(Agraria.pe) El gerente general de Agrícola Cerro Prieto, Alfredo Lira Chirif, habla sobre las acciones que ha realizado su representada para adaptarse a la coyuntura actual, así como las proyecciones de la empresa por cultivo.
¿Qué balance hace de los días que lleva la cuarentena?
La situación ha sido complicada. Sin embargo, el Gobierno ha actuado con mucha diligencia con las agroexportaciones. Al inicio de la producción, se tomaron decisiones correctas en los momentos correctos.
[El comienzo de la cuarentena] nos agarró cuando menos mano de obra necesitábamos por la naturaleza del negocio, y también el equipo directivo se está comportando de manera extraordinaria, tanto adentro —con los cuidados para nuestros trabajadores—, como con la velocidad para hacer compras y con los vehículos que usamos para movilizar a nuestra gente.
Los proveedores se portaron muy bien. Y, luego, el equipo de comunicación y de recursos humanos trabajó como un comando interno que ayudó a las comunidades cercanas a nuestras operaciones con la entrega de equipos de protección personal (mascarillas, guantes y mandiles, entre otros), así como tareas de desinfección que han beneficiado a más de 70,000 personas.
¿Tuvieron dificultades para conseguir insumos?
No. Inmediatamente después de que se decretó la cuarentena, les pedimos a nuestros proveedores de insumos importantes —como cajas de plástico, de cartón, pallets esquineros, entre otros— que nos adelanten inventarios para tres a cuatro semanas y, además, habilitamos almacenes. Todos respondieron y nos ayudaron ante un eventual cierre de carreteras. El inicio de la campaña de palta verde se dio en plena cuarentena.
¿Cómo les fue?
Comenzamos la campaña de palta verde a finales de marzo. Para nuestra suerte, se inició con un retraso de tres semanas debido a factores climáticos. Y, pese a que al inicio hubo algunos inconvenientes por el estado de emergencia, nos ha ido muy bien. Pensábamos embarcar 52 contenedores a Europa, pero al final logramos embarcar 70, que es lo que se exporta en una temporada normal. Además, los precios han estado dentro de lo planeado.
Cuando realizaron sus primeros envíos a Europa, había mucha incertidumbre por las medidas tomadas para contener el coronavirus. ¿Tuvieron alguna dificultad?
No. Toda la mercadería llegó a ser desaduanada y comercializada en el punto de venta. De hecho, cuando llegaron los primeros ocho contenedores tuvimos una reunión virtual con nuestros clientes y nos comentaron algunas cosas relacionadas con el producto, que es lo usual, pero nada que preocupara sobre el desempeño del mercado.
Al parecer el consumo de palta verde en Europa no sé afectó y los precios fueron los que esperábamos. Eso nos ha dejado tranquilos. Claro que no fue fácil, las primeras dos semanas de la cuarentena fueron bastante duras, pero nos organizamos y con el respaldo de todos, logramos salir adelante y seguir exportando.
El único problema que tuvimos fue que los costos de mano de obra se duplicaron porque el transporte movilizaba a menos gente y había una restricción de horas por el toque de queda. Se ha trabajado el 70% de las horas, unas 35 en lugar de las 48 horas habituales. Con el cambio de horario del toque de queda, ahora estamos trabajando 42 horas a la semana.
¿A qué mercados exportan y qué precios obtuvieron por la palta verde?
La palta verde es un producto de nicho. Los principales proveedores de Europa son Sudáfrica, el Perú y, en menor proporción, Israel. Esta fruta se vende básicamente en Italia, Alemania y algo en Francia y Rusia. Esperábamos precios de liquidación de US$ 1.40 por kilogramo, pero nos terminaron pagando US$ 1.50, en promedio, y estamos tranquilos con ese precio.
¿Cuáles son sus expectativas con la campaña de palta Hass?
Comenzamos el lunes 11 de mayo y ya hemos embarcado seis contenedores de palta Hass. En esta campaña debemos exportar unas 32.000 toneladas de esa palta, alrededor de 1.250 contenedores. Estamos tratando de cerrar la mayor cantidad de programas posibles, es decir, contratos con precios fijos. Esto es más fácil en Europa, porque ellos ya están saliendo de la pandemia y sus supermercados están haciendo pedidos, pero en Estados Unidos, por la coyuntura, los supermercados tienen temor sobre si habrá venta o no. Lo poco que hemos exportado de palta Hass ha llegado a Europa con precios de US$ 2.30 y hasta US$ 2.70 por kilogramo, los cuales son buenos precios y hablan de un mercado tranquilo que está volviendo a activarse. Europa va a estar bien, pero hay que esperar aún cómo se comporta Estados Unidos.
¿Modificarán su estrategia por lo que pasa en Estados Unidos?
Lo primero es cuidar nuestros precios en Europa, que se mantengan en niveles razonables. Ellos pueden absorber entre 600 a 650 contenedores por semana de palta peruana. Como somos los jugadores más importantes en esta época del año, si pasamos esa cantidad, si se concentra la oferta en mayo y junio, podemos tener problemas. Por eso necesitamos otros mercados alternativos. Los más importantes allí son Estados Unidos y Asia. Creemos que Estados Unidos va a despertar pronto y como la campaña recién empieza para nosotros, pensamos que van a pasar unas tres o cuatro semanas más para que estemos en el pico de la oferta.
¿Hacia dónde más apuntar en un mundo con una pandemia?
Como empresa y como sector, debemos tener mucho cuidado y mucha comunicación con nuestros clientes y brokers, para tener información en tiempo real sobre cómo se están moviendo las cosas. Demoras tres semanas en hacer el viaje a Europa y dos a Estados Unidos. Entonces, lo que hagamos hoy repercute en las dos siguientes semanas. Hay que tener las cosas claras y la habilidad de abrir nuevos mercados, quizá mandar un poco más de palta a Asia, a Japón y a China.
¿Corea del Sur y Tailandia son una opción?
Son una opción, pero cuando es el primer año hay que tener cuidado con las restricciones fitosanitarias. Como son los primeros envíos de un país nuevo, las autoridades suelen ser más exigentes. Hay que empezar a construir relaciones con nuestros nuevos partners allá.
¿La estrategia pasa por prolongar la campaña y vender a otros mercados?
Esas son las dos alternativas. No es una u otra, son las dos. Para prolongar la campaña tenemos protocolos en algunos campos. Cuando uno no empieza a cosechar un campo de palta, el árbol va madurando a una velocidad más lenta que cuando uno saca la fruta del árbol.
¿Cómo espera que sea el resto del año?
Creemos que las ventas se van a comportar tal como previmos en el presupuesto del año, pero vamos a enfrentar mayores costos de mano de obra. Esto porque para proteger a nuestros trabajadores hay que incurrir en mayores costos de prevención y de transporte, y porque vamos a tener que incorporar a trabajadores no tan experimentados. Esto puede aumentar los costos de las cosechas entre 20% y 25%. Vamos a tener que sacrificar márgenes, pero eso va a ser mejor que perder las cosechas.
En junio comienzan las cosechas de espárragos y arándanos. ¿Qué planean?
En espárragos el negocio cambió drásticamente. Es un oficio logístico, de transporte, y hay que mandarlos por barco. No va a haber aviones de pasajeros por un buen rato. Entonces, los calibres delgados, que son el 5% de nuestra cosecha, los venderemos para congelados y todo el resto irá en barco a Estados Unidos y a Europa. Tenemos naves rápidas que llegan a Dover, Inglaterra, en 15 días, y el espárrago llega bien. De ahí podríamos moverlo en camiones a España o ir a Holanda. Hicimos pruebas con esta estrategia el año pasado y funcionó.
¿Y con los arándanos?
La mayoría de nuestros arándanos son orgánicos y van a Estados Unidos por barco con un tratamiento de frío. Ahí no deberíamos tener problemas, pues ya estamos armando los programas comerciales para julio. Pero este año, el 40% de nuestra cosecha va a ser convencional, no orgánica y ya estamos armando programas para Alemania, España e Inglaterra.
¿Por qué producirán menos arándano orgánico?
Porque estamos certificados en orgánico solo para Estados Unidos y no para Europa, que es un mercado muy pequeño. Nuestro volumen presionaba los precios a la baja. Entonces, lo que hemos hecho es reducir ese volumen de orgánico y abrir nuevos mercados para el arándano convencional, como Europa, China e Inglaterra.
¿Ser una empresa diversificada en sus cultivos fue de ayuda en esta coyuntura?
Sí, definitivamente, aunque somos “palteros” por naturaleza. Tenemos 1.600 hectáreas de palta, 800 de arándanos, 225 de uva y 500 de espárragos. En facturación, este año la palta y el arándano tendrán igual importancia, mientras que espárrago y uva no son tan grandes. Ser diversificados nos permite entregar más productos a algunos clientes y tener mejores alianzas con ellos. Eso siempre es bueno.
¿Han tenido que cancelar algún proyecto por esta coyuntura?
Ninguno. Estamos trasplantando arándanos en Qali Fruits, que es una subsidiaria nuestra; preparando nuestros campos en Colombia, donde compramos 300 hectáreas, y terminando de instalar una prueba de 17 hectáreas de diferentes especies y variedades en Arequipa.
¿Qué lecciones les deja esta crisis?
Que siempre tenemos que ser una empresa sólida, ordenada, con objetivos claros y con la menor cantidad de deuda posible. Si hubiéramos estado endeudados en exceso, no hubiéramos podido reaccionar como lo hemos hecho. Hay que crecer a un ritmo sostenible, nunca de más, porque en ese momento te puede agarrar una crisis de este tipo. Es un tema de orden y de humildad. Hemos pagado utilidades a todos nuestros trabajadores en el momento en que se tenían que pagar y hemos otorgado un bono voluntario a 192 personas hace una semana. Una empresa que haga eso en esta crisis, habla del mejor equipo que se pueda tener.
Fuente: Fresh Fruit