COLUMNA DE:
Juan Faustino Escobar

Juan Faustino Escobar

Economista, Gerente General de la consultora Planeamiento & Gestión S.A.C., con estudios de maestría concluidos en Gestión Pública. Formula proyectos, planes de negocios, estrategias y es capacitador en temas de gestión empresarial: planificación estratégica y mercadeo de servicios. Ha realizado servicios para agencias de cooperación internacional, grandes empresas e instituciones públicas por más de 20 años. En ese marco, tiene capacidad para sostener diagnósticos y propuestas al más alto nivel basado en novedosos enfoques, estrategias y herramientas.
04 octubre 2023 | 09:47 am Por: Juan Faustino Escobar

Formación agraria: Crisis y alternativas para enfrentar la crisis que se avizora

Formación agraria: Crisis y alternativas para enfrentar la crisis que se avizora

El 25 de agosto de este año, el INEI y el Midagri presentaron los resultados de la Encuesta Nacional Agraria realizada en el año 2022. Este informe trajo datos que merecen análisis, autocritica y urgente acción correctiva, dado los magros resultados, que ponen en duda, incluso, la misión de la institucionalidad agraria. En el informe alarma la baja cobertura en la prestación de servicios de capacitación y asistencia técnica, así como el nivel de asociatividad alcanzando por los pequeños productores.

En un primer momento, expresé lo siguiente: “El análisis de los datos revela también una realidad desalentadora en materia de capacitación y asistencia técnica para los productores agropecuarios. El ínfimo 6.6% reporta haber recibido capacitación, disminuyendo significativamente desde el 12.9% registrado en el 2015. En un sendero similar, únicamente el 3.8% declara haber recibido asistencia técnica, cayendo desde el 6.4% alcanzado en el 2015”.

“La evaluación de los datos también revela un resultado agobiante: un contundente 93% de los productores informa que no forma parte de ninguna organización”.

Los resultados, pese a ser contundentes, necesitan todavía de un mayor nivel de desagregación, con lo cual se mejoraría el diagnóstico y la formulación de alternativas: ¿los servicios que reciben los productores son solo públicos?, ¿en qué subsectores se dio el servicio?, ¿son buenos, regulares o malos?, ¿lo impartido se aplican? ¿los eventos son parte de un plan?, ¿qué metodología se usa?, ¿qué resultados han logrado por producto, por región y por año?, ¿cuál es la institución dentro del Midagri responsable de estos servicios?, entre otros temas. Una primera hipótesis nos advertiría que lo poco que existe obedece a un esfuerzo, más individual que institucional.

En la línea de asociatividad, ha sido toda una sorpresa el bajo nivel de organización de los productores. No solo ha llegado a ser una mala noticia para los promotores, sino también para los líderes agrarios. El hecho que se concluya que solo el 7% está organizado requiere y obliga a una autocrítica y a replantear el trabajo como condición de cualquier esfuerzo asociado. Sin embargo, también sería útil conocer el “estado de arte” de las organizaciones existentes y sus nombres para saber a quién emular.

En una conferencia relacionada a la educación, el rector del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el Dr. Rafael Reif, graduado en Venezuela, expresó lo siguiente: “La educación en un primer nivel brinda información objetiva y utilitaria en diversos temas de interés por tipo de usuario; en un segundo nivel da formación a técnicos, profesionales y científicos en distintas intensidades y especialidades; pero en su tercer nivel, utilizada en su mayor dimensión, es una poderosa herramienta para transformar las sociedades”. Este es el concepto que debemos entender y manejar con respecto a la capacitación o asistencia técnica como parte de la educación.

Está claro que el gobierno actual no es el único responsable de la pésima prestación de servicios y de la crítica situación del agro, sino que también este escenario es resultado de gestiones que en 30 años no han tenido la capacidad ni han estado a la altura de las circunstancias, pese a los ingentes recursos gastados. En particular, el problema de la actual gestión de Midagri es la continuidad que dan a conceptos, estrategias y prácticas históricamente fallidas, por desconocimiento o por irresponsabilidad. “Si siempre hacemos las mismas cosas, los resultados siempre serán los mismos” (Albert Einstein).

Se sabe que, para promocionar el desarrollo o una iniciativa empresarial, lo más importante es dotar a las personas de capacidades técnicas, productivas y empresariales, ya que así se construye el capital humano necesario para el éxito. Sin embargo, no se conoce que el Midagri o los gobiernos regionales (GOREs) apliquen algún sistema mínimamente estructurado que brinde servicios formativos.

Como lo hemos sostenido reiteradamente, en el problema y la solución de la promoción agraria están involucrados órganos como Midagri, GOREs, el Congreso de la República, MEF, CEPLAN, entre otros.  Estas instituciones deben asumir el desafío de reunirse, pensar y concertar para reconceptualizar y reorganizar la institucionalidad agraria y sus servicios. En esta tarea, es necesario incidir y rogar para que sus posibles decisiones, sean para bien del agro (la solución no es cambiar de nombre a las unidades).

En esta reingeniería, es imperativo que el Midagri ejerza el rol Rector y de estratega, lo que debe permitir construir un programa de asistencia técnica y capacitación de alto impacto que se ejecute en el campo. Se entiende por estratégico a las acciones que cruzan transversalmente toda la institucionalidad y cuya aplicación como servicio debe ser central y permanente. Estos procesos deben posibilitar reestablecer los ecosistemas dañados, innovar y mejorar la producción, desarrollar mercados, prevenir y enfrentar los embates de la naturaleza, reconstruir prácticas de ayuda mutua y colaboración e impulsar el desarrollo. Todo ello en el marco de un sistema de planificación y monitoreo de servicios que se intercepte con las cadenas productivas más dinámicas y ha priorizarse.

Esta sería una oportunidad, forzada por las circunstancias, para poner en práctica un programa formativo y de fomento de la organización basado en gerencia, innovación, competencias, digitalización y pedagogía, que fundamente su trabajo en conceptos de mercado cuyo modelo de relación de partes sea entre usuario /proveedor (pago de servicios recibidos por resultados en productividad); y así abandonar el viejo concepto de benefactor/ beneficiario (de regalo incondicional y recurrente). El mercadeo de servicios como herramienta de gerencia existe desde hace mucho tiempo, pero no se usa.

En la propuesta sugerida, es indispensable considerar tanto el trabajo presencial como el virtual. Esta última, comenzando con la alfabetización digital, entendiendo que el uso de la tecnología avanza en el ámbito rural.  Hoy en día, solo el 5% del “mundo rural” tiene acceso a Internet en sus hogares, mientras que el acceso a la telefonía móvil y por este medio a Internet alcanza casi al 95% en estas mismas áreas. Los sistemas de información web pueden fácilmente articularse a las radioemisoras locales, con lo cual se fortalece el sistema de información a favor del agro.

El trabajo formativo, en el tema económico, debe priorizar, el desarrollo de cadenas de valor y cadenas productivas; esto posibilitará la construcción de alianzas entre agentes, en lugar de concentrarse solo en un nodo agrario o producto específico.

Por cadena de valor nos referimos a los procesos internos que todo agente económico ejecuta (preproducción, producción, transformación y comercialización); por cadena productiva, nos referimos a la interrelación entre los diferentes agentes económicos que trabajan en base a un mismo producto de forma lineal o transversal (proveedores de insumos, productores, comerciantes, industriales, distribuidores y consumidores).

Esto permitirá trabajar con enfoque de mercado, de forma articulada y dotar del valor agregado requerido por la demanda. Para promocionar con efectividad, las cadenas productivas se requieren que sean segmentadas por líneas de negocios: agroalimentaria, agro textil, agroforestal, agro medicina natural, agro bebidas, agro chocolatería, etc. La gastronomía como factor y ejemplo de “arrastre” debe ser la pauta que marque cómo debe ser el trabajo de promoción, capacitación y organización.

En la tarea de construir una masa crítica e innovadora, sería interesante explorar la posibilidad de establecer una suerte de Beca Agro. Capacitar a 2500 jóvenes agrarios en 6 u 8 meses por año como “capacitadores de capacitadores”, a través de una organización privada, sería el inicio para construir un mercado de servicios, insertar nuevos conocimientos, formar más usuarios y dar cimientos a un auténtico sistema de capacitación dedicado a dar sostenibilidad al agro y que tenga como unidad de gestión operativa a las agencias agrarias fortalecidas. Esto aportaría, adicionalmente, mejorías en la organización campesina. Con 80% de nuevos líderes bien formados y comprometidos, estaríamos trazando y surcando un camino sólido hacia el cambio requerido.

Recordemos que el desarrollo será obra de los propios productores, no de las instituciones; para ello, se requiere líderes locales que asuman esta responsabilidad.

Esta tarea promotora debiera ser gestionada por un INIA Plus y contar con la colaboración de las unidades del MIDAGRI y de los GOREs. Sin embargo, el fortalecimiento del INIA es una tarea pendiente y sufrida que todos reclaman, pero que año a año se mantiene igual, incluso con sus proyectos del Banco Mundial.

En realidad, gran parte del recurso necesario ya existe y está sustentado en los casi 13 mil trabajadores de MIDAGRI y de las DRAs que están en funciones. “Reasignando” a 4 profesionales por provincia, gran parte del esfuerzo ya estaría cubierto. Los encargados de este ambicioso objetivo no pasarán de 800 a 1,000 técnicos y profesionales para cubrir todas las zonas; además, los municipios provinciales podrían sumarse a un programa de cambio social para dar valor a su gestión y apoyar al desarrollo de los mercados locales.

La situación en el agro es altamente complicada: 40% de pobres, cambio climático, competencia desleal de productos importados, sustitución de productos, tendencia a la alimentación chatarra y síntomas de ralentización de la agroexportación. Este escenario debe hacernos pensar que la mejor respuesta ante los riesgos es mejorar la formación de nuestros productores y que enfrenten de forma organizada y de pie las adversidades que se avizoran.

Sistematicemos prácticas internacionales que se validen e implementen de ser el caso. ¿Qué experiencias podemos recoger de Francia, Holanda, China o India? Podría ser interesante que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o la CAF apoyen en este trabajo por el carácter multilateral y experiencia que tienen.

“Si Ud. cree que la capacitación es cara, pruebe la ignorancia” (Asociación Mexicana de Capacitación de Personal - AMECAP).