22 noviembre 2022 | 09:22 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Se registran conflictos entre agricultores

Sequía por segundo año conscutivo pone en peligro la seguridad alimentaria en costa y sierra de Áncash

Sequía por segundo año conscutivo pone en peligro la seguridad alimentaria en costa y sierra de Áncash
Sedir recorre varios  campos de Pamparomás, Jimbe y Moro y evidencia drama de agricultores por falta de agua para cultivos de consumo familiar y de exportación

(Agraria.pe) “Si no llueve nos iremos del pueblo. No queda otra alternativa”, así de tajante es Lucio Milla Cadillo, productor de papa del caserío de Huarac Huran ubicado en el distrito de Pamparomás. Lucio junto a su familia viven a más de 3 mil metros de altura y la lluvia es fundamental para ellos porque es la principal fuente de agua. Sin lluvia no se puede sembrar y tampoco puede crecer el pasto que sirve de alimento para los animales que, también, son para el consumo familiar.

Las precipitaciones debieron llegar en octubre, sin embargo, ya ha pasado más de un mes y eso preocupa a los productores de la subcuenca del Río Loco y de la parte alta del valle de Nepeña. La demora de lluvia en esta temporada ya es por segundo año consecutivo y la sequía afecta y retrasa la siembra de productos como arveja, trigo, cebada y habas que forman parte de la base de la seguridad alimentaria rural y nacional.

El 75 % del terreno cultivable de la parte de la subcuenca del Río Loco depende exclusivamente de la lluvia que los productores esperan que llegue en los próximos días.

Sequía en la costa
Según  la Junta de Usuarios de Nepeña, el valle cuenta con 18 mil hectáreas de frontera agrícola de las cuales cerca de 3 mil están destinadas a palto y otras 1 mil para el cultivo de mango como principales productos de exportación que dinamiza la economía local.

“Los compañeros (de la costa) están muy desperados por la falta de lluvia. La dotación de agua ha disminuido hasta en un 80 % desde hace dos meses porque no hay agua. Es un año muy difícil”, remarca el sectorista de la Comisión de Regantes Salitre, ubicado en el distrito de Cáceres del Perú-Jimbe, Luis Huerta Meléndez. Los productores de Salitre apenas reciben media hora de agua por hectárea cada 9 días  y eso afecta el rendimiento de los cultivos.

El cultivo del palto necesita 15 mil metros cúbicos de agua por hectárea cada año, mientras que el mango requiere de  una dotación promedio de 10 mil metros cúbicos por hectárea. Actualmente las plantas sufren la falta de recurso hídrico y, más aún, si están en etapa de floración y desarrollo de frutos. “No llueve y la situación preocupa. Ya no sabemos qué hacer”, comenta el productor de la zona de Larea, Teodoro Morales Huerta.

La falta de lluvia no solo afecta a los productores de la zona sierra, pues esa situación también impacta directamente a sus compañeros de la costa.

Conflicto por agua
El Servicio para el Desarrollo Integral Rural (Sedir) recorrió varios campos y fundos de palto y mango, entrevistó a distintos  productores y el drama hídrico es el mismo en todos los lugares. Incluso la poca agua ya ha generado más de una discusión entre productores. “Ya hay conflictos entre productores de la parte alta y nosotros que estamos en la parte baja. Hay invasiones para nuevas áreas de palta en la zona alta y eso genera que nosotros nos quedemos sin agua”, remarca Elmer Rodríguez de la zona de Puente Piedra en el distrito de Moro.

Sedir ha propuesto que las nuevas autoridades regionales y municipales, que trabajarán desde 2023, prioricen obras de represamiento de agua en la parte alta, fortalecer el riego técnifificado y mejorar la infraestructura vial para optimizar el acceso a los diferentes cultivos destinados para el mercado nacional e internacional.

“La demora de las lluvias y las sequías cada año son más críticas. Es importante que los gobiernos ejecuten proyectos de represamiento. Solo así podríamos garantizar la actividad agrícola para nuestra seguridad alimentaria”, remarcó el director ejecutivo de Sedir, Juan Cerna Espinoza.

Las actividades de Sedir se desarrollan en el marco del proyecto de cooperación con la Fundación Servicio de Liechtenstein para el Desarrollo (LED).