COLUMNA DE:
Carlos Gomez

Carlos Gomez

Ingeniero Zootecnista de UNA La Molina y PhD Nutrición Animal (U. Guelph, Canadá). Se ha desempeñado como Director de Investigación de la Facultad de Medicina Veterinaria de U. Cayetano Heredia, Decano de la Facultad de Ingeniería de U. San Ignacio de Loyola y Profesor principal y decano de la Facultad de Zootecnia UNA La Molina donde realiza ahora docencia.
18 junio 2020 | 09:40 am Por: Carlos Gomez

REACTIVACION DE LA GANADERIA: RETO INMEDIATO

REACTIVACION DE LA GANADERIA: RETO INMEDIATO

Se estima  en el Perú este año  una caída entre 10 a 15 por ciento del PBI convirtiéndonos en uno de los países más golpeados por la pandemia en América Latina. Asociado a ello, las pérdidas para el sector agropecuario entre marzo y abril alcanzaron los S/ 1.611 millones. Impacto notable de  ello es la inevitable caída que tiene la demanda de alimentos -como consecuencia de la pérdida temporal de empleos y reducción de ingresos- y la postergación de proyectos de inversión privada ante el incremento de la incertidumbre.

El  40 por ciento del PBI agropecuario corresponde al sector pecuario cuya mitad corresponde a la avicultura. Aquí revisaremos que reto tiene la reactivación económica del otro componente que conforma el sector pecuario esto es la ganadería nacional. A diferencia de otros sectores económicos hay que ratificar que la Agricultura y ganadería en el Perú esta principalmente constituida por la agricultura familiar que concentra más de tres millones de personas (83% de la fuerza laboral agrícola) y genera cerca del 80% de los productos alimenticios que se consumen en el mercado nacional. Nótese además que a nivel nacional existen 2.3 millones de unidades agropecuarias de las cuales 2.1 millones corresponde a la pequeña agricultura familiar y que de los 17 millones de trabajadores que hay en el país, trabajan en el agro 4 millones 200 mil un 25 % del empleo total a nivel nacional. Eso significa que uno de cada cuatro trabajadores peruanos trabaja en este sector, sin considerar los acopiadores, comerciantes, técnicos y profesionales agrarios, proveedores de insumos, agroindustriales, agro exportadores y mucha gente que vive del trabajo de los agricultores. En el 2018, mientras en el área urbana el 11,6% de los trabajadores se encontraba en condición de pobreza, en el área rural era el 38,5%. Esto es: cuatro de cada diez trabajadores rurales ya eran pobres antes de la pandemia.

 

Características notables de dicha agricultura familiar son su insuficiente acceso a capital, insumos, mercados, vías de comunicación, servicios de información e innovaciones agrarias, lo cual limita la competitividad y rentabilidad de su actividad productiva. Asimismo existe una brecha enorme en materia de titulación rural (67% de la Agricultura familiar de subsistencia no cuenta con título de propiedad). Todo esto lo vuelve un sector económico más vulnerable que otros en el país.

Hasta el momento el MINAGRI ha determinado para favorecer la reactivación de la agricultura que el fondo Agro Perú otorgará S/ 440 millones en créditos a tasas preferenciales, además de otros S/ 100 millones para financiamiento a través de AGROBANCO a bajas tasas.   Asimismo para brindar facilidades de créditos a los pequeños productores pecuarios el Fondo AgroPerú, aprobó 90 millones de soles para Financiamiento Directo de Cadenas Ganaderas con una tasa de interés anual de 3.5%. Este programa de financiamiento permitirá financiar capital de trabajo para producción y procesamiento primario por hasta 30,000 soles para las cadenas de pecuarias dirigido a pequeños productores pecuarios organizados. Se estima con este crédito se podrá beneficiar inicialmente a más de 27 mil pequeños productores ganaderos.

La magnitud de dichos presupuestos en general es tremendamente limitada en relación a la problemática rural incluyendo a la  ganadería. Se prevee además que la focalización de dichas estrategias tendrá enormes dificultades para que la agricultura familiar acceda a dichos fondos. Lo sucedido con las pequeñas empresas en  el sector urbano que están recibiendo solo muy pequeña proporción de fondos como REACTIVA será aún más evidente en el caso de la ganadería familiar. Más aun, solo los esquemas de financiamiento no son suficientes  se requiere organizar la oferta y estimular la demanda de productos proveniente de la ganadería.  ¿Con un productor descapitalizado y mercado inseguro podrá endeudarse? ¿Quién le garantiza rentabilidad en sus ventas?

Por otro lado se incluye como estrategias adicionales, con mucha mayor magnitud de fondos, la inversión en infraestructura hidráulica que no tiene efecto directo en esta coyuntura sobre la ganadería. Esto ha sido un sesgo más que evidente en los últimos 10 años por el sector público que no entiende la multitud de aristas necesarias de resolver en la problemática del sector agropecuario en el país.

Asimismo, mucho de dicho programa está fundamentado en sostener el inicio de la campaña agrícola  2020-2021 lo que en el caso de ganadería no es relevante dado que es una actividad permanente. El único impacto referido a aquello es la siembra de pastos para cosecha bajo secano que es un componente menor de la alimentación del ganado. El ganadero se encuentra descapitalizado dado que por razones de logística no ha accedido fácilmente a sus mercados tradicionales y por lo tanto han tenido menor ingreso por venta de sus productos (carne, leche, cueros). Se enfrenta además en la zona altoandina al efecto negativo de las heladas – agravado por efecto del cambio climático- que recurrentemente producen perdida de activos ocasionando mayor pobreza rural. La falta de inversión para reponer o ampliar su capacidad productiva, corren el grave riesgo de que buena parte de la producción ganadera sea paralizada con las graves consecuencias para el mercado interno.

Es importante recordar que la ley de promoción y desarrollo de la agricultura familiar (2015) y su reglamento respectivo (2016) incluyen siguientes acciones:

  • Gestionar y desarrollar programas de financiamiento, asistencia técnica para la producción y transformación así como asesoría para el desarrollo de planes de negocia y comercialización
  • Fomentar y estimular la asociatividad de la agricultura familiar mediante programas de generación de capacidades en gestión técnica y empresarial.

Si eso se hubiera implementado mínimamente ya estaríamos avanzando con la posibilidad de responder mejor a la situación actual  de efectiva reactivación de la ganadería nacional por lo que ya es tiempo de comenzar.