16 noviembre 2020 | 09:15 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Fernando Hurtado juró como ministro el jueves 12 y renunció dos días después

Una gestión de apenas 48 horas

Una gestión de apenas 48 horas
El Minagri está acéfalo en medio de una crisis productiva enorme que está empezando a tener impacto social.

(Agraria.pe) Fernando Hurtado Pascual juró al cargo de ministro de Agricultura y Riego el jueves 12 de noviembre como parte del Gabinete Flores-Aráoz. Poco más de dos días después, en medio de las masivas protestas a nivel nacional y la violenta represión por parte de la policía contra los manifestantes que se oponían al Gobierno de Manuel Merino, estaba presentando su renuncia. Un récord de brevedad.

Con la caída del que iba ser el gobierno de transición tras la vacancia de Martín Vizcarra, todos los ministerios han quedado acéfalos. El de Agricultura y Riego en medio de una crisis que tenía que gestionar en los campos productivos y que ya está empezando a verse en los mercados de abastos, donde algunos precios de productos agrícolas se han incrementado.  Los agricultores en tanto siguen a la espera de acceder a los créditos que se prometieron para salvar en algo la campaña.

Ayer domingo 15 de noviembre el Congreso peruano fue incapaz de ponerse de acuerdo para ungir una Mesa Directiva de la cual se obtendría un nuevo presidente. Tras la renuncia de Merino de Lama, los voceros gastaron toda la tarde en crear una lista única con la congresista Rocía Silva Santisteban como cabeza, a quien prometieron su apoyo diversas bancadas. Pero a la hora de confirmarla, votaron en contra mayoritariamente o se abstuvieron.

Se espera que este lunes se tenga finalmente una solución antes que los ánimos sociales empiecen nuevamente a calentarse, esta vez contra el Congreso. Se espera también la clave determinación del Tribunal Constitucional, que sesionará para evaluar la demanda competencial presentada por la administración de Vizcarra y delimite la figura de la Incapacidad Moral.

Si es así, este día el Perú podría contar finalmente con el necesario Gobierno de transición que, además de capear con la profunda crisis sanitaria y económica, debe trabajar con sentido de emergencia sobre la pequeña agricultura, que es la que otorga seguridad alimentaria al país. La gran agroindustria está encaminada por su parte, y, si bien ha sido afectada, ha sabido seguir operando y alcanzado sus mercados en el exterior, al punto que ha demostrado capacidad de crecer en la adversidad.

Todo esto con una campaña presidencial en el horizonte próximo. El Gobierno que surja deberá trabajar 24 horas al día para dar la talla y que los embates de la crisis sanitaria, política y social no sean permanentes.

 

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