Chilca dejó de producir para dar usos industriales y de vivienda a terrenos antes dedicados al cultivo. Ahora la producción crece en el ‘norte chico’ y se espera con expectativa el ingreso a los Estados Unidos.
(Agraria.pe) Su consistencia pulposa y su dulce sabor convirtieron al higo en el manjar favorito de miles, sin embargo, en los mercados de Lima siempre se le encontró por breves temporadas, con intermitencias desde mediados de diciembre hasta febrero, pero últimamente ya tampoco eso. ¿Por qué?
El ingeniero William Daga, especialista en frutales, comentó para Agraria.pe que un factor principal para esta situación es lo que está pasando en la que era la zona clásica de producción (y proveedora para Lima) de higos: Chilca. Sucede que debido a la cercanía de este distrito con la capital, muchas de las zonas que tradicionalmente se dedicaban al cultivo, se fueron convirtiendo en años recientes en zonas industriales y de vivienda, con lo que la producción prácticamente ha desaparecido y migrado hacia puntos del ‘norte chico’ como Huacho, Barranca, Huarmey, Nepeña y Chimbote.
“En el mercado local el higo se encontraba durante mes y medio. En brevas (la primera de las dos cosechas que produce la higuera) oscila de septiembre a todo octubre, y de ahí desaparece y empiezan los higos en la quincena de diciembre y antes de Navidad hasta la última semana de febrero, ahí se acababa. Eso era cuando teníamos sembradas zonas en Pisco y Chilca, pero ahora el cultivo se ha trasladado a la zona norte, las nuevas áreas están en Huacho, Huarmey, Casma, Nepeña”, explicó.
Agregó que en estos lugares se pueden encontrar las dos variedades del fruto: Black Mission y Toro Sentado, con la ventaja de que en el ‘norte chico’ se puede producir higo todo el año, en contraestación. De hecho, se le puede encontrar allí en mayo, junio, julio, agosto y septiembre, algo que dos años atrás no era posible y que se debe a estas nuevas áreas de cultivo, siempre con mayor producción en el periodo diciembre-febrero.
“La variedad Black Mission es la más conocida, de forma alargada, en tanto que la Toro Sentado es un poco más grande, de piel gruesa y forma globosa. Ambas son las variedades que exporta Perú y que han alcanzado precios FOB en los últimos años de 5 a 7 dólares el kilo para exportación. En aduanas he visto hasta 9 dólares el kilo. De agosto a octubre es la ventana más fuerte que tenemos de esta fruta como breva, que es la fruta más grande. Luego ya en octubre, noviembre y diciembre se exporta lo más grande y lo más pequeño queda para el mercado local que es para fruta fresca y seca”, refirió.
¿Y qué sucede con las zonas productoras del sur como Arequipa, Tacna y Moquegua?
De acuerdo al ingeniero Daga, en Arequipa hay pocas zonas dedicadas al cultivo, especialmente en el distrito de La Joya, donde se produce principalmente para el mercado local (con la particularidad de que sacan su producción un poco adelantada para julio-agosto). Igual dinámica se da en Moquegua y Tacna, donde el crecimiento de la producción no es importante pues se necesitaría desarrollar primero la logística que permita trasladar la fruta hacia el norte y posibilitar su embarque en el Callao por vía área (casi todo el higo se exporta por aire debido a su perecibilidad).
En cuanto a las noticias recientes sobre la posibilidad de que el higo peruano ingrese al mercado de Estados Unidos antes de que finalice este año, el especialista aseguró que contamos con un importante volumen para entrar a este nuevo mercado y que conforme la demanda del país norteamericano mejore, se incrementarán las áreas de cultivo en Perú.
“Hay varios campos nuevos. Lo importante es que el higo es una planta que resiste el agua salada y el suelo salobre, requiere poca además, por ello es ideal para la costa y crece muy bien. Si la demanda crece, la gente va a invertir en eso. Además, el costo de instalación de una hectárea de higo está entre los 3.000 a 3.500 dólares, frente a otros cultivos que sí son bastante caros”, resaltó.
Según sus cálculos, hoy deben existir un promedio de 150 hectáreas de higos produciendo con alta tecnología –gracias a empresas como Athos, que produce en Nepeña- y unas 250 sin tecnología, con lo que se puede establecer un estimado total de 400 hectáreas dedicadas al cultivo en todo el país.
Finalmente, Daga destacó que el higo empieza a producir al segundo año y tiene una planta que puede durar hasta 100 años con 60 de producción. Se trata, en definitiva, de una planta rústica que usa pocos pesticidas –excepto para la mosca de la fruta y la roya- y que crece sin problemas en suelos arenosos, una característica que es limitante para otros cultivos, pero no para el delicioso higo.