Por: Jhony Rojas Rojas, presidente de la Confederación Nacional de Apicultores (Conapi)
(Agraria.pe) El Perú sigue asistiendo a un acelerado crecimiento de su agroindustria sustentada en la incorporación de alta tecnología y cultivos orientado a los mercados mundiales cuyas demandas y diversificación son aliados perfectos; este proceso internamente está repercutiendo en la incorporación de medianos y pequeños productores a esta dinámica agroindustrial. El valor agro exportado ya suma 10.000 millones de dólares (2022) posicionando al Perú en líder, caso arándanos, paltas (Hass), alcachofas, cítricos, mangos, etc.
El desarrollo de esta agricultura, está induciendo a la necesidad de servicios claves en la productividad como el referido a la polinización, es una demanda creciente e insatisfecha frente a la amplia frontera agrícola de cultivos como Palta, con siembras totales de 60 mil hectáreas, arándanos unas 20 mil has, cítricos 75 mil has (naranjas 29 mil, mandarinas 18 mil, toronjas 4 mil y limones 25 mil has). Esta es una de las grandes oportunidades para fomentar y consolidar un desarrollo sinérgico entre agroindustria y apicultura.
Un tema preocupante y de mucha actualidad está referido al cambio climático asociado a la creciente deforestación que están impactando en la apicultura a través de la reducción de espacios y especies de nuestra flora que a pesar de ser una de las más diversificadas en el mundo merece su acción para revertir las perdidas; el Perú tiene en los bosques secos costeros una de sus principales espacios para desarrollar la apicultura que junto a los valles andinos y de la selva están en capacidad de ofertar diversidad de miel exóticas e incursionar en la producción de miel orgánica.
La miel es el producto símbolo de la colmena, pero también existen otros subproductos como polen, propóleos, jalea real, y bebidas como el hidromiel; son cosechas provenientes de la pequeña y mediana apicultura asentada en las tres regiones naturales, costa sierra y selva; se estiman existan actualmente alrededor de 35 mil apicultores y 350 mil colmenas, numero de colmenas que durante el crecimiento agroindustrial ha experimentado un alto crecimiento.
En términos de rendimiento de miel estimaciones dan cuenta que el promedio oscila entre 8 – 10 kilos/colmena/año. Este bajo rendimiento sólo se explica en tanto la apicultura como actividad económica, está muy distante de catalogarse como una actividad profesionalizada y en tránsito generacional. Los impactos en el mercado se reflejan en la reducida capacidad de exportación (4,500 kg el 2022) que en los últimos años ha decrecido el volumen exportado (7,800 kg el 2018). En lo referente a importaciones de miel esta fue de 1,2 millones de dólares (2021) principalmente de España y Francia.
El mercado nacional refleja las características de la propia apicultura en cuanto a su ausencia de institucionalidad de los apicultores, la gran informalidad y el creciente comercio de miel adulterada práctica que crece como resultado de la falta de mecanismos e instrumentos legales e institucionales que desmotiven/sancionen el comercio adulterado y motiven hacia la formalidad.
Lo antes reseñado es el escenario que muestra invaluables potencialidades de desarrollo para la apicultura y los apicultores y desde la Confederación Nacional de Apicultores (Conapi), gremio de los apicultores, estamos en franco proceso de contribuir hasta convertir a la apicultura en una actividad sostenida, competitiva y, de tan o igual capacidad para generar suficientes ingresos económicos para la familia apícola. En este propósito, la Conapi a lo largo de su corta vida institucional está enfocando sus esfuerzos en: