tema fue el que causó el despido del jefe del INPE, debido a una discusión con Bolsonaro sobre los datos de deforestación en Brasil.
Al presidente brasileño no pareció haberle agradado la información dada por el INPE, respecto al incremento en 83% de los incendios forestales a diferencia de 2018, razón por la cual despidió al director de la institución, Ricardo Galvao, acusándolo de falsear las cifras y tratar de socavar al gobierno.
Bolsonaro se defiende
Tras lo sucedido, colectivos ambientalistas han criticado duramente las políticas medioambientales tomadas por el mandatario brasileño.
Incluso, uno de los líderes más influyentes de la comunidad indígena en Brasil, Ailton Krenak, acusó a Bolsonaro de haber “enloquecido” por su afán de volver legal la minería artesanal en el Amazonas.
Este miércoles el presidente respondió a las críticas, tanto nacionales como internacionales, sobre su discurso de explotación minera de la selva amazónica y el despido de científicos dedicados al control de la deforestación.
“Puede estar ocurriendo, es una posibilidad, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esas ONG ambientalistas para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil; esa es la guerra que enfrentamos”, dijo Bolsonaro.
Además, culpó, aunque sin pruebas, a las organizaciones ambientalistas de provocar los incendios de la Amazonía después de que se les retiró el financiamiento.
El presidente brasileño sumó así una nueva pugna contra los ambientalistas, luego de haber rechazado el dinero anual que Noruega y Alemania entregan al Fondo Amazonía con el fin de incrementar la fiscalización para cumplir las metas de deforestación a las que se comprometió Brasil.
Fuente: Gestión.pe