La Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirmó que, en un futuro, Europa podría representar un mercado de exportación para los productos bioenergéticos, creándose así una nueva oportunidad de negocio para campesinos de los países en desarrollo
Por Raúl Yaipén Carranza
Lima, 19 Mayo (Agraria.pe) Tras una fase de tres años de desarrollo y pruebas que se aplicaron en Perú, Tanzania y Tailandia, la FAO presentó oficialmente en la ciudad de Roma el "Marco analítico de la bioenergía y la seguridad alimentaria" (BEFS, por sus siglas en inglés), creado para ayudar a los gobiernos a evaluar el potencial de la bioenergía, así como su posible impacto en la seguridad alimentaria.
Este compendio consiste en una serie de evaluaciones por etapas que pretenden dar respuesta a las cuestiones claves relacionadas con la viabilidad del desarrollo de la bioenergía, su impacto en la disponibilidad de alimentos, la dimensión social, medioambiental y la seguridad alimentaria de las familias.
"Nuestro objetivo es ayudar a los responsables políticos a tomar decisiones informadas sobre si el desarrollo de la bioenergía es una opción viable, y en ese caso, identificar las políticas que permitan maximizar los beneficios y minimizar los riesgos", explicó Heiner Thofern, jefe del proyecto BEFS de la FAO.
Ventajas
Esta herramienta podría favorecer las inversiones bioenergéticas necesarias en infraestructura agrícola y de transporte en áreas rurales, al crear empleos y potenciar los ingresos familiares, mitigando la pobreza y la inseguridad alimentaria.
Brasil es un ejemplo sobre cómo un país puede utilizar la bioenergía para cubrir sus necesidades energéticas. Es el segundo productor mundial de bioetanol y al interior del país circulan cerca de un millón de vehículos propulsados por combustible procedente de la caña de azúcar.
En un futuro, Europa podría representar un mercado de exportación para los productos bioenergéticos. Esta tendencia ofrece nuevas oportunidades para los campesinos en los países en desarrollo.
Los estudios de la FAO han señalado igualmente que los proyectos de bioenergía a pequeña escala que no están dirigidos al mercado de la exportación pueden mejorar la seguridad alimentaria y ayudar a impulsar las economías rurales.
Desventajas
Entre los efectos negativos destacan: el riesgo de que la expansión de los cultivos bioenergéticos sea a expensas de la producción alimentaria, llevando a una menor disponibilidad de alimentos, con precios más elevados.
La deforestación originada por la conversión de nuevas tierras a los cultivos bioenergéticos y el impacto sobre las poblaciones indígenas son también motivos de preocupación.
Contexto Mundial
Esta herramienta fue creada para apoyar el crecimiento del sector bioenergético dinámico, sostenible y socialmente responsable en los países en desarrollo, ayudará a la investigación de nuevas soluciones. Entre ellas las relativas a los residuos de los cultivos y de las explotaciones, que pueden disminuir los riesgos para la seguridad alimentaria y el impacto medioambiental.
Según Thofern, si el desarrollo de la bioenergía contribuye finalmente o no a la seguridad alimentaria y la mitigación de la pobreza y del cambio climático, dependerá de la forma en como se gestione el sector.
“Es necesario medir con atención los riesgos y beneficios potenciales en función de las variables específicas de cada país y región. Por ello la FAO creó este marco analítico”, concluyó el ejecutivo.
Datos
• La FAO realiza el seguimiento de esta metodología a través de su proyecto Criterios e Indicadores para Bioenergía y Seguridad Alimentaria, que promueve una herramienta para la gestión y prevención de riesgos, así como para la evaluación de impactos y de respuesta normativa, basada en las buenas prácticas.
• El proyecto BEFS de la FAO fue financiado por el Ministerio Federal Alemán de Alimentación, Agricultura y Protección del Consumidor.