Publicaciones recientes dan cuenta del declive de las poblaciones de abejas en el mundo, estos polinizadores son claves para resguardar la seguridad alimentaria.
Por: Diego Aliaga y Candy Carrera de la Universidad Científica del Sur
(Agraria.pe) En una evaluación exhaustiva elaborada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) se concluyó el inminente riesgo existente para las poblaciones de abejas silvestres y las abejas melíferas por el uso de los controversiales plaguicidas neonicotenoides. El reconocido periodista científico Declan Butler publicó en la revista Nature un resumen de dicha evaluación en marzo de 2018; meses después, la Unión Europea prohibiría el uso de estos plaguicidas al aire libre.
La preocupación por parte de la comunidad científica hacia las abejas nace por la actividad fundamental que desarrollan. En el libro “Abejas del mundo” (Bees of the World), se expresa que “en términos de beneficios para los seres humanos los productos de las abejas melíferas como la cera y la miel, además de pequeñas cantidades de jalea real; tienen un valor trivial en comparación con el importante rol de las abejas como polinizadoras” (Michener, 2007).
Según la ONU, la polinización es considerada como un servicio brindado por el ecosistema; esta se caracteriza por la producción de frutos y semillas, gracias a la transferencia de polen desde los estambres hacia el estigma. El proceso de polinización es un servicio de trasporte o transferencia brindado por agentes polinizadores, tan diversos como la lluvia, el viento, las aves o los insectos, como por ejemplo, las abejas.
Algunos estudios han determinado, que el 35% de alimentos de origen vegetal provienen de plantas que dependen de la polinización por animales (zoopolinización); la relevancia del servicio de polinización radica en que un tercio de la dieta de los seres humanos está constituida por verduras, legumbres y frutas, los cuales son polinizados por insectos, de los cuales más del 90% son abejas.
El café es uno de los productos agrícolas de mayor importancia económica a nivel mundial, genera ingresos anuales mayores a US$15 mil millones por exportaciones y brinda fuente de trabajo a más de 20 millones de personas en el mundo; “La producción de café es de gran importancia en la vida de millones de familias campesinas en el mundo en desarrollo, ya que las pequeñas fincas cafetaleras producen cerca del 75 % del café mundial” (Remy y Glave, 2007).
La evidencia señala que la producción de café está ligada a la diversidad de abejas que lo visitan, la que a su vez depende de factores asociados al cultivo, como la cobertura forestal, la cercanía de bosques remanentes, la incidencia de luz y las técnicas agronómicas de manejo. (Klein et al., 2003; De Marco & Coelho, 2004; Klein et al., 2007; Vergara & Badano, 2008; Boreux, Kushalappa, Vasst & Ghazoul, 2013).
Las poblaciones de polinizadores silvestres son un importante recurso para mejorar la producción. Investigaciones realizadas en cafetales de Indonesia afirman que después del incremento del número de polinizadores silvestres de 3 a 20, se registró el aumento de la fructificación del 60% al 90%, pudiendo esta predecirse por el número de especies de abejas que forrajean en esos cafetales.
En los estudios de Klein y otros (2003), encontraron hallazgos clave entre interacciones de las abejas y los cafetales bajo sistemas agroforestales como por ejemplo: (a) se comparó la relación entre el número de especies de abejas sociales con la distancia a los bosques, a mayor distancia el número de especies disminuye; (b) se comparó la relación entre el número de especies de abejas sociales con la intensidad de luz, se evidenció una relación directamente proporcional.
Finalmente, en un mundo que busca la seguridad alimentaria, pero que genera la extinción masiva de estos diminutos individuos polinizadores tan propensos a sutiles cambios ambientales, y viendo la relevancia de uno de los bienes más coyunturales como es el café; el conocimiento y el reconocimiento de roles beneficiosos para nuestros agroecositemas abren la puerta y generan una necesidad imperativa para estudiar la labor que los insectos -como por ejemplo las abejas- nos brindan día a día.
Fuente: Cámara Peruana de Café y Cacao