Especialista en políticas públicas destacó caso de Argentina con innovación tecnológica para desarrollar una nueva variedad de arroz y la visión empresarial para crear una industria exportadora de arándanos.
(Agraria.pe) ¿Es más beneficioso implementar medidas proteccionistas o que incrementen la producción? Ernesto Stein, economista principal del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tiene bastante claro que la respuesta va por el lado de la producción y la innovación. Durante su presentación en el Foro Internacional “La diversificación productiva y el desarrollo económico” desarrollado en nuestra capital, recordó que mientras un país como Corea del Sur invierte 4% de su PBI en Investigación y Desarrollo, la media de América latina es de 0.3%, resaltando el caso de Perú que llega a 1% del PBI.
Para el especialista, lo interesante del caso de coreano no es que su exportación se haya incrementado en volumen durante los últimos 50 años, sino la diversificación de la composición de sus exportaciones. “En América latina no hay cambios en el tiempo en cuanto a incrementar la sofisticación de la canasta exportadora. Perú tiene una poco sofisticada donde la minería ocupa una parte muy importante”, comentó.
En ese sentido, refirió que resulta muy importante saber elegir desde los gobiernos las medidas que promoverán el desarrollo de los sectores productivos. Recordó a ese propósito dos casos de la región que demuestran una diferencia en cuanto al enfoque de las políticas: Costa Rica y Argentina.
“En Costa Rica hay un gremio de arroceros llamado Conarroz que logra ejercer un lobby muy fuerte y obtener medidas de protección. Cuando la producción doméstica no alcanza a cubrir las necesidades del mercado interno, los arroceros y procesadores pueden comprar el arroz en el extranjero sin pagar aranceles, así lo importan y venden caro a los consumidores pobres para los que el arroz es parte importante de la canasta de consumo. Esta es una política del pasado”, contó.
En contraposición, refirió el caso de la provincia argentina de Entre Ríos, donde se producía una variedad de arroz para exportar al mercado brasileño, que se vio afectada seriamente por la devaluación del Real a fines de los años 90 pues provocó que los arroceros perdieran productividad. En esa coyuntura apareció el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que se encontraba desarrollando una nueva variedad mejor adaptada a esta zona. “Los arroceros en lugar de pedir subsidios para competir en el mercado brasileño, lo que hicieron fue buscar acelerar el proceso de desarrollo de esta variedad pidiendo al estado provincial que imponga un impuesto para que todos contribuyan a este desarrollo”, recordó.
El resultado fue muy positivo: se introdujo al mercado la nueva variedad y los arroceros recuperaron competitividad, además el INTA se convirtió en líder mundial de tecnología aplicada al arroz y se dedicó a generar nuevas variedades del cereal que hoy exportan al resto del mundo. Stein contrasta los resultados de los dos casos y destacó que en el argentino se logró un aumento importante en la productividad porque la política que se aplicó se enfocó en ese sentido, en tanto que en el caso costarricense el enfoque se puso en la rentabilidad y no tuvo impacto en la productividad (que más bien continuó decayendo).
Visión y apuesta a futuro
Otro aspecto que el especialista del BID destacó es la necesidad de proteger y promover a los exportadores pioneros en nuestros países. Tomó como ejemplo el caso de la industria exportadora de arándanos de Argentina, la que empezó con un empresario al que se le ocurrió probar diferentes variedades de esta fruta en distintas zonas de su país, trabajando de forma ardua en su cuidado y reproducción con una inversión importante. Fue así, señaló, que descubrió una característica notable: Argentina podía cosechar arándanos un mes antes que Chile y en un momento en que nadie más los producía, con lo que podía llegar en un momento de contraestación al mercado de Estados Unidos recogiendo precios altos.
Stein acotó que este caso, que parece exitoso, en realidad no lo fue tanto para el pionero que inició la industria del arándano porque al ver su éxito inicial rápidamente muchos otros productores argentinos empezaron a competir con él, no logrando este beneficiarse de su capacidad visionaria. Propuso por ello una política de “subsidio al pionero exportador” que fije, no en base a sus propias exportaciones sino a las del conjunto del sector, un subsidio que lo recompense por haber creado un nuevo rubro exportador y tener seguidores. “Así, el pionero en este esquema tiene todo el interés de participar en la difusión de los aprendido porque se beneficia de las exportaciones de los demás”, estimó.
El funcionario destacó finalmente el esfuerzo que se hace en el Estado peruano con el desarrollo de las Mesas Ejecutivas sectoriales donde se establecen puntos de diálogo para el desarrollo productivo diversificado.